Por lo autoritario del G-4, la gente joven se rebela contra su “comunismo”

En Cumaná, los muchachos de la Escuela Nacional República Argentina, decíamos algo más o menos parecido a "ante palabras necias, oídos sordos". O lo que es lo mismo, "déjalo hablando pendejadas y buscando sus enemigos donde no están, como peleando con sus muertos, pues él quiere para sí eso y además se lo goza". Es su manera de llamar la atención y asegurarse los reconocimientos que busca ansiosamente. Por mi parte, mejor me centro en un asunto que si interesa y merece llamar la atención.

Hace pocos minutos, unos 25, en la televisión, un grupo de jóvenes, "ellos, ellas y elles", en el este caraqueño, por sus figuras todas, de muy buen ver y sobre todo bien vestir y comer, idea que no están atados al bolívar, los golpes inflacionarios y la oscurana de todo, protestaban contra el G-4, al cual pertenecen, según sus confesiones, porque estaban "ya cansados que los candidatos los escogiesen a dedos" y en pequeños grupos reunidos en cavernas y tabernas. Es decir, esos jóvenes se cansaron del "comunismo" de Guaidó, Leopoldo López y toda esa pléyade de santos de aquel cielo esplendoroso y multicolor.

Pues para todos ellos, el "comunismo", está asociado a lo autoritario. Con lo que admiten está extendido en el mundo junto al capitalismo o paralelo a él y sin estorbarse, en lo que pudieran tener razón.

Y yo, oyendo y viendo a aquellos jóvenes, que en nada se parecían a quienes desde el oeste saltaron y rompieron el muro de Berlín, quedé perplejo. Y digo así, porque no esperaba que, en la derecha, la más de la más, desde dentro del G-4, alguien se diese cuenta que eso que ellos llaman comunismo, lo autoritario, excluyente y exclusivo, abunda por demás en ese espacio. Pese la historia de la humanidad demuestra, sin dificultad, a quien quiera comprobarlo y no negarlo de antemano, que lo autoritario, el Estado, los monarcas, los príncipes, los hijos de los dioses y "los mandatarios", vienen desde atrás, mucho antes que aquellos socialistas utópicos europeos y que aquel genial alemán que descubrió las incongruencias del capitalismo. Y eso de ellos, sustituyó a formas sociales donde los hombres vivían en igualdad, pero no una inventada o fabricada por un líder o partido, sino construida por ellos mismos o si se quiere "por Dios".

Quienes formularon el mundo ideal del comunismo, sin propiedad privada, sino desatadas al máximo las fuerzas productivas, tanto que emergería de un cambio cualitativo, no sólo en la estructura sino en todo lo demás, como para que se alcanzase la igualdad verdadera, de hecho, no una imaginada o inventada, pensaron que, en esas circunstancias, el Estado, ese que pone la fuerza, obligaciones y "si no haces lo que te digo te jodes conmigo y todo el mundo", desaparecería. Es decir, desaparecida la causa de la desigualdad, la propiedad y su atesoramiento y el hombre sometido a un largo proceso de cambio, la humanidad sería una de iguales. Es decir, formularon un mundo tan ideal o idealista que, pese el esfuerzo, era como una copia del mundo celestial, del pasado humano, un volver al hombre primitivo y hasta más libre y democrático, porque en él no habría dioses, ni subalternos de estos, como parecen ser los santos y santas, que para algo están allá, tanto que uno imagina a San Pedro, sentado a la diestra del señor, hacer como de su primer ministro y dándole órdenes a sus subalternos para que, por lo menos, ordenen y dirijan la felicidad y a quienes lleguen al cielo a vivir "como Dios manda".

Uno de muchacho, formado en la niñez, escuchando cuentos de hadas y sermones en la iglesia y en la casa misma, asumió de joven, pasada la adolescencia, que en la tierra se podía "montar una sucursal del cielo" como llamaban a Caracas, fortalecidos en unas lecturas que interpretaban a quienes a su vez habían interpretado a otros y bastante por el oído, escuchando sermones de nuevos curas sin sotanas ni crucifijo.

Los pecadores, malandros, malvividos y todo aquel que no calzase los puntos respectivos, incluyendo a quienes creyeron que, con rezos, idas a misa todos los domingos, hasta dirigiendo esas ceremonias y dando limosnas de lo tanto que robaron y explotaron, saldrían de aquel juego, pues irían al infierno, bajo el control de un mandón cruel y despiadado que llaman el diablo.

En el "cielo comunista" no habría su contraparte, el infierno ni diablos, como tampoco dioses ni santos, porque si a ver vamos, todos los que a él llegasen, serían eso y por eso mismo, también iguales. ¡Y hay que ver cuántos de esos, pasados de abnegados, valientes, deben estar en cielo y justo al lado de Dios! Claro, si admitimos, como no está negado pensarlo, que ese mundo del más allá existe.

Y hay razón para creerlo, pues las ideas europeas y las del hombre originario de esta parte del mundo, por sólo hablar de lo nuestro, como Aztecas, Incas, etc., que creyeron en el Dios sol y su derecho, quizás por alumbrar la tierra y ponerla en movimiento desde su vientre mismo, a disponer que sus hijos, ejerciesen el mando, son coincidentes en lo que ahora nos interesa, lo viejo del mando autoritario y "divino". Lo que revela una verdad, que desde que el mundo es mundo, hasta ahora, ha habido vivos y pendejos y siempre hay quienes, por percatarse de eso, ya de por sí, se convierten en vivos.

Pero hubo quienes se llamaron comunistas que quisieron hacer un mundo a su manera, sin cumplir "el ritual de la dialéctica", como que, a piñazos, a la carrera y en un "por aquí nos metemos y puede que haya salida y a quien se oponga haremos que nos obedezca, porque la igualdad está en esta ley y reglas aquí estampadas; por ellas, toda la fuerza necesaria y el desarrollo de las fuerzas productivas, emergerán con la energía, espontaneidad necesaria, para que la igualdad llegue empacada." Es decir, pensaron que se haría partiendo de la misma vieja idea, la de las viejas clases, la del mando, la imposición y "donde ronca tigre no hay burro con reumatismo".

Y pasado el tiempo, años después, bastante para ver el fracaso, otros, más por salir de los apuros en los que se metieron por copiar aquellas cosas, sin siquiera tomar en cuenta que su realidad también era distinta, les siguieron, repitieron el fracaso y de la copia salieron otras copias y generaron la idea que eso que todos aquellos hicieron es el comunismo. Y hubo interesados que hasta lo patentaron como una marca y la vendieron.

Y, para completar la vaina, ha habido bastante gente que se ha prestado para fortalecer esta versión y manera de desacreditar la única forma que hasta ahora se ha propuesto para cambiar un modelo, el capitalismo, que fue revolucionario, creo riquezas y bienestar, pero rápidamente demostró su incapacidad de poder hacerlo para todos y, al contrario, todo aquello se reduce a unos pocos y la mayoría parece estar destinada a vivir en la miseria. Y siendo así, sólo útil, saludable para una minoría, entonces es inevitable admitir que el modelo está en decadencia, como el planeta mismo y por lo mismo, inevitablemente habrá cambios sustanciales y los hay en movimiento.

Una de las cosas que le atribuyen injustificadamente al "comunismo" o más cercanamente, al socialismo y quizás por detectarla en sus respectivas copias o vistas en las malas interpretaciones, más por el apuro y la creencia que eso es como hacer una casa, es lo de autoritario.

Y la palabra comunismo la asocian con Stalin, habiendo existido y existiendo otros más como él, sólo que, al parecer, es el único que, en el universo de la izquierda, se admite que fue tal.

Se pasa por alto que Hitler, Mussolini, Franco y toda la larga lista de dictadores que en el mundo ha habido, en la propia América Latina y hasta el comportamiento del capital, el más autoritario de todos, son inherentes al modelo capitalista.

Por esto es trascendente que los jóvenes del este caraqueño, hayan descubierto que, entre ellos, los del G-4, ha habido "comunismo" y por demás, y no en esa versión que ellos fabrican para endilgársela a la izquierda, sino de los autoritarios, descendientes de los autoritarios verdaderos y de la historia toda del autoritarismo. Entendiendo por eso, unos tipos que se abrogan el derecho de todos, se nombran jefes y a su vez, a dedo, escogen entre sus íntimos quienes ocuparían los cargos de menor jerarquía. Y lo que es más y más hermoso, no tardarán en descubrir estos muchachos del este caraqueño, que esos autonombrados jefes o cuando más escogidos en capillas para repartirse la ganancia, como en "La Cueva de Ali Babá", lejos de elaborar un plan o hacerse solidario con uno para salvar a Venezuela, se ponen al servicio de quienes les utilizan como caballos de Troya para saquearnos y no en las sombras de la noche sino en pleno día.

Se dice en el lenguaje coloquial que quien escupe "pa` arriba" es un tonto y también que, cada quien sabe en lo que anda y por dónde y si uno pinta un cuadro y alguien porque le da la gana quiere verse en él, eso es cosa suya y debe revisarse, porque el pintor miró la realidad y captó lo que se puso por el frente, pese sea por demás creativo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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