Mi buen amigo además de economista, egresado de la UCV, es opositor. Todos estos años hablamos con frecuencia y largamente. Eso lo podemos hacer, no sólo porque nuestra amistad es de años, sino que está fundamentadas en intereses culturales respetables para ambos. Además, desde su perspectiva, un hombre conservador y habiendo tenido vínculos con los grupos gobernantes del pasado y la mía, la que suelo definir como un viejo militante de la izquierda, usualmente contrario a los extremismos porque así no transcurre la vida ni los cambios saludables y sensatos, simple maestro de escuela o "de los de abajo", que si en algo ha sido audaz es atreverse a soñar y siempre andar jorungando, preguntándole a los acontecimientos para aprender de ellos, aunque siempre esté con los bolsillos limpios, hemos podido conversar abundantemente de la política sin que esa amistad nuestra se vea afectada y cada conversación termina en una invitación para la próxima.
Todos estos años solemos discrepar en asuntos fundamentales. Lo digo así, porque insistiré en mi terquedad de pensar que siempre hay mucho en que acordarse y, habiendo esta posibilidad, el diálogo e intercambio nunca están demás. Y no es extraño que, si se actúa con sensatez, uno descubra que al dialogar con quien imagino mi "contrario", hallo todo un amplio campo de posibilidades para acordarme con él y hasta en conjunto hacer muy buenas cosas.
Mi amigo que es culto e inteligente y por serlo no anda subestimando a nadie; además como dije, es economista, sabe bastante bien lo que aquí sucede y al hablar conmigo no lo hace con la típica arrogancia del conservador que cree posible con embustes y simplismos va a engatusar a todo el mundo, incluso a quien se supone bien conoce. Por eso su conversación es ajena a simplismos como que "aquí hay una dictadura" y "el socialismo de Maduro, como todo socialismo si para algo sirve es para prodigar pobreza". No lo dice, porque se respeta así mismo, conoce de la historia de la economía, del pensamiento económico y no quiere correr el riesgo que sus contertulios, entre los cuales pudiera haber alguien quien también sepa de esos asuntos, le juzgue mal y hasta quien ponga en entredicho la validez de sus juicios, sobre todo por hallarlos faltos de sensatez y seriedad intelectual.
Y lo que me dijo que, para un simplista opositor pudiera parecer el juicio de un chavista o "colaboracionista", como ahora gente opositora califica a todo aquel que discrepe de los extremismos golpistas, partidarios de la invasión, guerra y rendimiento incondicional del adversario, no es más que el diagnóstico acertado de la realidad venezolana. Y siendo ella así, él por su formación académica, honestidad intelectual y respeto a las personas con quienes habla, no puede ponerse a inventar otra realidad para coincidir con un discurso político convencional y utilitario.
¿Y qué dijo mi amigo?
Dice que lo mejor que pudiera suceder es que las partes enfrentadas y que participan en el diálogo, pese no sean ellas representación de la totalidad venezolana, dejen la arrogancia y opten por llegar a acuerdos sustanciales que permitan recomponer al país. Según él, el gobierno está atrapado por las medidas económicas de Estados Unidos y su propia incapacidad para diseñar políticas para romper el cerco. Pero la oposición también, de tanto tirar de la cuerda, ha terminado enredada. Dice que los grupos económicos internos, según las cifras que maneja, están recibiendo enormes beneficios incluso invirtiendo menos capitales y esfuerzos; es decir no tienen motivos para estar inconformes o urgencia por salir del gobierno. Hasta los trabajadores del sector privado, por supuesto en importantes áreas, reciben salarios muy por encima del mínimo, pues se les calcula en base al dólar, como con la economía toda. Ese sector, según él, aparte de las motivaciones políticas derivadas de la fuerte confrontación de estos últimos años, no se plantea el cambio de gobierno del modo perentorio como la clase política. Piensa que esta es una de las razones por las cuales los políticos opositores han perdido su sintonía con las multitudes. Aun cuando admite que el gobierno de Estados Unidos tiene sus particulares intereses que están dentro del panorama de la Venezuela con enormes reservas naturales y la competencia de China- Rusia, un fenómeno nuevo en nuestro espacio.
Al pedirle entonces, viéndole razonar de aquella manera y en virtud que alrededor nuestro habían unos cuatro jóvenes, hiciese como economista un diagnóstico de la Venezuela de ahora, sin meditarlo, sintiéndose obligado por las razones al inicio descritas respondió:
"Estamos en una sociedad que llamarle "capitalismo salvaje" es poca cosa. Yo le agregaría los adjetivos de brutal y cruel". Es cierto que hay servicios como luz, agua, electricidad y hasta gasolina que son gratuitos, aunque debemos admitir que cada día cunde la amenaza que se deterioren al máximo por lo mismo, pero en las demás área, como alimentación y salud, por sólo nombrar dos básicos, al venezolano le están aniquilando. Cada día es más difícil para las mayorías satisfacer esas necesidades y mientras esto sucede, empresarios y comerciantes ganan como nunca antes lo habían hecho. Y en esas condiciones, la oposición sólo da muestras de luchar por hacerse del poder sin darle a eso ninguna importancia. Una amplia capa de empresarios, grandes, medianos y pequeños, están satisfechos con lo que acontece y en consecuencia con el gobierno, por eso ustedes no les ven en el debate y la confrontación. Y esta, repito, sólo se da en el ámbito de lo político. A esa oposición, como a la gente del gobierno, no interesa el estado de vida de los trabajadores, sobre todo de quienes prestan sus servicios al Estado, cuyos salarios están estancados mientras la inflación hace a diario sus estragos.
Siendo así las cosas - comencé a hablar - mientras el gobierno se defiende de los ataques políticos, de todas las incomodidades que eso genera, pensando en la violencia, que no toman en cuenta para nada la problemática de la gente común, las agresiones y sanciones de Trump que más que a Maduro, como lo prueba tu análisis y diagnóstico, afecta a ella, y además el sector económico, como dices y creo, se siente satisfecho y seguro, pues el fantasma de las expropiaciones que en un tiempo asustaron se fue muy lejos, debe existir, aun cuando nadie lo haya declarado, un estado de paz y concordia en cierto ámbito que favorece al gobierno y fortalece a Maduro y hace difícil su salida, a menos que haya un acuerdo inteligente para generar todo el cuadro necesario para recuperar a Venezuela.
"Eso creo", dijo mi amigo. Pero la oposición debe entenderlo y el gobierno también. Pues aun cuando este se mantenga, lo hará en las mismas condiciones actuales, como las gestiones de Trump persistirán y todo eso hay que desmontarlo.
¿Entonces? Pregunté ¿qué hay del socialismo?
"Tu bien sabes", comenzó a hablar mirando a los muchachos, "que por mi formación académica no puedo hablar de manera que tú y estos jóvenes me mal juzguen" y agregó dentro de un largo discurso, lo del socialismo es una oferta que Maduro dice estar cumpliendo para mantener el respaldo de mucha gente y mostrarse como un indudable heredero. Se trata solamente de eso, pues como te dije "aquí lo que hay es un capitalismo brutal y cruel". La oposición de dentro y fuera, habla del socialismo venezolano, porque se apoya en lo que dice Maduro y quienes gobiernan, para descalificar algo que siempre han combatido y al cual temen; y muchos, de la gente común, sin saber a ciencia cierta qué es eso.