Los contrarios y los opuestos a Maduro

El socialismo es contrario al capitalismo. Los partidos de la derecha son opuestos entre ellos, igual pasa con los partidos socialistas, son opuestos entre ellos, inclusive dentro de una organización puede haber miembros opuestos entre sí. Maduro trata a los que se presume son sus opuestos como contrarios porque realmente son sus contrarios. Es decir, Maduro actúa frente a la crítica que viene de su lado, y frente a los socialistas en general, como contrarios, los descalifica y persigue como si fueran sus enemigos, los considera peligrosos para sus planes. Mientras, se sienta en una mesa a dialogar con la derecha, como si fuesen sus opuestos, que los son en realidad; no los niega ni los contradice en sus promesas. Ambas partes del diálogo prometen lo mismo.

Los opuestos, es decir, la oposición marca una diferencia de estilos, de intereses más bien personales, no se contradicen en lo fundamental, si se contradicen entonces son enemigos existenciales, irreconciliables. La lucha revolucionaria niega el orden establecido, es para "cambiar todo lo que deba ser cambiado", como lo dría Fidel, no es una cuestión de estilos personales; en una revolución hay que darle vuelta a la tortilla de forma racional, calculada, planificada; no hay términos medios; no existe la posibilidad de una tercera vía debido a la naturaleza instintiva de la acumulación y concentración del capital.

Esta reflexión lógica resulta útil a la hora de hablar de revolución. Así lo expresa Chávez, hay que ir en contra (en dirección contraria, no sesgada o diagonal) de la lógica del capital. En la democracia representativa burguesa – esa que todos conocemos y que asumimos como la única que existe, como la democracia por "antonomasia" – todos los que participan de ella son opuestos, unos frente a otros, no hay intereses radicales y confrontados; siempre y cuando se alternen en el gobierno, todos los partidos están felices.

A Maduro se le olvidó (o simula olvido) que hace 20 años participamos en unas elecciones para comenzar una revolución, fue una táctica usada por revolucionarios, con el fin de hacer cambios sin una violencia que fuera innecesaria, pero hacerlos. Por esa razón Chávez, lo primero que calcula al tomar el gobierno es cambiar la constitución a través de una constituyente. No fue nada tan radical pero al futuro sería un avance importante, hasta llegar a definir la estrategia de lucha en la idea del socialismo.

Pero después de su asesinato, luego de que fueron abandonados los cambios que se han debido continuar, los renegados al proyecto chavista, al Plan de la Patria, vuelven, como el perro arrepentido, al viejo sistema democrático burgués, clientelar, el cual cambia cada seis años para que nada cambie. Vuelve el perro a las filas de la "socialdemocracia", la versión populista del capitalismo, es decir al mismo capitalismo salvaje, incontrolable de siempre, disfrazado de voluntad popular. En él se acomodan bien los flojos, y los empresarios capitalistas que necesitan gestionar directamente sus propios asuntos y negocios desde el gobierno, desde la "política". Los más grandes y poderosos les da igual si es democracia, tiranía, dictadura, monarquía… etc., ¡total!, todo es suyo y hacen con ello lo que les da la gana.

En el sistema de la democracia burguesa no se puede decir que Acción Democrática sea contraria al PSUV, si consideramos sus fines políticos, su condescendencia con el sistema, el clientelismo político, el instinto del aprovechador oportunista. Y en general, considerando al camino capitalista, a pesar de los discursos, o de lo que hay de racional en ellos (de las consignas o de las prédicas bonitas y lógicas) – es como si se excusaran: "esto es capitalismo pero les prometo que la justicia social llegará algún día", y con declarar eso abandonan el esfuerzo, el trabajo por cambiar la sociedad, todo lo dejan en manos del instinto salvaje de los capitalistas. Eso es lo que se conoce como "pragmatismo" –.

Socialismo y capitalismo se anulan entre sí porque uno es racional y otro instinto. El socialismo es hacer posible, de forma racional y científica, un ideal de justicia en el mundo real. En cambio, el capitalismo y sus teóricos, tratan de hacer racional, justificar de forma teórica, el mundo real, una sociedad injusta, puramente instintiva, o dominada por los instintos depredadores y la ambición de los propietarios y poderosos.

Nosotros necesitamos ahora un plan, y lo tenemos. Tenemos un plan de acción política bastante claro, el Plan de la Patria de Chávez, el que nunca se ejecutó, que se falsificó y se convirtió en ley para complacer y servir al capitalismo. ¡Volvamos al Plan de la Patria! ¡Volvamos con Chávez contra la lógica del capitalismo!

 

 



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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