Volvemos al tema de la necesidad imperiosa de buscar la fórmula adecuada para combatir algunas cosas que paralizan el avance hacia la construcción del socialismo bolivariano, no es fácil "entrompar" el asunto, pero necesario hacerlo.
El estado burgués conspira a cada instante contra la revolución y lo hace de tal manera que algunas de esas trabas ocurren de una forma tan imperceptible que se hace difícil detectar. Con anterioridad hemos afirmado que el sistema capitalista propiamente crea sus mecanismos de autodefensa, también hemos dicho que no solo en la batalla frontal liberada contra el sistema han caído combatientes, el propio sistema se encarga de "domar" a muchos y convertirlos en enemigos de la propuesta socialista, aún cuando en la teoría lo defienda. La clase media, volátil como es, se convierte en otro elemento que si no se atiende de manera correcta puede convertirse en un verdadero problema y terminar siendo víctima de la manipulación fascista de la derecha, quien generalmente al lograrlo lo coloca en la barrera de choque del fascismo; no es difícil observar la virulencia en las posiciones de algunos miembros de esa clase media o pequeña burguesía generalmente más radical que la propia alta burguesía.
El estado venezolano fue concebido de tal forma, al igual que cualquier estado capitalista, el cual estableció una cultura burocrática tan fuerte que imposibilita hacer permeable las ideas de cambio, la sensibilidad hacia el mismo se reduce a manifestaciones aisladas de grupos o personalidades, pero el colectivo se mueve en otra dirección, en estas circunstancias difícilmente se puede avanzar con la prisa requerida; los proyectos se paralizan, nada de lo sustancial y radical forma parte de la agenda de los burócratas; siempre existe un pretexto, una traba, una dilación, en fin siempre hay recovecos legales, formalidades inexplicables pero que el capitalismo lo utiliza como un arma para que una revolución se estanque y no avance. Personajes con esas características encontramos muy a menudo en todas las instancias del sector público, nacional y regional, lógicamente con este tipo de comportamiento no es mucho lo que se puede aspirar transformar dentro de las estructuras del estado burgués sin producir un cisma, un cambio profundo y radical que debe comenzar con un enfoque distinto, revolucionario y contundente sobre el papel del estado en esta etapa de la revolución bolivariana, esta es una de las tareas del PSUV; el propio presidente Chávez, quien vive en carne propia todas estas situaciones y en clara alusión al Che Guevara refiere que: "no se puede construir el socialismo con las armas romas del capitalismo", sin embargo, quizá sea frustrante para él, pero la realidad es que a cada medida revolucionaria, inmediatamente se generan grupos interesados que torpedean todo y bloquean cualquier salida en función de la marcha al socialismo estableciendo una barrera infranqueable que termina protegiendo el sistema capitalista.
Luego de la derrota electoral del dos de diciembre pasado han sido muchas las reflexiones, principalmente del propio Chávez, pero fundamentalmente resulta muy interesante observar los análisis del propio pueblo, ese pueblo de a pie que con su sabiduría ancestral nos da luces cada vez que ocurren este tipo de situaciones. Al día siguiente de las elecciones, para aporrea escribí un artículo cuyo título era el siguiente: "La Derrota es la Madre de las Victorias" y justamente en este sentido tenemos que empujar duro, es muy cierto que la derrota enseña, "mas se aprende de las derrotas que de las victorias" decía el Che y es nuestra obligación aprender de esta derrota para poder fortalecernos para la victoria. La instalación del Congreso Fundacional del PSUV, el pasado 12 de Enero, nos da luces en el marco del camino a seguir, es un paso imprescindible, necesario, vital para marchar por la vía correcta hacia lo que queremos, el socialismo. Por primera vez en nueve años sufrimos una derrota electoral, la misma estuvo aderezada por un conjunto de circunstancias que incidieron de manera determinante provocando la derrota. De todo esto podemos deducir que, aún cuando se ha hecho un conjunto de propuesta surgidas de distintos enfoques, en materia de la revisión, rectificación y reimpulso planteado por el presidente que será donde se centre el trabajo creativo de la estructura del PSUV. Igualmente el presidente ha planteado la necesidad de ver la propuesta socialista sin la visión ortodoxa tradicional, es decir, el presidente plantea esta salida, la del socialismo, como una posibilidad y centrando esa propuesta en la necesaria voluntad que se le debe imprimir. Este planteamiento quizá traiga consigo un conjunto de interpretaciones erradas en lo referente a que la visión dogmática del socialismo es que este se produce por un avance inexorable de sus propias contradicciones hasta llegar a un punto en donde zas, se construye el socialismo. Obviamente, esto es una utopía, el socialismo requiere de una poderosa fuerza motriz que sea capaz de impulsar la rueda de la historia, esta no es otra que la fuerza social y para ello debemos tomar en cuenta lo recomendado por Gramsci, refiriéndose al partido y a su praxis señaló, "Es regresiva cuando tiende a oprimir las fuerzas vivas de la historia y a mantener una legalidad superada, anti-histórica, transformada en extrínseca. Por otro lado, el funcionamiento del partido en cuestión suministra criterios discriminatorios; cuando el partido es progresista funciona "democráticamente" (en el sentido de un centralismo democrático), cuando el partido es regresivo funciona "burocráticamente" (en el sentido de un centralismo burocrático). En este segundo caso el partido es meramente ejecutor, no deliberante; técnicamente es un órgano de policía y su nombre de "partido político" es una pura metáfora de carácter mitológico". Podemos entonces señalar que el instrumento político de la revolución, en la medida que desarrolla la praxis revolucionaria, se encontrará inexorablemente con las fuerzas intrínsecas que el capitalismo utiliza para sobrevivir como sistema.
La Revisión, Rectificación y el Reimpulso deben contener dentro de sí una propuesta eminentemente revolucionaria, capaz de desmontar con habilidad y audacia la estrategia autodefensita del sistema capitalista. Si condenamos las "armas romas" del capitalismo, para construir el socialismo, las armas del socialismo requieren del "esfuerzo creativo" de todo un pueblo. Uno de los mayores críticos a las visiones dogmáticas es sin duda Hugo Chávez, en la práctica ha consustanciado distintas formas de lucha, de organización, de estilo y manera de actuar; podríamos decir que en la praxis Chávez se acerca al verdadero concepto de socialismo, interpretado este sistema como el que coloca por encima de todo al ser humano y es precisamente allí donde las visiones dogmáticas chocan contra la fuerza inexorable de la historia, de los pueblos y sus revoluciones.
LO QUIMICAMENTE PURO ES IMPOSIBLE
Ni el propio Marx siquiera osó colocar su nombre en tamaña responsabilidad de identificar una propuesta revolucionaria con alguien en específico, "yo solo se que no soy marxista", los procesos con sus fallas y errores han venido demostrando que el verdadero quid del problema se centra justamente en la búsqueda permanente de los equilibrios; la lucha en cualquier parte del mundo, en cualquier momento histórico, adquieren algunas semejanzas, coincidencias y puntos de encuentro. La lucha de liberación de los pueblos pasa precisamente por un conjunto de situaciones en donde confluyen distintas maneras de pensar, de enfocar las realidades, sin embargo, la gran coincidencia histórica se presenta en la lucha de clases, ahora, el éxito de la burguesía es que a pesar de saberse adversaria irreconciliable de las clases desposeídas, jamás se molesta que esta clase desposeída le defienda sus intereses, imiten sus costumbres y traten de parecerse a ellos. Donde si no transige la burguesía y su estado burgués es justamente en el tema del sistema y lógicamente en lo referente a los medios de producción. A veces los socialistas nos encerramos en visiones sectarias y encallejonadas que no nos permite analizar e interpretar un conjunto de factores que se generan en la clase dominante. El capitalismo o la burguesía mejor dicho, tienen dentro de si sus propias contradicciones, los socialistas a veces somos demasiado puritanos en estudiar y aprovechar al máximo las contradicciones propias de la burguesía y a partir de ello golpearla y dividirla. Hugo Chávez, no obstante, ha lanzado una línea, en el sentido de estudiar muy bien esta situación, interpretarla y diseñar una estrategia acertada en este sentido. Para lograr este cometido se hace menester interpretar la realidad del país sin ningún prejuicio, es decir, se hace imperioso definir los escenarios en búsqueda de profundizar las diferencias propias de la burguesía nacional, no permitir que se aglutine y nos golpee unida. Obviamente que es mucho más sensato enfrentarse a un adversario dividido que a uno fortalecido y lanzado a una sola acera.
Esto también es válido para la pequeña burguesía, no podemos, de ninguna manera lanzar a los brazos del fascismo a la pequeña burguesía, a pesar que ésta nos retrace, nos dificulte las cosas y nos haga más tortuoso el camino, no obstante, sería una torpeza patearla. La batalla ideológica es determinante; la conformación de la estructura del estado, es decir, el aparato burocrático, está plagado de una pequeña burguesía profesional, llena de grandes prejuicios y frustraciones que la arrodilla ante los deseos de formar parte de la clase alta y el desprecio hacia los pobres; ante la imposibilidad de acceder a esa clase dominante, la frustración cunde y se llega unos niveles de muy baja autoestima propicios para la penetración de la ideología burguesa que termina amedrentando a estos sectores y colocándolos generalmente en contra de las ideas de cambio, entonces, esta realidad nos coloca ante una situación en donde se hace necesario, impostergable y útil, el diseño de una estrategia muy bien definida y dirigida hacia este sector. La única forma es rescatando a estos sectores de esa visión que de alguna u otra forma ha calado, con muchachitos y muchachitas que se parecen a ellos, sobretodo del sector estudiantil, en donde, no podemos negarlo, hemos fallado, el movimiento bolivariano cumplió una función importante, sin embargo, luego hubo una especie de apoltronamiento perjudicial que no permitió una continuidad y rodear ese esfuerzo de una propuesta adecuada y acertada hacia esos sectores.
Humildemente pienso que ha llegado el momento de impulsar un plan político coherente que abarque estos sectores, les eleve la conciencia social y rompa la visión individualista implantada por el capitalismo, este plan debe elaborarse sin prejuicios pero con una visión responsable del objetivo a perseguir. El estado actual, sobretodo en los ámbitos medios no ha cambiado en mucho, se nos presenta entonces una disyuntiva; acelerar la marcha del cambio y confrontar a unos niveles peligrosos o iniciar un proceso progresivo que corre el riesgo igualmente de adormecerse y perder el impulso revolucionario, lo que si es cierto es que se hace imprescindible plantear el escenario de batalla en el campo de las ideas, de la elevación de la conciencia colectiva y propugnar por la conformación del bloque histórico al cual nos llama el líder de la revolución.