¿Cómo se sentiría Chávez si lo viera en eso? En TV y con la Gaceta Hípica en la mano

El domingo, al atardecer, ya cuando los signos de la noche comenzaban a anunciarse, el presidente como es ya habitual, lo que significa estar todos los días y, en veces, todo el día en eso, estaba frente a las cámaras de televisión. Esta vez, para sorpresa nuestra, hablaba de caballos, "de datos, tajos y de fijas, líneas imperdibles", como se suele hablar en el lenguaje de la hípica y específicamente del juego del 5 y 6. Y lo hacía en su estilo, en ese de creerse dueño de una bola de cristal, una "bruja", no una brújula, que apunta al norte magnético.

Pocos minutos antes se había corrido el clásico Simón Bolívar y hablaba, ante las cámaras, de lo infalible que suele ser, como que, pese lo que le pronosticó "El Potro" Álvarez, ganó "viniendo desde atrás", el que él había escogido. Pero eso lo dijo después de terminada la carrera y conocido el resultado. El único testigo era y es el exgrandeliga y es dudoso este le contradiga.

No tuvo siquiera el cuidado, la precaución que, quienes dicen que es un "dictador, autoritario", le acusasen ahora de disponer a su antojo, los caballos que deben ganar en las carreras del hipódromo de La Rinconada. Más pudo en él, esa fuerza interior que lo obliga a venderse como un enviado del más allá, que habla con los muertos por medio de pajaritos y hasta con los caballos, pese estos estén corriendo en busca de la meta y apremiados por los foetazos de los jinetes. No se cuidó tampoco le acusasen de haber apostado previamente en las taquillas al caballo que dispuso y ordenó que ganase. No tuvo miedo de él dijesen, Maduro nos "jugó gallo guindao".

Porque si algo a él le ocurre es que, ya llegó al momento cuando se comienza a creer invulnerable, demasiado grande y hasta seguro, que es por desgracia siempre cuando en la realidad viene aconteciendo lo contrario, por lo que se pierde el cuidado de los detalles y las formas. Baja la guardia porque se siente por demás seguro. En esta conducta contribuye mucho lo de estar todo el día rodeado de adulantes y nunca dispuestos a rebatirle algo, cosa que acontece con frecuencia a quienes se creen poderosos y demasiados grandes y hasta sabios; lo que se deriva del miedo o por lo menos inseguridad, ante el personaje que, en algún momento, pudieran sentirse tentados a sugerirle lo errado que pudiera estar.

Si algo es venenoso, dañino al movimiento obrero, a los trabajadores, a la sociedad toda, es eso de generarle falsas ideas, expectativas engañosas, construirle castillos imaginarios, contarle cuentos de demonios disfrazados y forjarle ilusiones con el juego y el azar.

Mao dijo una frase imprudente, tanto que ningún sensato la repite, por lo menos en voz alta, como que "la religión es opio de los pueblos". Pero sin duda, se podría decir, gritando que, el juego es eso. No sólo porque forja falsas ideas en los hombres pobres y por regla general les conduce a la ruina material y moral. Es lo fácil e inmediato, el sueño de quien evade la lucha y el trabajo constante. Es un discurso contra el trabajo y el debido esfuerzo humano. Por eso, es por demás feo que un gobernante aparezca promoviendo el juego y peor si quien lo hace se asume como heredero de Chávez.

Una de las reglas de oro de los magnates del juego es no apostar. No inmiscuirse y dejar que los engañados lo hagan. Jugar es para ellos un peligro, violar las reglas sagradas. La casa no apuesta, acepta las apuestas.

La religión, pese uno no sea religioso, habla con nobleza del trabajo, de las buenas costumbres, hábitos, honestidad y de la necesaria disposición al trabajo productivo y honrado. Todo lo contrario de lo azaroso y el facilismo que sugiere el juego, o mejor, eso de las apuestas.

El apostar, lo azaroso, es la misma vaga ilusión de los canes que, en los canódromos, mientras unos cuantos ilusos apuestan y mayormente pierden, corren tras de una liebre mecánica que nunca alcanzarán. Por él, esa vana ilusión, muchos hombres abandonan el trabajo, las luchas y hasta la familia.

La tarea, el sueño, ideal de construir un modelo más justo y humano, pasa por forjarse una idea hermosa del trabajo y una disposición de lucha para que sus productos se distribuyan de la manera más equilibrada posible, lo que implica cuidar que las empresas no quiebren, pero tampoco unos ganen, acumulen por demás, mientras otros se hunden en la miseria. Hay que promover el trabajo, el hacer día a día, la certeza; no el azar y la irresponsabilidad que suela acompañar a quienes se juegan la vida "en las patas de un noble potrillo".

La clase dominante usa las apuestas, lo azaroso, sobre todo ese de los caballos, que llega a un público enorme, mucho más allá del que acude a los hipódromos, con el doble fin de hacer un gran negocio, explotar y robar a la gente y al mismo tiempo distraer creando falsas ilusiones

Un "líder revolucionario", un gobierno del mismo signo que se exhiba promoviendo el juego, las apuestas, el enriquecimiento azaroso, estaría cometiendo una inconsecuencia, un acto de traición y hasta un pecado mortal, para decirlo en el lenguaje de los religiosos.

Por algo Chávez, le declaró la guerra al juego. Por eso que dijimos y otras cosas más, como el dudoso origen y fin de los capitales que en eso se invierten.

Ayer, por las redes, "cosas veredes Sancho", gente del gobierno y de la oposición, curiosamente aparecieron defendiendo las carreras de caballos, el juego del 5 y 6, porque, según ellos, se trataba de "un deporte y una industria que generaba empleo". Quienes se ocupan del también muy feo negocio del cultivo y contrabando de droga, pudieran dar a su favor los mismos argumentos.

Y dijeron que igualmente los apostadores existen en cualquier deporte. Pasaron por alto que quienes manejan deportes como el béisbol o el básquet, por lo menos legalmente, no manejan apuestas; no hay en las canchas o estadios taquillas para apostar a nada. Allí va la gente a distraerse exclusivamente con el hacer, en veces hasta proezas del humano que compite. Y, quienes a los juegos acuden o les ven por televisión, lo hacen determinantemente por el sólo placer de gozar el espectáculo.

Lamentablemente, por lo menos en las ciudades, las actividades hípicas, carreras o saltos de caballos, solo cuentan con la atención de un pequeño universo dentro de las clases altas. Eso no es suficiente para mover grandes cantidades de dinero y hacer un negocio rentable. Por eso, para poder incorporar a las multitudes, las carreras de caballos se les asoció a las apuestas y hasta al sueño de vivir sin trabajar, el ganar dinero fácil. Y en efecto, donde se gana dinero fácil, porque es un decir entre quienes de eso se ocupan "la casa nunca pierde". Es un negocio armado para que, quienes tienen dinero y organizan las apuestas, terminen quedándose fraudulentamente con el dinero del público.

Tanto se mostró, no sin razón, Chávez contrario al juego, que un familiar nuestro, adeco de toda la vida, vicioso entregado al juego de caballos, llegado al momento de la desilusión definitiva con su partido, habiéndose encontrado con Chávez, lo primero que hizo fue reunir una inmensa colección de ejemplares de la Gaceta Hípica e hizo una fogata con ellos. Con ese gesto se unió a las fuerzas, sueños de Chávez, rompió con AD y el juego de caballos, porque le habían engañado toda la vida, según sus propias palabras.

De las 6 novelas que he escrito, una de ellas se titula "La Mudanza", de unas 160 páginas. La menciono porque uno los personajes de la misma es ese familiar, cuya vida está llena de ricas historias. Y el título se explica, justamente por su cambio de empedernido jugador, fanático de lo azaroso, perdedor empedernido, para quien la Gaceta Hípica era su biblia, a otra forma más realista y sensata de mirar la vida. Y ese "milagro, cambio, mudanza", dicho así sólo por lo coloquial, fue obra de Chávez.

Por cierto, el lector hallará más abajo detales sobre esa novela nuestra. Hago alusión a ella para que el lector compruebe que fue registrada con el ISBN 978-980-14-0980-9 en la Agencia venezolana del ISBN. Según la misma nota, presuntamente, fue publicado por la Fundación Editorial El perro y la rana, del Ministerio de Cultura en el año 2010. El mismo año que un jurado del IPAS-ME, me otorgó el premio de narrativa por mi novela "El crimen más grande del mundo", pero después de tantos reclamos y alborotos, decidió publicarla tres años después, en el 2013.

Doy estos datos, porque esa, mi novela "La Mudanza", pese las gestiones que hemos hecho, con las pruebas en la mano, las que ahora hemos mostrado, no aparece en ninguna parte. La destruyeron después de haberla editado o la tienen escondida, dado que, tipos como quien esto escribe, no son merecedores de eso.

Para terminar, llamo la atención acerca de la decadencia que nos embarga y lo decadente de las alianzas del gobierno, como que no hay quien invierta en levantar la industria nacional, activar la producción agrícola, pero si quienes están dispuestos a colocar sus capitales, para negocios fáciles. Pero todavía más que eso, el propio presidente, se exhibe promoviendo el juego y hasta con la gaceta en la mano, como quien habla de los grandes clásicos del desafío al capitalismo, sus injusticias y vicios.

¡Si Chávez estuviese tan vivo como uno quisiera!

La Mudanza

Eligio Jacinto Damas;

El libro La Mudanza ha sido registrado con el ISBN 978-980-14-0980-9 en la Agencia Venezolana del ISBN. Este libro ha sido publicado por Fundación Editorial El perro y la rana- Ministerio de la Cultura en el año 2010 en la ciudad de Caracas, en Venezuela.

Además de este registro, existen otros 5779 libros publicados por la misma editorial. Se destacan: Poemas Para Encender Muchachas escrito por Gabriel González Rastro Y Memorial Al Viento escrito por Max Efraín Pérez Omar Moreno Gil escrito por Elvin Barreto Los llanos colombo venezolanos escrito por Adolfo. Rodríguez y De Caracas Al Monte Sacro escrito por Eleaza Montilla.

ISBN 13

978-980-14-0980-9

ISBN 10

980-14-0980-0

Editorial

Fundación Editorial El perro y la rana- Ministerio de la Cultura

Tipo

n/d

Autor

Eligio Jacinto Damas

Fecha pub.

2010-05-07

Edición

(Damas, 2010)

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA (APA)

Damas, E. J. (2010). La Mudanza. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial El perro y la rana- Ministerio de la Cultura

Nota: Esta información se puede hallar entrando por Google. Poner Eligio J. Damas. La Mudanza. El perro y la rana.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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