Carta a un amigo:
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"Releyendo el libro de Agustín Blanco sobre la violencia del 60 me encuentro que según este autor Celso Fortoul era barcelonés. Lo conociste en Caracas, tuviste contacto con él, puedes verificar eso que dice ABM".
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He aquí mi respuesta:
Buen día José. Por cierto, me mencionas un personaje que nunca voy a olvidar por lo que sigue. Siendo yo un muchacho de unos 20 años, participé como delegado por Sucre en el Congreso de fundación del MIR; antes, en el mismo rol, había acudido a dos Convenciones Nacionales de AD. Ya tenía cierto rango por las luchas dentro de ese partido y mis cercanías con Moisés Moleiro y Américo Martín, quien además era lo que llamamos mi pariente.
En ese congreso fundacional del MIR cuando se tocó el tema de definición del partido, alguien propuso que se asumiese como marxista, asunto que ya la dirigencia y casi toda la militancia, de manera informal, habíamos tratado y sobre lo cual había un acuerdo tácito. Ahora y nunca antes, después de unos años de haber ocurrido aquello, no he podido recordar quién fue el autor de esa proposición. Posiblemente la hizo Domingo Alberto Rangel, Simón Sáez o Gumersindo Rodríguez, tres de los dirigentes de más alto rango o aceptación. Aquella proposición fue asumida y recibida con grandes aplausos. "Al fin", pudimos habernos dicho, "dejamos de ser socialdemócratas y nos asumimos como verdaderos revolucionarios". Y mientras aplaudíamos, todos los presentes nos pusimos de pie.
Pero en el MIR, eso lo percibí con claridad más tarde, varios años después, unos cuantos, quizás demasiados, lamentablemente, creíamos que, para ser revolucionarios, debíamos ser una réplica, quizás mejorada, del PCV y, por lo que siempre he creído, hasta allí llegaba nuestra percepción. Supe, en conversaciones posteriores que, la gente del PCV, intentó evitar aquello, sabiendo lo que iba a suceder. En el partido comunista no se percibía acertado que naciese entre nosotros otro partido como el suyo, sino uno que pudiese unir a amplios sectores a quienes ellos no les podían llegar y menos incorporar a las luchas por venir. Si alguna vez estuvo claro el PCV fue esa, en cuanto al asunto del MIR.
Claro, el efecto ecuménico de la Revolución Cubana, del Movimiento 26 de Julio, convertidos sus partidarios en militantes del Partido Comunista Cubano, por aquello del partido único, decisión que hasta entre ellos mismos, los combatientes de las guerrillas, causó divisiones y hasta enfrentamientos, sin darle importancia a las deserciones y divisiones innecesarias, tuvo un efecto e influencia determinante en nosotros. Además, la lucha que dimos dentro de AD contra todos los grupos, incluso muy progresistas que allí había, como lo demostraron fehacientemente los hechos posteriores, nos impidió hacer de Betancourt y los suyos una minoría hasta insignificante. En nosotros se "fortaleció" la falsa y absurda idea que los potenciales aliados eran los primeros enemigos. Predominaba entonces la idea, que aún parece hacerlo, que para impulsar el cambio solo hacen falta quienes pudieran, en la imaginación o interés de muchos, quienes estén dispuestos a llegar al final.
Este comentario sobre Celso Fortoul, revela como es de falsa tal percepción.
Aplacado los ánimos, la euforia por la definición marxista, pidió la palabra Celso Fortoul, quien había ganado mucho prestigio porque, siendo Ingeniero Jefe del Concejo Municipal de Caracas, en tiempos de la presidencia provisional de Larrazábal, controlado si mal no recuerdo por URD, fue injustamente despedido, por lo que se desató en la ciudad, donde la juventud de AD y el PCV ejercían fuerte influencia, sobre todo en los barrios, particularmente el entonces muy prestigioso e influyente 23 de Enero, una enorme protesta a su favor, por lo que hubo de ser restituido. Además, tenía fama de ser buen orador, lo que en aquellos tiempos la gente común mucho valoraba, pese su amigo y mi amigo, el Profesor Felipe Villegas, especializado en nuestra lengua, quien viajó con él por los Estados Aragua y Miranda, participando en mítines, me dijo que el discurso en cada pueblo o concentración era siempre el mismo, como decimos coloquialmente, "de pe a pa", hasta en puntos y comas.
Aplacado los ánimos, como dije antes, Fortoul pidió la palabra y planteó que, si el nuestro, el partido naciente, aspiraba a ser revolucionario, debía, era como obligante, definirse igualmente como leninista. Dio como argumento central y único, pues creyó eso le bastaba, era lo central y "convincente", lo que hoy y por años me ha parecido una infantilidad, para no llamarla imbecilidad, que siendo Lenin el formulador de lo relativo al imperialismo, nueva etapa del capitalismo, asunto no abordado por Marx porque no existía, debía estar en nuestra definición oficial. Lo que de hecho, nos convertía en un partido comunista paralelo.
Esta vez, un poco menos, quizás el 75 % de los asistentes, delegados, nos pusimos de pie y aplaudimos con euforia. Eso sí, nadie, formalmente, objetó aquello que quedó aprobado por mayoría y hasta supuesta unanimidad. No hubo quien pidiese la palabra y rebatiese a Fortoul.
Pero dada por aprobada aquella proposición, una porción discreta, de inmediato se retiró del local donde se reunía la Asamblea fundacional; no sabría decirte cuántos se retiraron a causa de aquella absurda e infantil cosa.
A mi lado estaba Peter Taffin, creo así se llamaba quien entonces era, "nada más y nada menos", que Presidente de la "Cámara Nacional de Radio"; era el mismo que todos los medio día, debes acordarte de esto, a partir de las 12 exactamente, daba el informe o fijaba la posición de aquel organismo sobre cualquier asunto en cadena nacional de radio. Tenía ese organismo más peso en la opinión pública que cualquier otro empresarial.
A Taffin le conocía por haber participado juntos o haber coincidido en muchas reuniones de AD, incluso por lo menos en una de las dos convenciones que antes mencioné y en reuniones de fracción de lo que entonces llamábamos "la izquierda de AD". Antes, por la definición marxista aplaudió de pie, como todos. A su lado derecho estaba una pequeña fila de unos 6 ó 7 "señores", a quienes ahora no recuerdo, les llamo así porque eran ostensiblemente mayores de edad que yo. Mientras Fortoul daba sus explicaciones, que a esta altura de mi vida, se me antojan como un cuento de muchachos o parte de aquel poema negroide, creo de Nicolás Guillén, relacionado con la fantasía de la Isla de Jauja, según el cual había un paraíso sin esclavos, por supuesto, real, terrestre, para los negros, donde al terminar de hablar el narrador, siendo interrogado acerca de dónde estaba aquello, termina diciendo, "son simples vainas pa` conversá".
Taffin y sus acompañantes se apretujaron, conversaron e intercambiaron opiniones con suma discreción, una vez Fortoul terminó su muy aplaudido discurso. Y al terminar de intercambiar ideas, Taffin, hablando como en representación del grupo, dijo de manera que le escuchásemos quienes estábamos cerca de él y sus acompañantes, "hasta aquí les acompañamos, pues ya en Venezuela hay un partido comunista y sólo tendríamos que declararnos militantes suyos, pero hasta allí no llegamos".
Después de decir aquello, el grupo, encabezado por Taffin se retiró y dio por terminada su vinculación política con nosotros. Por lo que pude observar y los comentarios escuchados con posterioridad, escenas como esas se dieron en distintos espacios de aquella asamblea y, por lo que supe y recuerdo, nadie le dio importancia a aquel asunto de tanta trascendencia.
Para quienes conformaban la Dirección Nacional del nuevo partido, en su mayoría gente muy joven, entre los cuales estaban Gumersindo Rodríguez, Américo Martín, Lino Martínez, Moisés Moleiro, Rómulo Henríquez Navarrete, Héctor Pérez Marcano, "el más viejo del grupo", etc., donde hombres todavía muy jóvenes, como Domingo Alberto Rangel, Simón Sáez Mérida, Jorge Dáger, Carmelo Laborit, lucían "muy mayores" y en el cual empecé formando parte de la Dirección del Buró Juvenil Nacional, aquellas deserciones demasiado tempranas y de gente muy significativa, lejos de preocupar, dieron origen como a un festejo, como quienes creyeron haberse quitado de encima una pesada carga.
Y es esto último lo significativo, de esa historia que envuelve a Fortoul, no a él en sí. Se trata de esos errores ya por demás conocidos, pero por una cuestión atávica se siguen cometiendo. Como por ejemplo, aquello relacionado con el Comandante Chávez de haber llamado a la conformación de un partido único. Y espero que por este juicio, nadie concluya que desconozco los enormes aportes del barinés a las luchas populares, estuve con él y sigo estando en lo fundamental de su discurso y acción, lo que no niega haya incurrido en errores, más tratándose de un ser humano que llegó de manera demasiado tormentosa, apresurada, a la fama y al poder.
En lo relativo a tus preguntas, sólo falta por responderte que no tuve relación cercana con Fortoul; no recuerdo siquiera haber hablado alguna vez con él. Tampoco sé nada acerca de la ciudad de su nacimiento. Lo que sí puedo agregarte es que, por aquella protesta a favor de él, por su despido como ingeniero municipal de Caracas, en el momento que en aquella ciudad se desarrollaba un plan llamado de "emergencia", puesto en práctica por el gobierno de Larrazábal, para contener las angustias, exigencias e impulsos de un pueblo que había estado luchando en las calles durante varios días contra la dictadura, por el largo período de opresión, mediante el cual se resolvían pequeños problemas en los barrios, pero también se pagaban salarios semanalmente a diestra y siniestra, aún entre quienes nada hacían, sus discursos "repetitivos y repetidos", como les llamó el Profesor de Literatura Felipe Villegas, llegué casi a admirar y aplaudí con frenesí particular aquella proposición que, como dije antes, desde hace muchos años, valoro como uno de los disparates más grandes que he visto hacer en política, que aplaudí y por el cual nos alejamos de potenciales aliados para hacer tareas significativas y alcanzar importantes victorias. Y para redundar, contribuimos a ahondar y agravar esa tendencia divisionista que ha predominado y casi "emborrachado" a la izquierda.
En gran medida, por esa formulación, antes y después, de haber sido presentada por Fortoul, infantilmente nos separamos y hasta nos hicimos enemigos de mucha gente, grupos, como aquel llamado ARS, de Raúl Ramos Jiménez, con el cual luego, Domingo Alberto Rangel, separado del MIR, por este asumir la lucha armada, fundarían el PRIN y del Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, cuya historia posterior es demasiado conocida y a quien enfrentábamos dentro de AD, con más contundencia y vehemencia que a la gente de Betancourt, la que parecía gozar, divertirse y sacar ventajas, como en efecto las sacó, viéndonos a nosotros, potenciales aliados, destruyéndonos mutuamente.
Nunca olvidaré aquel calificativo, a manera de reflexión y demostración de angustia, del maestro Prieto, pero también para increparnos, cuando nos escuchaba pronunciar aquellos discursos llenos de palabras, entre ellas, marxismo y leninismo, muchas veces "traídas por los cabellos", mientras se apretaba las sienes con las manos, "colonias mentales".
Por supuesto, debo dejar claro para ti y quienes esto lean, que no intento descalificar ni distanciarme de lo fundamental del leninismo, especialmente por su aporte acerca del fenómeno del imperialismo y, en última instancia, de la definición antiimperialista, lo que forma parte de mi acervo cultural, no ideológico, sino que aquello no era necesario, pues como se hizo, apartó de nuestras luchas a mucha gente buena y que, en lo fundamental y hasta determinantemente, estaba dispuesta a acompañarnos. Aunque si tengo diferencias con el leninismo acerca del concepto de partido.
Puedo agregarte además, como dato curioso, que no mucho tiempo después, antes que se separase Domingo Alberto Rangel, cuando todavía el MIR no había entrado oficialmente en la lucha armada, Celso Fortoul fue de los primeros en irse del MIR y por lo que supe, "discretamente recompuso sus relaciones con AD", cosa que mi viejo amigo y compañero Rómulo Henríquez Navarrete, una vez me negó. Pero desde aquellos tiempos, cuando Fortoul era profesor de la Escuela de Ingeniería de la UCV, muchos de nosotros sabíamos que "en eso andaba" aunque de manera por demás discreta. No llegó a hacerse de nuevo militante, pero tampoco marcó distancia, optó por evadirse, pese a aquella osadía dentro del MIR, que tantos efectos negativos tuvo.
Hoy amanecí deprimido, por razones que imaginas, eso pesa demasiado, llevo días de nuevo, encerrado en mis pensamientos relacionados con la reciente pérdida de mi compañera de toda la vida, lo que a mí como al Dr. Luis Beltrán Prieto, "Se me trizó mi espejo", aquel bello artículo que escribió por la muerte de su esposa, Cecilia Oliveira Rangel, una cumanesa como quien esto escribe y por el cual se ganó entonces el premio nacional de opinión del año.
Por eso, como anteayer, ayer y todos estos días, no pensaba escribir. He estado apelando con frecuencia al archivo, para evitar desaparecer o ser olvidado por mis generosos lectores; pero por eso que llaman educación, que me obliga a responderle a quien a mí se dirija, sobre todo a ti, que lo haces con frecuencia, lo que valoro enormemente, me senté a responderte y me salió esto, que convertiré en un artículo para publicarlo.
Gracias amigo por siempre recordarme. Hasta luego.
Nota final: Minutos antes de enviar este trabajo, mi amigo quien ha estado leyendo el libro resultado de la entrevista que Agustín Blanco Muñoz hizo a Celso Fortoul, me envió este mensaje "Es cierto en el libro reconoce que lo hizo por comodidad o cobardía cómo él mismo lo califica ".
Tu amigo, Eligio Damas