Chávez: la propuesta económica y la Revolución Bolivariana Socialista

El Presidente Chávez Frías, en reciente fecha, le ha anunciado al país la nueva etapa de la Revolución Bolivariana. Presente estaban sectores de la “alta burguesía”, con atención, captando las ideas “chavistas” para una economía enmarcada dentro de los esquemas propuestos por la Revolución Bolivariana con alto respeto hacia las relaciones Gobierno-empresarios privados.

La política del Gobierno Bolivariano está dando pasos hacia un “salto adelante” que, evidentemente, profundizará las estructuras de la economía capitalista vigente en Venezuela. Los cambios en la propuesta de Chávez tiene un condicionante; toda la nueva estructura a desarrollar deberá estar en consonancia con las propuestas sociales y socialistas que viene impulsado el proceso bolivariano. Dentro de este marco de propuestas, pareciera que el Grupo Polar no vería con malos ojos las mismas (para usar una típica frase de la 4ta República). Por ejemplo, el Grupo Polar podría comenzar apoyando al sector “arroz” propuesto en alguna ocasión por el Gobierno Bolivariano cuando participó en las reuniones con el “Padre del Arroz” en Acarigua.

Pero la propuesta no puede ni debe analizársela, aisladamente, sino en todo el contexto de las políticas que viene desarrollando Miraflores en función del “proyecto de la Revolución Bolivariana”. El Presidente Chávez Frías ha venido anunciando, con su estilo llanero, una serie de decisiones que han impactado, seriamente, en “tirios y troyanos”. La idea central de todas las propuestas revolucionarias es la de “promover y afianzar la PAZ en la Región americana”. Sin paz, no hay progreso. Para que haya paz en la Región se deben alcanzar acuerdos entre las partes en conflicto existentes en la Región americana (incluidos los Estados Unidos de América).

Mientras que en la hermana República de Colombia, el “eterno conflicto” armado (muy estudiado por los jesuitas) ha venido desgastando las “fuerzas productivas” del hermoso país andino causando cambios en la estructura productiva de su economía con fuertes lazos con grupos “no éticos e inmorales” produciendo, en consecuencia, factores de desequilibrio y asimetrías en las relaciones bilaterales con sus vecinos con fuerte incidencia en sus economías internas además de ser receptores de “mafias y desplazados”; cuando en Colombia se le ha dado preeminencia a una economía favorable para un estrecho sector social con índices de crecimiento e inflación adorados por Washington y las derechas europeas pero con índices negativos en los sectores sociales no adscritos a esa economía globalizada; frente a ese “espejo”, Chávez Frías le ha propuesto a la “alta clase empresarial” venezolana (si se siente nacionalista, diríamos nosotros), una relación de “mutuo beneficio” con una fuerte incidencia en los factores sociales; es decir, en la horizontalidad de la distribución de los beneficios del crecimiento económico sostenido a corto, mediano y largo plazo. Es ¡ganar, ganar!

La propuesta de Chávez al sector productivo nacional y nacionalista, grandes, medianos y pequeños empresarios, va acorde con dos realidades objetivas de Venezuela y de la Revolución Bolivariana. La primera de ellas, la evidente necesidad de crecimiento y desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. Dentro de este esquema debemos ser lo necesariamente objetivos como para saber, conocer y aceptar que la Revolución Bolivariana está realizando su proceso revolucionario, cotidiano y perfectible, dentro de las estructuras del sistema capitalista buscando los caminos necesarios y cumplir con los objetivos propuestos para ir transformando esas estructuras hacia un sistema socialista muy suramericano: democrático participativo, respetuoso de los derechos humanos, de equilibrios en la distribución de las riquezas producto del trabajo nacionalista, revolucionario, socialista, bolivariano y participativo.

Los sesudos analistas podrían decir que para alcanzar los objetivos propuestos por Chávez y la Revolución Bolivariana se necesita de la inversión extranjera: ¡lógica económica globalizada y de mercados abiertos! Pero se debería tomar en cuenta que, gracias a los precios del barril de petróleo, las arcas venezolanas están en una situación favorable; es decir, hay una “acumulación” lo suficientemente importante como para desechar, por ahora, la importancia de la entrada de capital extranjero a la inversión nacional. La objetiva intención de Chávez y la Revolución Bolivariana es la de permitir el desarrollo de la pequeña y mediana empresa cuando tomó la decisión de eliminar los condicionantes en CADIVI para la importación de “bienes de capital” hasta por US$50 mil dólares americanos; es decir, con tal medida, evidentemente, está beneficiando a los pequeños y medianos empresarios. La relación con el “alto empresariado” será negociable y de mutuo beneficio.

La segunda realidad se enmarca dentro del desarrollo de las “fuerzas sociales” nacionalistas que busquen y deseen participar en el desarrollo de la propuesta de una economía socialista, a futuro, con condicionantes no adversos a los beneficios lógicos que siempre busca el sector capitalista en sus inversiones y co-inversiones. Ambas condicionantes nos deberían llevar a definir la etapa actual de la Revolución Bolivariana por la cual va a comenzar a transitar. En este punto diferimos del comentario del dirigente del PPT (Albornoz) sobre la calificación: “burguesía nacional” o “capitalista”, dada en el programa dominical a José Vicente Rangel: “José Vicente hoy”, (Día del Padre, 15 de junio, 2008).

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Miguel Ángel del Pozo


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