Las raíces de los contrastes del libre albedrío revolucionario, el servilismo reformista y el esclavismo contrarrevolucionario (II)

Las raíces de los contrastes del libre albedrío revolucionario, el servilismo reformista y el esclavismo contrarrevolucionario se traducen, respectivamente, en la comunión, en la significativa separación y en el total divorcio que tiñen las transacciones múltiples, las relaciones unidireccionales y las maniobras manipuladoras sostenidas con el pueblo llano por parte del liderazgo, la jefatura y el lacayo estilo de dirección de este trío de parcialidades políticas.

     Surge de lo antes expuesto, un método que, de forma sencilla, transparente y notoria, permite identificar el comportamiento de las personas que enarbolan cada una de estas tres posturas políticas fundamentales. Así veremos aflorar, en primer término, la fusión con la ciudadanía orgánica conquistada por el liderazgo revolucionario en aras de convertirse en su indiscutible vocero, en segundo término, la significativa separación con su propia militancia mostrada por la jefatura servil reformista en función de usufructuar sus privilegiadas posiciones y, en tercer término, el total divorcio de intereses con la masa de habitantes impuesta por la jerarquía lacaya contrarrevolucionaria en servicio de eternizar la tiranía del capital.

     Para intentar la perpetuación de una supremacía del capital erigida a costa de la explotación de las personas y de la naturaleza, los cogollos contrarrevolucionarios necesariamente deben recurrir a la concatenación de las aplicaciones de las creencias  mecanicistas según las cuales se infiere, en primer lugar, que el capitalismo es  construido ensamblando, de manera precisa y preestablecida, un número bien definido de individuos, medios y objetos y, en segundo lugar, que la adquisición de la maestría en el arte del engaño exigido por su papel de actores del escenario político, sólo es posible si se genera el mayor divorcio entre las necesidades, intereses, expectativas, sueños, etc., de dichos lacayos del capital y la masa amorfa de individuos a quienes manipulan excluyéndolos de la oportunidad de desarrollar su enorme potencial humano individual y colectivo.

     A su vez, para convertirse en el indiscutible vocero de la ciudadanía orgánica, los líderes revolucionarios necesariamente deben adaptar el acoplamiento de las afirmaciones  de la visión sistémica, orgánica, integral o de campo unificado en razón de las cuales se deduce, en primer término, que la sociedad al surgir  y desarrollarse con un alto grado de flexibilidad y plasticidad interna donde la forma de sus elementos subjetivos, intermediarios y objetivos pueden variar dentro de ciertos rangos y, en segundo término, que la obtención de la destreza en el arte de la veracidad demandada por su actuación de autores y actores en la escena política, sólo es posible si forjan su sublime sintonía con las necesidades, intereses, expectativas, sueños, etc., de la multitud organizada a quienes acompañan para conquistar los resultados que conlleven al desarrollo de su extraordinario potencial humano de sus individualidades y asociaciones.

     Y en ambos comportamientos subyacen los contrastes entre el dúo de postulados escritos en la siguiente tabla.

VISION SOCIAL MECANICISTA VISION SOCIAL SISTEMICA
ж La sociedad se  construye ensamblando de manera precisa y preestablecida un número bien definido de partes. 

ж ж En el proceso de aprehensión es indispensable que exista la mayor separación posible entre el sujeto y el objeto o fenómeno social investigado.

ж La sociedad nace  y se desarrolla con un alto grado de flexibilidad y plasticidad interna y la forma de sus ingredientes puede variar dentro de ciertos límites.

ж ж En el proceso de aprehensión es  indispensable que exista la mayor sintonización posible entre el sujeto y el objeto o fenómeno social investigado.

 

   Ahora bien, como la jefatura servil reformista se fundamenta en el injerto de ambas panorámicas sociales, intenta la perpetuación de una supremacía del capital erigida a costa de la explotación de las personas y de la naturaleza, debiendo recurrir necesariamente a la híbrida superposición de las creencias  mecanicistas y sistémicas de la cual se deriva, primero, que el capitalismo es  construido ensamblando, de manera precisa y preestablecida, un número bien definido de individuos, medios y objetos que pueden variar dentro de ciertos rangos y, segundo, que el logro de la pericia en el artimaña de la seducción exigida por su representación de comediantes del contexto político, sólo es viable mediante la creación de un notable discrepancia  entre las necesidades, intereses, expectativas, sueños, etc., de dichos siervos de un remozamiento del capital y la masa amorfa de individuos a quienes maravillan ofreciéndoles la supuesta posibilidad de ascender dentro de la escala social. Y para esta redención, basta con que ellos usufructúen el ejercicio del poder político.  

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Nicolás Urdaneta Núñez


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