Razones por la que creemos en el socialismo

El capitalismo ha dominado todas las relaciones humanas, igualmente ha transformado la visión que tenemos del mundo. Como parte de las fuerzas oscuras, las políticas que se imponen desde los EE.UU. en conjunto con el Banco Mundial afectan tanto a los países que se ven obligados a seguir sus modelos como a los que buscan otro tipo de alternativas viables más humanistas. El principal daño que el capitalismo ha hecho como control es la de penetrar la educación a un mercado, como un producto que se vende a los consumidores, pero consumidores de élites, subordinada al mandato de los mercados y de los bancos, la cual la hecho perder su sentido educativo, pues la educación basada en un modelo hegemónico norteamericano que subordina es el mejor instrumento del capital para hacer ver que el socialismo es contrario a libertad, justicia y democracia. Esta es la raíz por la cual el socialismo no se ha podido instalar en el mundo para hacer una revolución político-social, económica, ideológica-cultural que cambie profundamente una sociedad. Nos inculcaron desde pequeños que el socialismo y el comunismo son los lobos feroces del mundo, que sus seguidores son malos porque no creen en Dios, que son rebeldes sin causa; pero nunca nos explicaron las razones del verdadero temor de este sistema que pasó de generación en generación, de medios de comunicación masivos a redes sociales. Nos entretuvieron con guerras, intervencionismo, hambruna, desempleo, precariedad de los servicios públicos, bajos salarios, paquetes de medidas económicas formuladas por el FMI y el BM. Sin embargo, lo anterior no es tan grave como la división que se está gestando en la izquierda: hay diferencias, fragmentaciones, luchas por el liderazgo y por el poder. Mientras esto ocurre, el capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas, la formación con consciencia revolucionaria que lo hagan caer.

En países como Venezuela, los avances sociales obtenidos se quedaron en la "era Chávez", ya que no pudo el comandante materializar el proyecto "Socialismo Bolivariano del Siglo XXI". Ciertamente él partió la historia del país en dos, pero —parafraseando a Chávez— "lamentablemente Por Ahora los objetivos planteados no fueron logrados en el país; es decir, en Caracas, el gobierno obtuvo contener el poder, más no alcanzó consolidar el socialismo bolivariano". El gobierno de Maduro, junto al presidente de la AN y la mayoría de los diputados del GPP optaron por engavetar el proyecto para pactar con la derecha, se hicieron los locos para no meter preso a Guaidó, tender la alfombra roja a la burguesía empresarial, crear leyes que van en contra del espíritu libertario socialista y entregar el país al imperio dolarizando la economía. Da vergüenza escuchar a diputados que las empresas que estatizó Chávez fueron un error y proponer reivindicar a la clase empresarial para fortalecer la economía nacional. Ahora Chávez muerto cómo se defiende, ni siquiera sus hijos ni su hermano Adán salen en su defensa. Solo los revolucionarios indignados por el declive de este proceso defendemos no solo su causa, sino el proceso en sí. Esta revolución está constituida por seres humanos con vicios del capitalismo los cuales serán difíciles de cambiar porque es imposible despojarlos de lo que se formaron. Todas las revoluciones que sucedieron en el mundo se dieron en escenarios muy complejos. En el siglo XX pocos países lograron conjugar distintos elementos después de interminables luchas que hoy por hoy son grandes conquistas, como la abolición a la esclavitud, las reivindicaciones laborales, la gratuidad de la salud y la educación.´En América Latina podemos mencionar a Cuba (que cuenta con alto Índice de Desarrollo Humano, cero analfabetismo, nutrición infantil, salud y educación gratuita) y a Bolivia (país que logró salir de la pobreza, con la tasa de desempleo más baja del continente, con mayor crecimiento de la región antes del golpe contra Evo; además el proceso de estatización de empresas que impulsó Evo demostró ser una política económica heterodoxa y eficaz, le permitieron al país retener en origen una fracción de la renta extractiva, sobre todo petrolera y gasífera, que se destinó a engrosar el ahorro nacional y destinarlo a la inversión social y pública). Solo por dar estos pequeños ejemplos con estos países, donde el milagro del socialismo fue posible gracias a la formación, educación, disciplina y compromiso de sus líderes y de quienes le acompañaron, quienes no guabinearon para la toma de decisiones y en llevar la revolución de forma radical.

En Venezuela fueron más de 40 años subyugados a un sistema del cual todavía no hemos salido, y aunque con Chávez se lograron bastantes avances en materia social, con el gobierno de Maduro hemos perdido los objetivos del proyecto. Aquí no hay socialismo ni nunca lo ha habido, aquí sigue imperando el salvajismo del poder. El desastre que se ha venido desarrollando ha servido como bandera para los sectores de la derecha, para los países enemigos de Venezuela y para el imperio, para hacer la mejor campaña de marketing para el mundo de que el socialismo es pobreza, hambre y miseria, tomando como ejemplo este país. El gobierno de Maduro no supo aprovechar las distintas respuestas de los triunfos electorales que el pueblo le dio, la resistencia que ha tenido éste para soportar esta crisis, el apoyo en defensa de la patria en contra del imperio; la exigencia que le hizo ese pueblo con el caso de Juan Guaidó, una deuda que aún hoy no se cumple, así como la reclamación de revertir las políticas antisocialistas en alianza con la derecha. Ciertamente hay una división de la izquierda; pero en Venezuela este fraccionamiento la generó el mismo Maduro aliándose con la derecha, apoyando la creación de leyes antipopulares y desviando el proyecto de Chávez, a estos efectos le apoyan los traidores de la revolución que hoy ven a Chávez como un error y le salen al paso la clase trabajadora, obrera, campesina e izquierdistas que tienen motivos humanistas, nacionalistas y socialistas para defender las razones por las cuales creemos en el socialismo, demostrando que no es una utopía, sino un proyecto de vida necesaria; para ello es imperativo deslastrarse tanto de ese modelo viejo que ellos se niegan a enterrar como de quienes le apoyan, empezando por desmontar a todo el tren ejecutivo, ya que ningún ministro de este gobierno ha salido a defender la causa socialista ni la de Chávez, por demás han sido ineficientes en su gestión y así sucesivamente hasta llegar a los niveles de las estructuras gubernamentales más bajos.

No será el presidente ni los izquierdistas trasnochados que nos quitarán la quimera de llevar el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI en Venezuela y a toda América Latina. El proyecto de Bolívar no murió con éste en Santa Marta, ni tampoco con Chávez, No. Lo está agonizando la "burguesía revolucionaria" de este gobierno; lo está enterrando los diputados traidores que pretenden aplicar leyes que van en contra del proyecto de Chávez (como la LOZE), cuando la ineficiencia de las empresas estatizadas fue por la corrupción y falta de políticas coherentes. ¿Por qué en Bolivia si funcionó la estatización y aquí no? Solo el socialismo puede salvar al pueblo, a la humanidad, al ambiente, a la pachamama, esto será posible si se revierte esa educación que nos inculca el sistema para destruir lo establecido y refundar lo nuevo. Los izquierdistas rebeldes creemos en un socialismo que destierre definitivamente las clases sociales y toda forma de opresión, que sea capaz de unir fuerzas contra el capitalismo, que acabe con la dictadura del capital, en fin. Sí se puede construir una sociedad nueva y al hombre nuevo desde la base del respeto y del amor, desaprendiendo esa educación salvaje e inhumana que nos inculcaron para instaurar un paradigma más humano y liberador.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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