En estos tiempos está de moda la acusación de corrupto; se usa para todo, para descalificar, para eliminar contrincantes; se usa a la ligera y se repite más a la ligera aún. Ya es tiempo de reflexionar un poco sobre el término.
Lo primero que debemos decir es que la corrupción varía con el tiempo y con el lugar. No es lo mismo un corrupto en gringolandia que un corrupto aquí en Venezuela, no es lo mismo un corrupto de la época de la independencia que un corrupto en estos días de venta de la petrolera y de cajas clap. Pero, ¿quién es un corrupto?, ¿cómo definirlo?, aquí nos encontramos con problemas, intentemos.
Un corrupto, en principio, es una persona con mucha fortuna, no hay corrupto pobre. Y, además, es una persona con una fortuna mal habida. Y aquí llegamos a otro muro: ¿Qué es una fortuna mal habida? O mejor, ¿puede haber una fortuna bien habida?, ¿puede alguien hacerse rico sin pecado, sin ser corrupto?; o en otras palabras, ¿puede alguien hacerse rico sólo con su trabajo, sin participar en el fraude? La respuesta es clara y directa: no es posible hacerse rico sin apropiarse de la riqueza o el trabajo ajeno. En otras palabras, y como lo dijo el clásico: en el fondo de toda fortuna hay un crimen.
Podemos concluir que corrupto es aquella persona de fortuna que otros corruptos con fortuna acusan de corrupto, acusación que es repetida por la masa manipulada. La acusación de corrupto nace en el mundo de los ricos, los desposeídos aceptan a los ricos como algo natural, y hasta como seres de una gran capacidad para el trabajo, una gran inteligencia para los negocios.
En Venezuela la situación es particular, aquí se trata de hacerse rico disputándose la renta petrolera, podemos decir: tras gran fortuna hay un robo de la renta petrolera. Aquí los problemas propios del sistema se han reducido al mal comportamiento de algunos ricos, que son acusados por otros ricos de corruptos, se vende la idea que si no hubiese esos corruptos ricos no habría problemas en el país. De esta manera, la lucha contra el sistema, la lucha política, se reduce a una acción policial contra unos cuantos corruptos ricos.
Establecido esto se entiende que el problema de la corrupción más que un problema individual, personal, se trata de un asunto de organización social, de sistema que permite, se basa en el robo del trabajo y la riqueza ajena, lo legaliza. Y de esta manera haremos con más sinceridad la lucha contra la corrupción, es la lucha contra el sistema que la origina, que la legaliza. Y más allá, se puede afirmar que la defensa del sistema capitalista es la defensa del sistema de la corrupción, afirmar que el otro nombre del capitalismo es robo, fraude, corrupción.
En conclusión, hay que luchar contra la corrupción en la fuente, contra el sistema a la que es consustancial, el capitalismo. La corrupción contra individualidades no debe distraernos de la lucha principal, satisfacernos. Recordar siempre que la lucha contra los corruptos es una lucha interna de los corruptos, vale decir, de los capitalistas, son peleas hipócritas entre ellos, propias de la competencia, esencia del sistema.
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¡CHÁVEZ ES LUCHA CONTRA EL CAPITALISMO!