El país que nunca soñamos

Solo recuerdos y nostalgia nos vienen a la memoria de lo que fue nuestro país, cuando comúnmente decíamos: "¡Ta´ barato, dame dos!". Vivíamos en una superabundancia en todos los productos de la cesta básica. Y de los precios, ni hablar, porque comparada con la realidad de hoy, no nos afectaba tanto como la atroz inflación que actualmente está acabando con el poder adquisitivo de todos los venezolanos. Eran gobiernos de la Cuarta República donde el populacho decía: "Los adecos y copeyanos roban, pero te dejan robar". Es decir, se le hacía un honor a la inmoralidad, sin calcular el inmenso daño que se le estaba causando al patrimonio económico de la nación.

Así vivíamos y transcurrían los años con una aparente normalidad en el país, donde casi no se conocía la escasez de los productos más elementales en la mesa de los venezolanos, ni de la hiperinflación que nos está afectando a todos por igual, es decir, acabando con ricos y pobres, donde sobrevivimos más pobres que ricos, con una clase media extinguida casi en su totalidad, porque en este país los profesionales dejamos de pertenecer a la clase "B", como en otrora estaba clasificada la sociedad, por clases, cosas del capitalismo, y todo gracias al "Socialismo del Siglo XXI".

La realidad era que durante los 40 años que gobernaron los partidos de la Cuarta República (AD y COPEI) Venezuela estaba pasando por una total decadencia político-moral, producto de una dirigencia partidista sumergida profundamente en la corrupción, amén la desconfianza que tenía la gente en las estructuras partidistas, causando un vuelco de desconfianza en sus dirigentes más "conspicuos", con lo cual surge el fenómeno político del Comandante Hugo Chávez, quien después de su fallido golpe de Estado en 1994 en contra del gobierno constitucional de, Carlos Andrés Pérez, y ulteriormente, de someterse a la justicia y pagar cárcel por esa acción, el líder del ¡Por ahora! logró una contundente victoria electoral en los comicios celebrados en 1998.

Chávez prometió refundar la República para garantizarle una mejor vida a los venezolanos. Creo que la mayoría confiábamos en esa oferta que con el devenir del tiempo se fue convirtiendo en una simple utopía, porque soñamos con una mejor calidad de vida, un país sin corruptos, con esperanzas de vivir dignamente, pero jamás pensamos que íbamos a padecer esta tragedia que cada día se hace más imposible de superar.

Transcurrieron 13 años de gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez Frías. Ensueños más que realidades transcurrieron durante su mandato, con muchas ilusiones y esperanza esperando la consolidación de una nueva sociedad sin los vicios del pasado.

Creo que no hace falta referirme en este escrito a la supuesta guerra económica de la que hace seis años viene hablando Nicolás Maduro. Ni tampoco al bloqueo económico impuesto recientemente por el presidente de Estados Unidos (EE.UU.) Donald Trump, ni el problema de la escasez y especulación de los alimentos, habida cuenta, la superinflación imposible de ser controlada por el Estado, aunado al gravísimo problema presentado a nivel nacional con la escasez de la gasolina.

El Ejecutivo Nacional pretende presentar mediáticamente una Venezuela donde se vive en "el mar de la felicidad", mientras que la verdadera realidad del país se hace cada vez más calamitosa y extremadamente difícil de superar. Necesitando para ello por lo mínimo 50 años para lograr la soberanía económica que todos anhelamos para dejar de ser el país que nunca soñamos.



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Roger Sarmiento


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