Con mucha atención leí la Carta Pastoral del 25 de enero de este año de nuestro obispo Monseñor Mario Moronta, un prelado de la Iglesia Católica venezolana, que está fuera de lote, dentro del cuerpo de integrantes de la Conferencia Episcopal Venezolana, conformada por todos los obispos de Venezuela.-
A medida que uno se adentra en su lectura y analiza sus conceptos, todos basados en la doctrina social de la Iglesia, que pareciera que muchos prelados y algunos curas, afortunadamente pocos, han olvidado; cuando examina sus citas textuales de los evangelios, de las encíclicas papales y sus propias apreciaciones sobre la manera como él entiende el momento actual que vive Venezuela, y se introyecta en la propuesta que para la Nueva Era de la Revolución ha venido planteando e implementando nuestro líder el Comandante Chávez, pareciera que está escribiendo con él al lado, pues en su carta pastoral vierte un sinnúmero de conceptos de lo que debe ser el Socialismo del Siglo XXI, que a cada rato están siendo repetidos y ya puestos en práctica por quien dirige de manera original este proceso de cambios que para bien ha llagado y que no se irá jamás, en beneficio de la Sociedad nacional.-
Hace un llamado a que se tome en cuenta la participación de las minorías, esas minorías que lamentablemente han tenido que padecer la mala orientación de unos políticos que los quieren utilizar, solo para recuperar los privilegios que una vez el pueblo les quitó, y no para guiarlos por el camino del que habla Moronta en coincidencia con lo que queremos sea ese Socialismo “sui generis”, a la venezolana, sin malas copias y que sea una realización en la cual participemos todos pero con la convicción de la necesidad del bien común y no para complacer élites que con el cuento de pretender representar una opinión diferente, pretenden por vías nada constructivas, cambiar el estado de cosas, que la mayoría de ha dado y que ha venido ratificando elección tras elección. Esa participación de la minorías ha de ser entonces deslastrada de quienes aparecen rayados y señalados por la historia como culpables de todos los males, que sobre todo los pobres de la Patria han tenido que soportar y que han quedado plasmados para los siglos, en situaciones terribles como el caracazo, y los hechos del 11 de abril, cuando lograron derrocar al presidente legitimo, lo cual gracias a Dios al revertirse por voluntad popular, sirvió para ratificar que esa mayoría no sólo se manifestó y se sigue manifestando cada vez más ampliamente, sino que en el momento hasta de exponer su vida por lo que cree, da un paso adelante.-
Nunca Chávez ha desconocido la existencia de esas minorías, al contrario las ha llamado a participar, ha puesto a su nivel y a su disposición todas las misiones y ahora los Consejos Comunales, instancias que más participativas no pueden ser y en las cuales podrán tener cabida todos con la sola excepción de los saboteadores, que nunca faltan pero a los cuales el pueblo ya tiene identificados.-
Deja bien claro que la iglesia en su contribución no debe estar por ningún motivo parcializada, ha de estar siempre al lado de los pobres, qué bueno hubiese sido poder ver un comportamiento así en los días aciagos del golpe, el paro y las guarimbas, pero afortunadamente existe un Moronta que con su magnifica Carta Pastoral sienta pauta de lo que debe ser la verdadera participación de la Iglesia, siempre apegada a las causas de los pobres y en búsqueda de la igualdad entre los seres humanos, mediante un “modelo propio para la Venezuela actual que pueda tener su fortaleza en torno a políticas públicas orientadas a ala superación de la pobreza”. Entonces cabe aquí la pregunta: ¿Qué es éso, sino Socialismo?, sólo que el nuestro ha de ser construido, como lo está siendo, apegado a nuestras características, eso siempre se ha afirmado y hacia allá vamos, cada día con mayor participación y cada día dándole al pueblo, a todo el pueblo sin distingos la posibilidad de ejercer el poder para la solución de sus necesidades comunes, según sus posibilidades.-
Hace en su carta un llamado a poner en práctica el verdadero amor entre todos los hombres y mujeres, un amor que conlleve desprendimiento, solidaridad, participación, con disposición a compartir.-
Con certeza afirma que la Iglesia debe hacer su aporte para que las diversas tendencias coincidan en la necesidad del bien común. Qué bello sería que eso pudiera hacerse una realidad, porque hasta donde sabemos, la cúpula de esa Iglesia poco se relaciona directamente para estas cosas con los de abajo, más bien y los medios lo han registrado, parlamentan con otras cúpulas, o es que ¿Acaso el sector dirigente de la Iglesia que participó en el golpe de abril, lo hizo previa consulta al pueblo?, o es que ¿Acaso no hemos sido testigos de cómo sacerdotes aprovechan el púlpito para actuando como cualquier político contribuir a enfrentar pueblo contra pueblo?.-
Yo pienso que la mejor contribución de la Iglesia para que lo que aquí expresa Moronta se pueda dar, es que antes se revise la estructura de la Iglesia de los prelados, y de los sacerdotes, partiendo del hecho de que ellos solos no son Iglesia y basados en las enseñanzas de la doctrina social de ella, ponerse al lado de quien con hechos, palabras y ejemplos ha demostrado hasta la saciedad su espíritu de desprendimiento, su disposición por luchar en la búsqueda de la mayor felicidad para todos los seres humanos de nuestra Patria y más allá de nuestra América.-
Así pues que la cúpula, que espero haya leído a Moronta, para mi como para muchos está en mora con lo que Jesús, los apóstoles y luego santos pontífices nos legaron y que es lo más parecido al Socialismo del Siglo XXI del que nos habla a diario nuestro líder.-
Afirma textualmente Moronta al referirse al su Diócesis, de San Cristóbal que: “aquí queremos estar preparados y atentos para leer los signos de los tiempos…..por eso en esta coyuntura en la que vivimos y en la que se nos presenta un proyecto sociopolítico “El Socialismo del Siglo XXI” todos los católicos debemos estar dispuestos a aportar lo que es propio de la Iglesia y desde la perspectiva de un compromiso liberador con los hermanos lo cual supone la práctica del mandamiento del amor con la solidaridad, la fraternidad, la justicia y la paz”. Me pregunto tal vez ingenuamente: ¿Porqué será que al hacer esta afirmación se circunscribe sólo a los católicos del Táchira, será porque está consciente de que sus opiniones no son compartidas por otros prelados que con su conducta han demostrado que los evangelios, que siempre tienen bajo el brazo, en su breviario (libro de rezos) se quedaron solo para eso?. Me atrevo a responder que así es y que no lo dicen, ni se atreven a expresarlo como Moronta, porque están conscientes de que lo que él escribe, es a lo que más se parece ese Socialismo del Siglo XXI del que nos habla nuestro comandante y que hermosamente parangona Moronta cuando dice que la Iglesia debe participar en: “la construcción de un modelo justo, humano y que tenga en cuenta los valores del Evangelio, la importancia de la persona humana y su dignidad y la centralidad de Dios” y ellos que por el contrario participaron en hechos que causaron dolor, sangre, desasosiego y lágrimas, que como Ugalde, Porras, Lucker, Castillo Lara entre otros, han seguido desdiciendo de lo que beberían hacer y no hacen, que no es otra cosa que estar con los pobres y apoyando a quienes desde el gobierno luchan a brazo partido por revertir el orden de cosas con las que el capitalismo salvaje, plagó de miseria durante tanto tiempo al país, ellos, o se plegan a ese llamado de nuestro Obispo o van a quedar aplastados por una realidad en la que “una buena parte del pueblo alimentan la esperanza e impulsan procesos de cambios”.-
Afirma Moronta con profunda convicción que no podemos ser indiferentes que la participación en la construcción de una nueva sociedad no puede ser ajena a nosotros, dejando claro que ha de ser una “nueva” sociedad, no la que estamos dejando atrás y a la cual algunos, entre ellos prelados de la iglesia, quieren regresar.-
Nos pide que, como seres humanos, una de cuyas características debe ser el inconformismo, no podemos permanecer indiferentes y quedarnos a la espera de que las soluciones nos lleguen espontáneamente, sino que debemos participar y sin reuír responsabilidades, contribuir a la formación de un HOMBRE NUEVO” que es el fin último de una de las más importantes transformaciones que el Socialismo del siglo XXI pretende, que consiste en tener una nueva sociedad, en donde los principios del socialismo, cristiano, bolivariano, venezolano, sean precisamente los que desde tiempos de Jesús, quedaron plasmados en su palabra, y que ya tienen mas de 2000 años esperando que alguien los ponga en práctica y los exprese en hechos tangibles que es lo que la Revolución está, por encima de todas las dificultades, tratando de lograr y que ahora en su Pastoral recoge nuestro digno Obispo Mario Moronta.