Por los precios, quienes los ponen siguen a dólar to day que es como seguir a Trump y toda su camada y los que con estos acuerdan para que la gente crea, pero también por todo el espectro que eso genera, los intelectuales y explicadores de un lado y otro ofrecen lo que creen o les conviene y pese ellos crean y uno también, que son diferentes y miran distinto, en algo fundamental coinciden, todo lo ven en blanco y negro. Pero así actúan frente a todo, la crisis, la confrontación y las posibilidades de esto arreglar, son sólo de esos dos colores.
Uno, tratando de aprender, en lo que la vida se nos ha ido sin lograr de eso un carajo, como tampoco real, de vez en cuando lee hasta intelectuales valiosos. Porque de estos hay en un lado u otro; unos apoyan a Guaidó y otros a Maduro. Como unos defienden hasta Trump, aunque parezca extraño y otros le hacen la guerra; cosa difícil porque el presidente USA no es tanto que hace la guerra pero si asusta con ella.
De esos intelectuales, uno lee cosas que le ponen a imaginar a Trump mismo abordo y al comando de una gabarra, tal es la desesperación, llena de marines moqueando y titiritando de fiebre por el Covid-19, navegando a toda máquina por el Caribe con rumbo a Venezuela a invadirla ya para entregarle el poder a Guaidó y por eso dicen todos los días, con persistencia y como quien entona un ritmo de guaracha "hoy es la vaina". Ahora mismo, 1° de mayo, Guaidó ha hablado como si estuviese a un tilín de meterse en Miraflores y eso cree porque sus teóricos, intelectuales, le pintan un paisaje con un caminito expedito hasta allá. Son intelectuales que saben que la vaina no es así, pero como perdieron lo que las distintas oficinas de cultura, del ministerio mismo, de PDVSA, etc, antes les daban y se las dan a otros, están locos de bola y sueñan eso, que de un momento a otro recuperan su vaina. Es decir, no es que vean a Trump venir aun en el estado antes descrito, materialmente hablando, sino que lo desean. Están más bien como con la calentura del virus, del tifus o cualquier otra vaina, como esa de sentir que algo les falta para sentirse grandes o que así les perciban y entonces, por la fiebre misma comienzan a ver visiones y estas confunden con lo real y, en veces, en estado de aparente paz y tranquilidad, simplemente desean que la realidad sea así. No son visionarios, a lo Bolívar, que fue capaz de ver la realidad del futuro, sino que se pajean una vaina que quieren para sacarle provecho.
Hago un paréntesis para advertir que la vaina es seria. No hablo de esos periodistas palangristas que fabrican bodrios y los venden como ese tipo que lo último que hizo fue tomar una foto que habla de un bote de tomates por unos campesinos en un país cualquiera y la reproduce con una nota como si eso fuese en Venezuela. No. Ese no es un intelectual, siempre ha sido eso, un palangrista, periodista de baja calidad intelectual y humana.
A esos intelectuales de quienes hablaba antes les gusta escribir, hablar y hasta pintar, pero bueno es cilantro más no tanto, si no hay quienes lo que escriben, hablan, pintan, lo publiquen, exhiban, y hasta respalden por lo menos con las distintas formas de homenajes. ¿Cómo puede mirarse y más que eso, sentirse un intelectual, viendo que el poder oficial no les toma en cuenta, que su palabra y enfoques no interesan? ¿No se les invita a eventos, envía al exterior a explicar lo inexplicable? Pues muy mal y entonces se deprimen y empiezan a ver visiones. Estando en ese trance, no teniendo gente ni soldados, optan por lo que ya dije, mirar puras visiones, marines y soldados americanos que invaden para poner en el poder a quienes si pudieran valorar, en todos los sentidos su palabra y sus gestos y más que eso, pagarles como Dios manda.
Entonces los intelectuales de ese lado hacen su narrativa, cuentan la cosa como no es pero que ellos quieren que sea es y saben que a los líderes, que nada saben qué hacer, les cuadra y conviene para tener que ofrecer en lo inmediato, porque la vaina tiene que ser para ya; nada de aquella de los aspirantes a héroes de la década del sesenta del siglo pasado, para quienes "la guerra era larga", repitiendo una rutina que habían dicho chinos y vietnamitas, pero ellos se lo decían a uno como si acabaran de descubrirlo en la biblioteca de la UCV. ¡Cómo olvidar a mi amigo, ahora hinchando por Guaidó, que aquello me ofreció como alternativa siendo yo un jovencito provinciano acribillado por el hambre e imposibilitado de seguir mi carrera en aquella universidad! Lo mío, que era el comer y poder seguir en la UCV, era para ya. Pero él, intelectual me engatusó, sólo que yo me quedé para siempre de este lado y él se fue para el otro.
Y después de ese su diagnóstico, que Maduro se está cayendo, pero no porque haya perdido apoyo, se le hayan roto las patas, sino porque por allí vienen las tropas que Trump trae en aquella gabarra, pero al mando de Julio Borges para darle su tinte nacional, a quien algo diga, ponga en duda, le espetan:
"¡Estas con nosotros o con ellos! ¡Aquí la vaina es blanca o negra! No hay pa´ donde cogé ni qué escogé. ¡Tómalo o déjalo! Si no ves la gabarra, que tampoco es gabarra, es una nave nodriza, como las que anuncia Adriana Azi, es porque estás con Maduro."
Y allí se quedan esperando que la tormenta se calme, se reorganice y venga como ellos la imaginan y desean.
Pero el gobierno no tiene nada de pendejo. Tiene sus intelectuales que a los de la oposición le hacen la contra.
Por mucho que uno haya visto en la vida siempre le atraerá, como cuando niño, aquellos de los imanes. Viendo a los polos de un mismo signo repelerse y los opuestos atraerse con tanta intensidad, uno se divertía pero al mismo tiempo asombraba. ¿Cómo los polos opuestos se atraen y los iguales se repelen?
¿Cuál es el misterio, por qué a un hombre de carácter débil le atrae intensamente una mujer fuerte? O al contrario, ¿por qué mujer fuerte rechaza a hombres también fuertes como ella?
En la vida política venezolana ahora se nota intensamente como los polos opuestos, opositores y oficialistas extremistas – sólo dije extremistas – se atraen intensamente, si no por amor, por el profundo odio que a ambos atrapa. El extremismo viene dado por lo visceral que hay en que cada quien. "Yo estoy con aquellos y tú con quienes están allá"; "Tu gobiernas o respaldas a quienes lo hacen y yo quiero gobernar o respaldo a quienes quieren hacerlo". "Aquella raya es tu madre y esta la mía; si pisas a mi madre te mueres, aunque te hayas tropezado:"
"Tú recibes los honores y representaciones que yo aspiro". "Tú estás empeñado en quitarme lo que ahora tengo y me gané jodiéndome bueno y sabroso".
Intelectuales del gobierno no es que se inventen una realidad o la narran para que el gobierno se sienta complacido, sino que la verdad verdadera la cuentan por la mitad. La recortan, le cercenan, lo que creen sobrante lo esconden o lo botan y hasta entierran para que nadie la vea completa, ni ellos mismos en un momento de arrepentimiento; sólo exhiben y narran lo que dejaron. Temen que el poder se percate si miran completo; por eso borran todo aquello, pues lo contrario les volvería peligrosos y futuros desleales.
La narrativa desde la visión oficialista es que todo lo que aquí pasa es por culpa de Trump y sus sanciones; hasta que la mata de mamón haya salido macho y también de los opositores que a aquél hacen el coro y los trabajos de carpintería. Todo ese montón de empresas expropiadas, quebradas por la corrupción, desidia, excesivo centralismo estatal, están así por aquellos. La debacle de la industria petrolera no se explica sino por la injerencia de Trump; allí no tiene la culpa ni siquiera Rafael Ramírez y menos quienes después siguieron manejando el asunto y no pudieron aquello revertir. Tampoco hay culpa de ninguno de adentro cuando al hacer el balance de los últimos 20 años, se comprueba que quedamos pegados al rentismo y hasta más que antes. Y hay que apelar al oro hasta para medio comer porque seguimos sin percatarnos que tenemos tierras y agua para "tirá pa´" arriba. Y el no haberse dado cuento de eso o no haber hecho nada en ese sentido en estos 20 años, es pura culpa de Trump, Guaidó y todos los opositores.
Y es así, no hay que buscarle 4 pata al gato. Quien no vea esa "crudita realidad" es porque está con Guaidó y la oposición extremista. No hay que buscar otra explicación.
"¡Estas con nosotros o con ellos! ¡Aquí la vaina es blanca o negra! No hay pa´ donde cogé ni qué escogé. ¡Tómalo o déjalo!"
"Si no nos apoyas pese todo lo malo que percibas, es porque estás con Guaidó y el imperialismo."