Lo primero que hay que decir es que al imperio no hay que creerle "ni un tantico así", como decía Che. Sin embargo, está desesperado con maduro y saca algunos trapitos sucios al sol. Somos un país soberano y la justicia del imperio no nos afecta. Dos, que Venezuela no produce cocaína. Tres, que si hay un cartel de la droga que inunda a EEUU, se deben mostrar pruebas y ellos, por alguna razón, no lo hacen o no las tienen (a menos que las tengan y las estén usando ahora como chantajes). Cuatro, que EEUU está inundado de cocaína y heroína desde hace muchísimo tiempo (es el primer consumidos de estupefacientes en el mundo) a través de México, Colombia, Perú etc. que son los grandes productores de coca y cocaína, y ahora heroína en el mundo (¡y su propio país!, que inventó la súper mariguana, el éxtasis, y cuanta mierda consumen los jóvenes allá). Cinco, que la DEA es una organización poco confiable para el combate de la droga, pero sí ha sido muy eficiente para financiar golpes de Estado y conspiraciones junto a la CÍA, con dinero de la droga, cuidándose de no usar el dinero de los contribuyentes para "acciones ilegales". Seis, que los únicos que podemos condenar y juzgar a Maduro y a su gobierno somos los venezolanos.
Los socialistas no acusamos a maduro y su gobierno de narcotraficantes (porque no tenemos pruebas), sino de traición y de vender su alma al capitalismo y a todo aquello que se deriva de él – como el oportunismo, la corrupción y la decadencia espiritual y moral; indolencia, codicia, practicados en un individualismo gregario y exacerbado, en una guerra de "sálvese quien pueda" –. Para los socialistas, condenar a Maduro es condenar al capitalismo, al imperio y sus valores, junto a todos los gobiernos que lo promocionan; a Trump y su obsesión por dominar al mundo y su gobierno de lacayos guerreristas, indiferentes al destino de los más pobres que no consumen cosas caras.
La Venezuela socialista no hace ninguna diferencia entre Trump y Maduro, en todos los sentidos; tanto psicológico como político, los dos parecen indiferentes a lo que pasa en su rededor y en el mundo, con la gente común, real, viva; se muestran ridículos y dislocados a la hora de dar declaraciones, bocazas, cada cual a su propia escala. Los dos son contradictorios, Trump habla de un narco gobierno corrupto y apoya a Colombia, que es un narco gobierno; o, en medio de la crisis de la epidemia, es el caso de los respiradores, una vez no son necesario y otra obliga a la GM a fabricarlos con la ley de producción para la defensa. Maduro un día dice que Trump no es responsable de las decisiones que toma y el otro lo insulta; los militares se ponen a producir tapabocas en las empresas militares pero dejan que los empresarios venezolanos pasen sus vacaciones tranquilos, nadie los obliga a nada (Maduro les tiene más miedo que al mismo Trump).
Los socialistas nos tenemos que defender tanto de uno como del otro. Maduro, como usurpador del símbolo socialista, el cual lo ha acomodado a sus propios modales y malos usos del poder; desprestigiándolo y calumniándolo con sus prácticas políticas ineficientes y plagadas de anarquía y corrupción. Y mientras tanto, Trump haciendo lo que en los EEUU saben hacer: mentir y mentirle al mundo sobre el socialismo, satanizando todo aquello que amenace la gran propiedad privada y al capitalismo y sus valores, y a su estilo derrochador, devastador y superficial de vida.
Alguien asesora hoy a Trump para que active la ley de producción para la defensa, vistas las opiniones de personas a favor de salidas socialistas, o con ese carácter, como es el caso de la cantante Britney Spears a través de un Tuiter. Son personas que influyen en la mente de una población desconcertada por la pandemia y ellos lo saben, huelen una posible "mutación" en la conciencia de la gente. Pero Maduro, que debería, solo por el hecho de usurpar el símbolo socialista, estar obligando a las clínicas privadas, a la empresa privada en general a ponerse al servicio de la las soluciones a la crisis, todavía no lo ha hecho y de seguro buscará la manera de no hacerlo. Conindustria quiere el dinero del Estado mientras están parados, sin dar nada a cambio, como parece ser lo natural en el capitalismo colonial (aupado por maduro y sus ministros).
Maduro y su gobierno, siempre estarán a la zaga del mundo porque no tienen clara la estrategia, no saben si son socialdemócratas reformistas o capitalista liberales (¡porque socialista no son"), no saben si defender a la gente necesitada o proteger a los vagos empresarios, verdaderos godos oligarcas, de este país ¿Dónde está ayudando Lorenzo Mendoza a los habitantes de Venezuela, en la crisis incierta del coronavirus? ¡Dónde está el gobierno que lo obligue a producir insumos necesarios para protegernos y alimentarnos adecuadamente! ¿Dónde están las farmacéuticas y las farmacias?... ¿Dónde una persona común puede conseguir un tapabocas, guantes, alcohol, cloro, para protegerse adecuadamente, porque ¡debemos salir a la calle a buscar comida proteica, vitaminas, etc!.? El gobierno está esperando que pase todo "mágicamente" para seguir dialogando con la empresa privada y desarrollar las "fuerzas productivas"… ¿Cuáles? ¿Estos energúmenos, capitalistas atrasados, que no son capaces de ayudar a nadie, ni siquiera en una crisis planetaria de resultados inciertos? ¿Con estos dinosaurios se asocia maduro para construir el socialismo, ¡el día del coño!? Ni siquiera Trump resulta tan contradictorio, ahora viéndolo bien.
El asunto es que en medio de esta situación es donde se pone a prueba la calidad política de nuestros dirigentes. Ahora es cuando sabremos qué tan socialistas son, qué tan inteligentes, dialogantes, humildes; cómo pueden justificar sus discursos y arengas en favor del pueblo y de Chávez, del socialismo en términos prácticos... No pueden ser (¡Por Dios!) tan reactivos, y andar siempre a la saga de todos, esperando un insulto, esperando una sanción, esperando, esperando, esperando sin saber qué camino tomar. Vuelva al Plan de la Paria y construyan ahora mismo socialismo, no esperen a Trump para hacerlo.