El aforismo sugiere que todo cambia, intentemos adaptarlo a las circunstancias de hoy en el país y así ayudarnos a responder una pregunta que nos ayude a la reflexión: ¿Qué pasará con este país si maduro no cae?
La respuesta debemos buscarla en el desempeño del madurismo en los siete años que lleva gobernando. Si nos pidieran que resumiéramos este gobierno en una sola frase, ésta sería: "lo destruyó todo". Sería acertada, aunque quizá se quede corta, es imposible saber el daño espiritual que el madurismo le causó a este pueblo y, quizá, al planeta. No se maltrata a un país como lo ha hecho el madurismo sin consecuencias muy graves para el espíritu. Y si ese maltrato proviene de gente de la que no se esperaba, el daño es mucho mayor.
Es así, el madurismo debía ser el continuador del gobierno de Chávez, las expectativas de la sociedad eran esas. La masa, huérfana, no atina a comprender que la dirección haya cambiado, que eso que ven ahora en Miraflores es sólo la imagen usurpada por la canalla. Y esa incomprensión facilita el proceso de destrucción de los valores que se comenzaban a instalar con Chávez: el humanismo, la visión de pertenencia a la humanidad, la responsabilidad por la vida del planeta, la consciencia del deber social como opuesto a la conciencia egoísta y al individualismo base psicológica del capitalismo, el entender que somos uno y simultáneamente somos parte del todo, no somos piezas sueltas.
Es relativamente fácil recomponer el daño a la economía hasta niveles aceptables Lo difícil es recomponer el espíritu social. Es allí que deben ahondar los análisis, es allí que debe suceder la verdadera sanación social. Ya sabemos que de seguir maduro el desastre material se irá agravando hasta niveles inauditos. Pero hacia dónde irá la sociedad, la masa huérfana en manos de la espontaneidad, sin gobierno creíble, sin oposición verdadera, con el Chavismo aún en el dique seco.
Este gobierno fragmentador trató el problema de la exclusión social estimulando las bandas, deformó el concepto de colectivo y desde significar un movimiento con alto contenido cultural lo llevó a designar banda armada al servicio del gobierno, de esta manera le hizo un gran daño a los sectores preteridos. El proceso de las maras centroamericanas se instaló en la psiquis de la masa huérfana, de la sociedad fragmentada. El carnet es la renuncia del madurismo a la organización, lo espontáneo, "el sálvese el que pueda" consiguió su forma organizativa, la pandilla a todos los niveles. Las faes, que ahora andan por allí sin uniformes, fuertemente armadas, enmascaradas con tapabocas y con sólo una gorra negra como distintivo, es la respuesta organizativa del gobierno, también lo son las mafias de cuello blanco que asaltaron PDVSA, la comercialización de la gasolina.
El sálvese el que pueda, el éxodo masivo es el signo de estos tiempos; la mentira como argumento, la improvisación paradigma de planificación; la represión indiscriminada es la respuesta a los latidos de la protesta. El madurismo no rectifica, hacerlo es para ellos un signo de debilidad, "madurista que se respeta no rectifica, busca culpables".
Está clara la respuesta a la pregunta inicial: si el madurismo continúa, el país, la Patria de Bolívar, después de doscientos años, corre el riesgo cierto de desaparecer.