Me interesan mucho las actitudes verbales. Pienso, como ya he comentado alguna vez, que lo que decimos dice a su vez mucho de nosotros. Muestra claramente nuestra postura y disposición. Llevo casi un mes pensando en esta entrada y por fin hoy me decido a enfrentarla. Vamos a ver si les resultan conocidos estos diálogos:
Opositor: ¡Hay mucha corrupción!
Chavista: ¡En la cuarta república había más!
Opositor: ¡La delincuencia es terrible!
Chavista: ¡Antes también había mucha!
Opositor: ¡Se ve mucha pobreza!
Chavista: ¡En los gobiernos puntofijistas la ocultaban!
Siendo todas las réplicas ciertas, creo que no son válidas. Por lo menos no son válidas como respuesta única: además de responder eso, hay que complementarlo con "se está trabajando en eso, pero es difícil", por ejemplo. Hace poco un opositor con el que me escribo a menudo, me decía que comparar los problemas actuales con los de antes para decir que estamos "menos mal" es una actitud mediocre. Y tiene razón. No dudo que en la gran mayoría de las cosas no somos "menos malos", si no mejores, pero nuestra (y me incluyo en esta crítica) postura muchas veces se queda ahí: ¡en la cuarta estábamos peor!
Ser 'menos malo' no es lo mismo que ser mejor. ¡Ni de vaina! Esa manera de enfrentar las críticas revela una actitud conformista ante los problemas y los desafíos, una actitud muy preocupante. ¿Cuándo han visto ustedes a un medallista de oro olímpico decir "estoy feliz de haber sido el menos lento de la carrera", o "el menos débil en los lanzamientos"? ¿Ustedes estarían orgullosos de un deportista que hablara así de su victoria? ¡Yo tampoco! Por lo mismo, cuando escucho a algún defensor del proceso expresarse de esa manera, me siento desolado, porque si bien ese argumento de que "antes las cosas estaban peor" es cierto (como demuestran los resultados electorales), no puede ser excusa ni respuesta ante ninguna crítica. Hay que aprender a agachar la cabeza y decir "cónchale, sí, en eso todavía no hemos hallado la solución". Esa respuesta humilde y sincera hará que nos pongamos a buscar una salida al problema. La contestación altanera y arrogante de "¡en la cuarta era peor!" nos deja conformes y no despierta en nosotros un verdadero interés en encontrar una solución. ¡Para qué enfrentar ese problema, si el problema era mayor antes, o lo crearon otros! ¡Para qué ser mejores, si podemos ser 'menos malos'!
Esa actitud me preocupa. Me preocupa mucho. Porque aunque considero que en la mayoría de cosas este proceso es mejor y no "menos malo", no podemos permitirnos una mentalidad tan conformista y cómoda en ningún caso. Siguiendo con el ejemplo anterior, el deportista que se conforma con ser "el menos lento" o "el menos débil" tarde o temprano se acabará enfrentando a un rival que sea "más rápido" o "más fuerte", y perderá. A la final es una cuestión de actitud. El que se conforma con el mediocre consuelo de ser 'menos malo' siempre acaba siendo superado por alguien mejor.
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