(11 PRÁCTICAS DE PODER PARA LOGRAR LOS EQUILIBRIOS NECESARIOS Y LA RECONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN VENEZOLANA).
PRIMERAMENTE:
¿Qué necesitamos equilibrar y unificar?
· La economía financiera con la economía real. Las transacciones en divisas y saldos digitales, de la banca y de la nube, son soportados con mecanismos y subterfugios que generan cada vez menor credibilidad (hay mucha emisión de dinero inorgánico, papeles, certificados , bonos y ahora monedas, criptomonedas y fichas digitales que se convertirán, en su gran mayoría -si no las regulamos, controlamos y equilibramos- en burbujas, estafas, intercambios anárquicos, negociaciones plenas de duda e incertidumbre, capitales falsos o billeteras con poco valor, en desmedro del trabajo y de la producción real de bienes y servicios). Tenemos que pensar con rigurosidad racional y estar alertas ante lo que representa, promueve o trata de imponer esa «minería digital» que fabrica dinero de la nada o, mejor dicho, de una cadena de bloques (visibles únicamente en la pantalla de un ordenador o de un smartphone y, en ocasiones –para más «misterio y riesgo»- con una raíz fundadora totalmente anónima).
· La necesidad de crecimiento infinito y los recursos finitos del planeta Tierra. La carrera desordenada que lleva el mundo por un crecimiento de acuerdo a los estándares de la economía clásica, sin tomar en consideración las posibilidades materiales y objetivas de lo que el planeta está en capacidad de aguantar, nos llevará a una global quiebra ecológica irreversible y, por ende, a una global quiebra económica, igualmente irreversible, con sus consecuentes alteraciones sociales permanentes que se traducirán en violencia, desesperación, conductas delictivas generalizadas, injusticia y hambre.
· Los que tienen y los que no tienen nada. La brecha entre pobres y ricos no debe ser motivo de orgullo o alegría para un país civilizado y con una economía sana. Todos los liderazgos empresariales, políticos, culturales y espirituales de la nación tienen que apuntar a superar la pobreza mediante el arma más poderosa de todas: la educación; sumando a esta educación, la salud, el respeto a las leyes y normas de convivencia, así como la organización y estímulo del trabajo bien remunerado en función de que todo ciudadano que trabaje tenga, en promedio, una vida digna.
· El liderazgo institucional y la población. No es muy difícil corroborar que los políticos tienen cada vez menor credibilidad ante la población. Puede que algunos se estén tomando a la ligera esta falta de credibilidad, pero la historia está repleta de muy trágicas lecciones sobre lo que ocurre cuando los que mandan pierden el respeto y la confianza de sus pueblos. Así que los políticos tienen que tomarse en serio su trabajo gerencial, esforzarse por estudiar y comprender que su misión esencial es servir a la colectividad para que esta se sienta protegida, respetada y bien liderada.
· El producto interno bruto (PIB) y el Estado de Bienestar. Aunque sea una fórmula un tanto trillada (la del «Estado de Bienestar») una buena gobernanza debe y tiene que garantizar a toda la población: óptimos sistemas de salud y escuelas que funcionen, medios masivos de transporte (ecológicos y de alta calidad), policías y militares honestos, éticos y muy profesionales en el ejercicio de sus funciones, una excelente vialidad que conecte con facilidad a todo el territorio y un estricto marco regulatorio de respeto y seguridad a la propiedad (pública, social y privada).
· La tecnología y las necesidades sociales reales. Hoy día están emergiendo y son cada vez más asequibles los usos de energías limpias como la solar, la hídrica y la eólica. ¿Para qué seguir invirtiendo en generación de energías con tecnologías que consumen recursos no renovables? Ya existen alternativas para acelerar procesos industriales o de producción y procesamiento de alimentos con bajo impacto ambiental ¿Por qué no estudiarlas y aplicarlas? La educación que reclaman estos tiempos y las próximas dos décadas están a años luz de lo que están recibiendo nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos ¿Qué estamos esperando para comenzar a actualizarnos y aprender-enseñar lo que realmente será necesario en el marco de la economía 4.0, la industria 4.0, que asoma por todas partes?
· Los derechos y los deberes. Nuestra población, en general, se fue tomando por costumbre reclamar derechos sin sentirse comprometida a cumplir con sus deberes. Equilibrar y unir estas dos exigencias morales y prácticas de la convivencia es uno de los más grandes desafíos que nos corresponde asumir como país.
· La producción de alimentos en el campo y en la ciudad. La ciencia, la tecnología y la sociedad en su conjunto tienen que internalizar, en todos los ámbitos territoriales, el tema de la producción de alimentos como punto de partida de sus planes. Si, como pueblo, no comemos como debe ser y de manera sistemática y oportuna todos los días, sencillamente no es posible configurar buenos cerebros, ni lograr cuerpos sanos y mentes sanas con miras hacia una salud integral que necesitamos para construir un nuevo y mejor país.
LAS 11 PRÁCTICAS DEL EQUILIBRIO Y LA RECONSTRUCCIÓN:
1. Dar prioridad a la creación de un sistema educativo que tome en cuenta las realidades y exigencias de la economía mundial actual y proyectada hacia las próximas dos décadas, basada principalmente en lo que se viene planteando desde los postulados de la Industria 4.0, y como respuesta de acciones positivas frente al cambio climático, la inequidad social, la falta de alimentos para las grandes mayorías, el deterioro de la calidad de vida de la población, los bajos niveles de ocupación técnica y profesional de la juventud, y las capacidades cada vez más limitadas del Estado como organizador, empleador y mediador de la sociedad. Esto implica actualizar y adecuar los paradigmas investigativos, metodológicos, operativos, funcionales y gerenciales de cada centro formativo del país, desde la educación inicial a la educación universitaria, así como reinventar los pensum de estudios, las dotaciones de equipos, los libros, estrategias, dinámicas y material didáctico, transformar progresivamente la infraestructura educativa y dignificar el ejercicio de la profesión docente, comenzando por asignar a los educadores sueldos y salarios que les permitan, en principio, cubrir los requerimientos de la canasta básica.
2. Establecer relaciones comerciales, económicas y de intercambio tecnológico/educativo con Estados Unidos, la Unión Europea, los bloques o plataformas de economías emergentes como el BRICS, la «Ruta de la Seda», y el MERCOSUR basando todas estas relaciones en la cooperación y el beneficio mutuo.
3. Invertir un porcentaje sustancial del presupuesto de la república en recursos (materiales y financieros), tecnología, seguridad, formación y asesorías de punta para el desarrollo de un gran tejido agrícola en el que participen la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, las comunidades organizadas, el sector privado, los centros de investigación agrícola y las universidades nacionales.
4. Reestructurar a PDVSA, CORPOELEC, CANTV y CVG para crear alianzas de participación mixta (Estado – capital privado), otorgar concesiones de licencias de explotación total o parcial a sectores privados (nacionales e internacionales) o concretar modelos de cogestión con participación accionaria de trabajadores y trabajadoras, que permitan recuperar, hacer rentables y poner al servicio del país, de manera óptima y eficiente, los recursos mineros, energéticos y comunicacionales con los que contamos.
5. Favorecer la transición hacia el uso de energías limpias para la generación eléctrica, la producción y el procesamiento de alimentos, el tratamiento de las aguas, la producción industrial, el desarrollo del comercio y del turismo y en el transporte de personas.
6. Establecer un salario mínimo nacional entre 80 y 120 dólares mensuales.
7. Adoptar el dólar estadounidense como moneda de curso legal o combinándolo con una moneda nacional que se equipare en valor al dólar. En este tema tenemos que evitar la pérdida de tiempo en interminables y absurdos debates sobre si se compromete o no la soberanía del país. Tener como circulante exclusivo el cono monetario del "Bolívar" no nos hace menos o más independientes. El dólar norteamericano es aún la moneda generalmente aceptada en el comercio internacional y ello facilita y agiliza nuestras importaciones y exportaciones. Cuando "fetichizamos" el Bolívar creyendo, o haciendo creer, que con ese Bolívar se construye socialismo, se destruye capitalismo, se fortalece la patria, etcétera, no estamos más que dilatando soluciones reales a problemas reales como incrementar la producción petrolera, mejorar el cultivo de la tierra, desparasitar a los niños, alimentarlos bien, educarlos bien y prestarles el mejor servicio de salud posible, dignificar el salario de los trabajadores, culminar el sistema ferrocarrilero nacional, rescatar las universidades públicas de la situación deplorable en que se encuentran.
8. Restituir plenamente la actividad bancaria, el crédito y el incentivo al ahorro, a la par de incorporar en la vida económica cotidiana todo lo que significa, con el mayor blindaje posible, la digitalización monetaria y el uso de criptomonedas u otros mecanismos novedosos de transacciones financieras vía online.
9. Impulsar las reformas necesarias que permitan sincerar y adecuar la legislación venezolana en materia laboral, para que esté a tono con las dinámicas propias de una economía próspera, productivamente sana, con alto sentido de corresponsabilidad social y de respeto a las libertades civiles, la democracia y los derechos humanos.
10. Enfocar la acción central del Estado hacia los sectores de educación, seguridad ciudadana, seguridad social, salud, deporte, atención digna de la tercera edad, justicia, paz y resguardo territorial, patrimonial y ambiental de la nación.
11. Crear o favorecer políticas y mecanismos de desarrollo del mercado interno (de producción interna, demanda interna y oferta interna) para no depender en demasía de los vaivenes de la economía mundial. Pese a que vamos a insertarnos en las tendencias globales que más nos favorezcan, no descuidar el desarrollo endógeno sustentable y el mercado interno.