Ética, gestión pública, conciencia social y responsabilidad

Epígrafes

"Varios enfoques sobre la ética en los servicios públicos también han sido validados (Maesschalk, J; 2004), por un lado, la denominada "obediencia" que enfatiza en la importancia de los controles externos en el comportamiento de los servidores públicos, y el enfoque de la "integridad" que focaliza sobre el autocontrol ejercido por cada servidor público. Así, el marco ético o la infraestructura ética son los elementos que los actores gubernamentales consideran importantes para el propio funcionamiento del servicio público" (Martínez-Navarro, F., 2011: "Reflexiones sobre las éticas en la gestión pública y desarrollo", p. 2).

"Afirmamos que estas reformas, inquietudes y estilos de gestión público han generado comportamientos éticos específicos. En consecuencia, ese trabajo explora estos comportamientos, identificados en las tres tendencias" … tradicional, satisfacción del usuario, creación de valor público, caracterizada por tomar los mandatos por puntos de partida, y no de llegada. Este tipo de gestión también se enfoque en los resultados operativos (su productividad, efectividad y eficiencia), (ídem).

"Cierta sociología naturalista, muy de moda a fines del siglo XIX nos desacreditó el Trópico como tierra del más langoroso calor donde se anula y amortigua el impulso de batallar humano. Pero además de que nuestro Trópico el clima se modifica por las altitudes andinas y quien sin saber viese, por ejemplo, una fotografía de Mucuchíes en el estado Mérida con sus mestizos enfundados en chamarretas de lana, situaría el lugar y las gentes en una región hiperbórea, y quien comiera manzanas en Pueblo Nuevo o Bailadores supondría, imaginariamente, que estaba en Galicia; a más de las complicadas relaciones entre temperatura y orografía y de que la técnica del siglo XX puede afrontar el problema del trópico de modo de modo muy diverso a como lo consideraba el siglo XIX, a más de todo eso, se hace necesario para quienes lo hemos sudado y vivido bastante, distinguir los matices y variedades del calor. En el calor como en el amor también se distinguen grados y especies". (Picón-Salas, M., 1949, "Comprensión de Venezuela". Antologías y selecciones. Ediciones del Ministerio de Educación Nacional. Dirección de Cultura. Caracas. Pp. 18-19).

"El problema venezolano era de más calificada cuantía que aquella división regionalista, aquella polémica entre "andinos" que promovieron los viejos caudillos. Sobre todo conflicto cantonal empezaba a erigirse la fuerza del espíritu del espíritu nuevo. El tránsito de una economía agrario-pastoril que fue la del antiguo caudillismo a la de las grandes explotaciones petrolíferas, destruía la vida cerrada de los distritos, creando en torno de los pozos y los taladros, masas obreras unidas en la reivindicación del reclamo común. Era ya tiempo de líderes y no de caudillos. Se producía el fracaso y definitiva oxidación de los políticos cortesanos que no se preocuparon de estudiar Economía ni de orientarse en el dédalo de la vida contemporánea, porque, porque su única estrategia fue la de "complacer a los Generales. Estaban, pues, enfrentándose dos estilos, dos métodos de hacer política. (picón-Salas, ob cit., p. 32).

Las líneas que siguen describen e interpretan lo anunciado en el título. A saber, a tratar de inspirar una lectura destaque por su amenidad, actualidad de la información que ofrece permita reflexionar personal y socialmente, ya que no solo las personas aprenden sino también las organizaciones. Aunque haya que delimitar el asunto en pocas cuartillas ya que el tiempo apremia. En fin, se trata de contextualizar en tiempo y espacio un tema-problema siempre arduo de tratar como es la ética ya desde los clásicos griegos; que como en el conocido Diálogo de Platónico "Menón" el contrahecho autor remoto se pregunta si la ética y su acción correlativa práctica, la moral, son susceptibles de ser de ser enseñadas como el cálculo, la música y la gramática o corresponden a prácticas sociales consuetudinarias, que no se enseñan como tal, sino que son actividades prácticas vinculadas a desarrollar según las virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.

Todo ello a fin de alcanzar la "arethe", término que en su forma más general se vinculaba a la "excelencia", la elocuencia y, en fin, el cumplimiento acabado del propósito fundamental asignado por las instituciones sociales al individuo, según el estatus y rol de éste. O su lugar en el estrato social y correspondiente actividad, sobre todo en el marco de sociedades asimétricas como era la griega dividida por estratos de comportamiento estanco, sin movilidad entre éstos: si soldado, valiente pero no temerario, justo y no cruel con el adversario vencido, ciudadano generoso sin liberalidad y así ad nausean la correlación dicotómica virtud-vicio, de tal suerte que Platón propone la noción del "justo medio" y su modelo societal cuya virtud principal sea la justicia. De hecho, tal viene a ser el tema central en su obra "La República", lástima que, hombre de su tiempo, en fin, validó la esclavitud, no valoró la mujer y su modelo educativo o paideia con sus ideales griegos de libertad y justicia se destinaron sólo a la élite ilustrada.

Por lo que algún filósofo inglés, Karl R. Popper (Viena. Austria, 1902-Kenley, Reino Unido, 1994), lo incluyera entre los defensores del totalitarismo o enemigo de las sociedades abiertas, en libro de parecido nombre y en su autobiografía intelectual trata de justificar esa su postura señalando que en su momento no conocía bien la teoría marxista, y hubo de preguntarse si ésta no era más que ideología, conciencia ingenua o ilusión al proponer una sociedad justa, sin advertir que constituye una teoría compleja, como lo es también el mundo de lo social; así destaca que en un momento especialmente grave en su vida se le planteó un importante dilema moral, porque tenía varias opciones vitales e intelectuales: unirse a los socialdemócratas, a los dos partidos anti socialistas, los nacionalistas alemanes, los social cristianos y el pequeño partido comunista al que se unió en la sección alumnos socialistas en la primavera de 1919, aunque su amiga Arndt, le había contado de la inconveniencia de tal elección.

A continuación, acota Popper (2002) que pronto iba a quedar desencantado del modelo social y ético del comunismo y su expresión burocrática, tendenciosa y atrabiliaria en la gestión de la gobernanza pública, dice el famoso epistemólogo autor de la lógica de la investigación científica:

Esta teoría marxista –una parte del así llamado socialismo científico -. Me preguntaba ahora a mí mismo si un cálculo tal podría ser nunca apoyado por la "ciencia". La experiencia total, y especialmente esta cuestión, produjeron en mí una revulsión de sentimientos que me ha acompañado toda la vida. El comunismo es un credo que promete instaurar un mundo mejor. Pretende estar basado en el conocimiento: el conocimiento de las leyes de desarrollo histórico. Yo esperaba aún un mundo mejor, un mundo menos violento y más justo, pero me preguntaba si realmente "conocía" –si lo que había pensado ser conocimiento no era más que mera pretensión -. Había leído, por supuesto, algo de Marx y Engels –pero, ¿lo había entendido realmente? ¿Lo había examinado críticamente, como debería hacer cualquiera antes de aceptar un credo que justifica sus medios por un fin un tanto distante? Me sorprendió tener que admitir ante mí mismo que no sólo había aceptado de modo acrítico una teoría compleja, sino que, de hecho, había captado también una buena parte de lo que había de erróneo tanto en la teoría como en la práctica del comunismo. (pp. 54-55).

La cita permite señalar que algunas teorías de largo alcance, como el socialismo y el comunismo, o su teoría rival, el liberalismo y el capitalismo, comportan una amplia complejidad. Incluyen, una teoría del conocimiento y su puesta en práctica en los procesos de gobernanza durante determinados períodos históricos y que aparte de aplicarse a modelos productivos con gestión de bienes y servicios e indicadores específicos, porque la ciencia es objetiva, así como también con expresión en las estructuras sociales de la economía y la política, según una visión de la tradición heredada del positivismo lógico, donde sólo la ciencia tiene validez; pero, a su vez, implica un modelo ético utilitario y crematístico o plano axiológico objetivado en producción de bienes con retorno rápido del capital y alta tasa de ganancia, además del desarrollo de una teoría de los valores cívicos igualmente utilitarios, del trabajo individual exitoso, la acumulación, poca cooperación interinstitucional y uso de recursos sin agregar valor en la cadena productiva; sino que de acuerdo a cierta finalidad o teleología, no tributa a una sociedad más justa, por ejemplo.

Aunque que no implique la supresión de la iniciativa individual, la libertad personal y la creatividad intelectual, sino que potencia estos aspectos relativos a la autorrealización personal y social. Por eso el asunto de la conciencia social, entendida la expresión como una noción de una ortopraxis mediada por ciertas normas o codificaciones recogidas en los códigos de ética, así llamados, que en este caso vendría ser una ley del funcionario público o estatuto que a veces recoge la doxa periodística construidas a tenor de patrones morales socialmente aceptados como valiosos y óptimos.

En ese contexto, la sociedad venezolana del tiempo contemporáneo y actual, tal como señala don Mariano Picón Salas (Mérida, 1901-Caracas, 1965) ha venido transcurriendo del modelo agrario-exportador al petrolero y extractivo, donde social y políticamente destacan los caudillos que demandan fidelidades personales de tipo primario, típico de las sociedades pre modernas, donde destacan las populares expresiones coloquiales del compadrazgo, amiguismo; en cambio, la modernidad se caracterizan por las relaciones formales recogidas en códigos impersonales, sino que cada cual hace lo que corresponde, más allá de los asuntos vinculados a la relaciones primarias. Así que un asunto a superar en el funcionario público en Venezuela viene a ser la formalización de la norma, superar el amiguismo y compadrazgo, como bien lo trata el estudio de la Universidad Católica Andrés Bello titulado Detrás de la pobreza (1997-2011), bajo la dirección de los sociólogos Mikel de Viena y Luis Pedro España.

 

 

 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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