El PSUV es una imperiosa necesidad de la actual tendencia histórica del proceso revolucionario bolivariano, más aún cuando los venezolanos hemos tomado un nuevo impulso para dar el salto cualitativo hacia el socialismo. La revolución en su primera etapa consolidó la conformación de los cimientos de la democracia participativa y protagónica cuyo origen lo encontramos en el poder constituyente. Allí fueron muy importantes, aunque no decisivos, los frentes electorales donde destacaron el Polo Patriótico y el Bloque del Cambio, por eso, en el presente hito, se exige un nuevo reagrupamiento mucho más profundo y sólido, que garantice la unidad orgánica y en la acción para diseñar y construir, con una sola amalgama de pueblo, el proyecto del Socialismo del Siglo XXI. Ese es el llamado claro, y no otro, el del presidente Hugo Chávez Frías quien sigue interpretando fielmente, como nos tiene acostumbrado, las aspiraciones de nuestro pueblo.
Se puede afirmar sin temor a equívocos que hemos llegado a otra de las encrucijadas de las que frecuentemente se encontrarán en el camino de las revoluciones verdaderas. En verdad, es en esas bifurcaciones donde se ponen a prueba las lealtades, los compromisos y lo más importante: la claridad político-ideológica para seguir el rumbo consecuente con los intereses del pueblo.
No es raro que en esos momentos dilemáticos salte la liebre que estaba escondida y/o que la atmósfera se ponga irrespirable para los que aún se mantienen agazapados para mantener algunas prebendas egoístas. El Presidente respondió de manera firme a las direcciones de los partidos Podemos, PPT y PCV, y de manera muy particular a las “extrañas” reacciones públicas de los gobernadores Didalco Bolívar y Ramón Martínez, y de igual forma al diputado Ismael García. Así se confirma una vez más lo saludable que el jefe de la revolución ponga de vez en cuando los puntos sobre las íes. Nunca ha sido difícil concluir que esas organizaciones jamás han sido motoras de la unidad social y política de las grandes masas en torno al líder y al proceso. Entonces ¿qué quieren conservar al no disolverse para dar el paso histórico? Parece conveniente recordar en este cruce de caminos que a la hora de las definiciones el sectarismo y el oportunismo son incapaces de obrar como factores revolucionarios.
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