El fantasma comunista y su laberinto nos habla del deber revolucionario de pensar en la revolución mundial, atacar al capitalismo en todos los campos de batalla posibles para vencerlo. Hay una posibilidad histórica, si nos enfrentamos con decisión, si luchamos, convencidos y con ideas claras, con la higiene socialista del espíritu, no con el sebo capitalista, ir por el poder y echar a un lado las reformas capitalistas, la paz boba: hay que derrotar al enemigo de frente, sin coger la vereda.
La conquista de la paz, la democracia, y el reformismo son objetivos políticos írritos, o simplemente imposibles de alcanzar. La paz sin justicia social e igualdad no existe; una democracia verdadera en la sociedad de los privilegios es una quimera, una sociedad dividida en poderosos ricos propietarios y pobres esclavizados y alienados, con el mismo pensamiento aspirante de sus verdugos. Es imposible doblar al capitalismo y tocar con él al desinterés filantrópico, ¡imposible domeñar al capitalismo y a su avidez por el lucro!
Frente a la falsa elección entre capitalismo y reformismo solo nos resta tomar el poder y adelantar la revolución socialista mundial. Es urgente salvar al planeta del capitalismo; de la destrucción a consecuencia de la súper explotación y superproducción anárquica e irracional, salvar al planeta de la avidez por la ganancia. Para hacerlo, el método correcto, es avanzar sin pausa hacia la toma del poder, sin ñemeos y clemencia sobre la "lógica del capital", demoler por completo el edificio del capitalismo, la producción de plusvalía, la explotación, la acumulación capitalista y todos sus estímulos espirituales: el anhelo fatuo de ser un ser privilegiado, exclusivo, distinguido; la competencia social sucedánea de la competencia material y económica.
El reformismo en Venezuela se reconoce al instante con el llamado reiterado a la paz, ¡la paz boba! Ella no es otra cosa que una conciliación con el enemigo, repartirse los espacios de poder con el capitalismo. Algunas veces el capitalismo accede, pero solo y cuando se agotan las opciones de fuerza, las tiranías, las dictaduras; algunas veces es más redituable activar la falsa democracia burguesa y otras veces es mejor contener con fuerza a la masa trabajadora y al "repuesto" de los desempleados. Por eso hay que cuidarse más del reformismo el cual hechiza y engaña a las masas revolucionarias con ilusiones de paz y reconciliación social, ¡negros y esclavistas sentados y comiendo en una misma mesa!: eso no existe ni siquiera en el cine.
"…Si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se cometa una injusticia en el mundo, somos compañeros…"
El internacionalismo de Che, Fidel, Chávez, vs los problemas nacionales. Una revolución nunca tendrá éxito si se circunscribe solamente al ámbito nacional, debe expandirse por todos los espacios extra nacionales, debe ser internacional. Fidel lo sabía, Chávez lo sabía, ni hablar de Che, todo revolucionario debe ser internacionalista; si no lo es queda bajo sospecha de demagogo y oportunista. Atender a los problemas locales y nacionales es un comienzo de la revolución, pero su internacionalización es necesaria para crecer y sostenerse en el tiempo, visto desde todos los. Los congresos internacionales socialistas, marxistas leninistas, bolivarianos, guevaristas, deben ser reivindicados y reactivados. Así como los organismos internacionales de cooperación e intercambio entre los pueblos, como el Alaba, Petrocaribe, Unasur, defender y apoyar toda iniciativa en defensa de los países más débiles, pero sobre todo de los pueblos vulnerables por encima de los propietarios terratenientes y capitalistas. Los problemas nacionales no deben distraernos de las confrontaciones de clase, de la explotación y la desigualdad. Por otro lado, defender la prerrogativa que tenemos sobre nuestras riquezas nacionales no nos da autoridad ni derecho a destruirla y dejar sin sustento a toda la especia; primero la especie, primero la sociedad humana; todo interés personal o de clase, puesto por encima al interés de la especie y la sociedad humanas, debe ser vencido.
El fantasma comunista sigue aterrando a los capitalistas y reformistas del mundo, no es tiempo de llorar sobre la leche derramada, hay que levantarse y seguir adelante, como Kohan, sin perder el rumbo hacia la revolución social socialista y comunista, sin miedos y complejos, sin vergüenza pequeñoburguesa. Nosotros manifestamos nuestra satisfacción por el señor Néstor Kohan que, aun siendo joven acumula mucho estudio en sus escritos y muestra mucha vitalidad intelectual, está en pie de lucha haciendo bien lo que sabe hacer mejor: pensar y escribir como un auténtico marxista del siglo XXI.