Carrao, deja de estar saltando entre las rama de la mata de mamey y dime, cuál es la procesión que llevas por dentro.
Bueno Chela, estoy como aquella vieja canción que más de una vez nos cantó Pedro Infante. Chela ando volando bajo, después de haber leído la entrevista que el camarada Santiago Arconada ofreció a la gente de Tal Cual y que pude leer en Aporrea. El camarada Arconada, tuvo un pequeño resbalón y estoy en la obligación de impedir que este rolincito se convierta en un hit. https://www.aporrea.org/contraloria/n360875.html.
Chela, los que leímos la novela: "No dejaré mis sueños atrás" de Santiago Arconada, disfrutamos mucho esta lectura. Sentimos que el desmoronamiento que empezó a vivir Roseliano, después que dejó a su hija en el terminal de La Bandera para tomar su rumbo, fue producto de una contradicción que su hija le destapo. Esa angustia y desmoronamiento lo hemos venido viviendo.
Me corrijo Chela. No debo decir, que uno puede disfrutar una lectura como esta. Debo decir mas bien, que la sufrí y padecí mientras la leía, porque ver un un retrato así tan perfecto de lo que uno desea ver de otra manera, no agrada. Te derrumba y eso fue lo que vivió Roseliano en su trayecto a su casa y es lo que uno vive al leer la novela. La subida fue muy pesada no por lo empinado de ella, sino por la contradicción que le estaba desmoronando el alma y la consciencia a Roseliano.
Paula cuando tuvo la fuerza de reclamarle a su papá, la actitud de complicidad se le vino duro y le planteó el asunto en término de una bronca, que Roseliano en un debate interior, pudo ir remontando.
"¡Esa es mi bronca con usted! A estos ‘pegados de la teta y sin ver para los lados’, usted no los llama ¡ladrones! como llamó ladrones a adecos y copeyanos toda la vida"
Roseliano, subiendo hacia su casa fue resolviendo su contradicción, que en este caso particular, fue una lucha ética y política interna. No dejaré mis sueños atrás, fue la manera como Roseliano resolvió la contradicción que ya llevaba por dentro y que su hija le destapó, cuando le planteó la bronca. Este "chavismo" ligero, abandonó el sueño de Chávez.
Roseliano está claro o más claro que Santiago Arconada. Una contradicción, es un proceso de lucha que tiene dos posibles maneras de manifestarse. Una, acontece en plano social donde las clases sociales van colocando sus cartas sobre la mesa y la otra, es la que se produce en plano individual que nos conduce a tener más claro el sentido e importancia de esa lucha en el plano social. No está en la novela, pero Roseliano tuvo que concluir en ese debate interno: ¡Que igualitos son! Llegar ahí, le permitió a Roseliano volver al reto: No dejaré mis sueños atrás.
Ser de izquierda te obliga a moverte dentro de unos parámetros éticos y políticos. La alcahuetería no es ninguna contradicción. Es un consentimiento y una forma de compartir un antivalor.
Roseliano vivió ese trauma subiendo a su casa y lo resolvió, porque para él, la bronca era una contradicción. Para un chavismo, no lo es. Es una manera de ser y vivir que no tiene ningún impacto. Para este chavismo ligero, no hay bronca. En este chavismo ligero no hay nadie que se atreva a cuestionar a estos pegados de la teta. Ya ellos, también forman parte del paisaje o asimilaron este antivalor. La entrega de agropatria no produjo dudas, preguntas ni cuestionamientos:¡CONFORMIDAD PASIVA TOTAL!