El Socialismo es más que una opción política e ideológica

El socialismo no es solo una opción política e ideológica, es una necesidad del verdadero desarrollo humano, toda vez que prescinde de la acumulación del capital. El grado en que un país se acerque a esta meta explica la madurez del sistema, la madurez de su pueblo. No obstante, por sí mismo, el solo proyecto de alcanzarlo constituye una quiebra del actual régimen de dominación, ya que reblandece la ideología en que se sustenta, que no es otra que el capitalismo salvaje, puesto en practica por el imperio norteamericano. En ello radica el valor revolucionario de los movimientos nacionalistas, que en la actualidad tienen como blanco fundamental, y factor de coherencia política el enfrentamiento a la hegemonía mundial alcanzada por el imperialismo norteamericano.

El tránsito de la neocolonia al socialismo va a encontrar en la Revolución Bolivariana, como lo encontró en la revolución cubana su aplicación práctica y su referencia teórica. Cuba es el único país del mundo que ha transitado el ciclo colonia-neocolonia-socialismo y tal proceso ha ocurrido íntimamente vinculado a la evolución de Estados Unidos y a su consolidación como imperio neocolonialista por excelencia. De por sí, esta cualidad convierte a Cuba en laboratorio social de la revolución antineocoloníal y explica sus implicaciones estratégicas.

En buena medida, por haber establecido un modelo de socialismo conceptualmente distinto al aplicado en los países del antiguo campo socialista, pero, sacando con una pinza, de esos modelos las cosas que nos pueden beneficiar, Venezuela y Cuba, por supuesto más Cuba, han sido capaz de sobrevivir a la debacle de estos países y establecerse como ejemplo de la resistencia posible en el mundo unipolar regido por Estados Unidos. En Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, se resume la historia más reciente de la humanidad y el debate sobre las alternativas del futuro. Vale entonces la pena analizar la naturaleza de este misterio y seguir la ruta histórica de estos países y Estados Unidos, que hoy día se ubican en los polos del conflicto mundial del siglo XXI.

La revolución Bolivariana antiimperialista, debe desarrollarse en un entorno totalmente distinto al concebido por los anteriores modelos, donde el socialismo se plantea como la consecuencia del desarrollo, mientras que en el Tercer Mundo el socialismo es una condición para alcanzarlo —y por lo tanto liberarse— y no su resultante. En el capitalismo, la base financiera del desarrollo ha sido la explotación, primero dentro del propio país, pero sobre todo de los países dependientes en las condiciones del imperialismo. Dado que la acumulación originaria para el desarrollo de los países pobres no puede ser esta, a falta de un orden mundial que propicie el desarrollo, hay que buscarla a través de la liberación de la explotación interna y en una mejor distribución de la riqueza propia.

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José Antonio Velásquez Montaño


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