Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella, y parece que el mundo se hunde cuando oímos la verdad

En respuesta a los comentarios hechos por el compatriota Antonio Jaén en su artículo: “Los que se creen más Chavistas que Chávez”, en el que hace referencia a lo escrito por mi persona sobre Heinz Dieterich, quiero manifestar lo siguiente:

En primer lugar, estimado compatriota Jaén, le agradezco sus comentarios ya que me brindan la oportunidad de ahondar en las ideas esbozadas en mi artículo sobre Dieterich. De antemano le puedo asegurar que en ningún momento de mi vida política, y así le consta a quienes me conocen, he sido, ni seré, adulador de Chávez, ni de nadie. Pienso y actuó siempre en mi condición de luchador por la causa de nuestro pueblo del cual formo parte, y con ello, de los pueblos de América Latina y del mundo.

Estimado compatriota: le digo que aquí no se trata de prejuicios ni intolerancias hacia nadie, ni de estar en contra de quienes no comulguen con nuestro pensamiento, simplemente por estar en contra. Aquí se trata de la disyuntiva reforma o revolución. Es una cuestión de objetivos, principios, estrategia y táctica. El objetivo de Dieterich, según sus propias palabras, es el “NPH” (o Nuevo Proyecto Histórico para los no-iniciados) que no es otra cosa que este famoso “Socialismo del Siglo XXI” que se debe concretar en el “BRPL” (Bloque Regional de Poder Latinoamericano). Todo lo que necesitamos hacer, según los principios de Dieterich, es convocar a un gran consenso entre las clases sociales que aquí han estado en una lucha de vida y muerte desde tiempos inmemoriales, y luego todos entraremos pacíficamente al reino del socialismo del siglo XXI. La estrategia y táctica que de ahí se deriva, es la cristiana: reconciliación “amorosa” con el adversario de clase, al que le ofrecemos la otra mejilla si nos golpea. Las ovejitas hacemos las paces con los lobos, y todo saldrá bien.

Lo siento mucho, compatriota Jaén: estos son unos objetivos, principios, estrategias y tácticas que nada tienen de revolucionarios. El objetivo de una revolución social que se dice ser socialista no puede obviar la lucha de clases, ni debe perder de vista el objetivo principal: Socializar los grandes medios de producción, o, en palabras de Carlos Marx: expropiar a los expropiadores. Esperar que los expropiadores, explotadores y opresores nos reciban con brazos abiertos o colaboren con nosotros o comulguen con nuestras ideas, es ingenuo en mi criterio.

Por mucho que lo deseemos, no todo es cuestión de amistad y buena fe, compatriota Jaén. Es cuestión de conciencia de clase y de principios de clase. Y ahí es donde una traición de un “amigo”, llámese como se llame, puede costar y efectivamente ha costado en el pasado, sangre humana, vidas humanas, compatriota Jaén. Finalmente, no olvide, que no son los grandes hombres que hacen la historia, sino nosotros, los pueblos trabajadores del mundo, que tenemos la obligación de avanzar en nuestra causa, por encima de los traidores.

¡Patria Socialismo o Muerte, Venceremos!

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José Antonio Velásquez Montaño


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