El capitalismo salvaje pretende arrasar con toda forma de vida en la Madre Tierra

Mientras unos pocos ricachones se empeñan en destruir la naturaleza para seguir en la vorágine de la autodestrucción por el enriquecimiento desmedido, grandes sectores humildes de la sociedad luchan por preservar la vida y el ecosistema; mientras las naciones imperialista se empeñan en hacer la guerra para su beneficio los pueblos del mundo se alzan para conquistar la paz; mientras los desamparados –que es la amplia mayoría—obren en la solidaridad y sueñen la igualdad el sustentable sistema socialista seguirá siendo el único sistema con que cuenta la humanidad para preservar toda forma de vida.
 
Por eso, los revolucionarios históricamente y en nuestros días son perseguidos a muerte. Jorge Rodríguez asesinado por la derecha fascista venezolana, acuñó que el socialismo se conquista pelando; por su parte Argimiro Gabaldón otra víctima de la oligarquía parasitaria, precisó que el camino hacia el socialismo es duro pero es el camino.
 
El rostro de la historia devela que la expansión mercantilista de los viejos imperios europeos dejó a su paso un aproximado de 80 millones de indígenas exterminados tras la invasión española-portuguesa-inglesa. Con este cementerio continental se produjo el proceso de acumulación de capital más vergonzoso y criminal de la historia humana, sólo comparable con la tragedia infligida a los ancestros africanos por los esclavistas barbaros europeos, se estima que 140 millones de africanos de todas las edades fueron cazados como animales. 
 
Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX hubo más de 200 conflictos armados en los cuales murieron más de 100 millones de personas.
 
Después de la Segunda Guerra Mundial se desarrollaron 70 conflictos regionales que involucró a 80 países con un saldo de 25 millones de víctimas. Los recursos mal gastados en estas infames guerras pudieron ser utilizados para saciar el hambre y la miseria en el mundo y emprender con vocación el desarrollo integral y equilibrado de los pueblos.
 
La inviabilidad del capitalismo salvaje está atrapada en su propia criminalidad al provocar brechas insalvables y lanzando vidas humanas a lo infrahumano. Hoy más de 900 millones de persona padecen hambre crónica. 
 
Para el capitalismo salvaje y todos sus sucedáneos, el sistema socialista es un atraso, es alienante y prisionero, es contrario a las libertades de los individuos; sabemos que son mentiras que utiliza ese criminal régimen fascista sin argumentos válidos bajo el ropaje del mediatismo y la manipulación. 
 
En respuesta a estas infamias y tantas otra aberraciones malignas y egoístas, es una verdade histórica: 
 
La democracia necesita al sistema socialista, porque no es posible que la democracia espere algo del capitalismo salvaje cuando su depredadora actuación ante la humanidad está llevando hacia la extinción toda forma de vida en nuestra Madre Tierra.
 
Es el régimen capitalista a través de la globalización el que busca un pensamiento único, en el que vivamos reprimidos bajo una supuesta libertad, pues el capitalismo salvaje es contrario a una educación que enseñe a pensar de manera integral y contextualizada; pero, si está de acuerdo con una educación nacida en el fascismo que enseñe a obedecer, represiva y alienante. 
 
El capitalismo salvaje está fuera de control y la dirección del giró debe hacerse hacia el sustentable sistema socialista. 
 
"Una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo, pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo, pero tampoco termina de nacer", escribió Antonio Gramsci. 
 
Nelson Mandela, quien debió deslastrarse de los dogmas egoístas inoculados por el capitalismo, asentó: 
 
"Al salir por la puerta hacia mi libertad supe que, si no dejaba atrás la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo un prisionero". 
 
Hay que vencer el engaño, la malicia y la superstición e ir hacia la verdad mediante el conocimiento de la historia y la naturaleza, José Martí, habló sobre "los hilos invisibles" que unen a los hombres en la historia. 
 
Entretanto, Fidel Castro, cristalizó: 
 
"O cambia el curso de las acontecimientos o no podría sobrevivir nuestra especie". 
 
Por su parte, Federico Engels, afirmó: 
 
"La codicia vulgar ha sido la fuerza motriz de la civilización desde sus primeros días hasta hoy; su único objetivo determinante es la riqueza y siempre la riqueza, pero no de la sociedad, sino la de tal o cual miserable individuo".
 
La burguesía, salida de entre las ruinas de la sociedad feudal ha continuado su paso masacrando a la humanidad en medio de su egoísmo, contradicciones y antagonismos, sustituyendo sus viejas condiciones de opresión y haciendo de la libertad personal un simple valor de cambio, ha seguido con la explotación abierta y brutal y ha reducido las familias a relacionarse por el dinero.
 
El capitalismo impuso la maldad, la mediocridad y el interés mezquino y egoísta que está en la conciencia de los dueños y señores de las riquezas.
 
La dialéctica del materialismo histórico devela que el sustentable sistema socialista es la única repuesta que tiene la humanidad para darle continuidad a toda forma de vida en nuestra hermosa Tierra. 


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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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