Pedagogía Revolucionaria: La Contribución de Lenin

A diferencia de otras propuestas pedagógicas, las cuales se presentan como progresistas, la pedagogía revolucionaria se 
fundamenta en la tradición del pensamiento revolucionario. Nuestras raíces las tenemos en los escritos de Marx, Engels,
Daniel de Leon, Lenin, Mao Tse Tung y Anibal Ponce, entre otros y otras. Por otro lado, encontramos escasos elementos
de importancia y poca inspiración en autores como Kant, Dewey, Horkheimer, Focault y Prieto Figueroa. Uno de los
grandes retos de esta pedagogía es ofrecernos un marco teórico para comprender mejor la educación en el marco de la
escuela capitalista, durante la transición al socialismo y en el propio proceso de construcción de una sociedad socialista.
Distinguir estas etapas es fundamental para no perder la orientación.

Encontramos en la obra de Lenin importantes elementos para la elaboración de una pedagogía revolucionaria. No se trata
de recolectar una serie de citas donde Lenin hizo referencia a la educación y tomarlas al pie de la letra. Se trata de
comprender la posición leninista sobre la revolución, su visión particular del marxismo y del proceso de construcción del
socialismo. Un primer paso, claro está, consiste en leer las obras de Lenin, estudiarlas con detenimiento, tomar notas y
sacar las ideas importantes. En este primer artículo me centraré en el folleto "Tareas de las Juventudes Comunistas",
donde se recoge una conferencia que dictó Lenin en el II Congreso de la Unión de Juventudes Comunistas de Rusia el 2
de octubre de 1920.

Como el título lo indica, en esta conferencia Lenin se ocupa del asunto de la organización de la juventud y su papel en
una república socialista; porque "(...) es precisamente a la juventud a quien incumbe la verdadera tarea de crear la
sociedad comunista. (...)" (p. 1). Temprano en su exposición, Lenin llega al punto central de su argumentación, el cual
expone de la manera siguiente: "(...) las tareas de la juventud en general y de las Uniones de Juventudes Comunistas y
otras organizaciones semejantes en particular, podrían definirse en una sola palabra: aprender" (p. 2) (énfasis nuestro).
Surgen inmediatamente dos preguntas: ¿qué aprender? y ¿cómo aprender?


En el contexto de la creación de la sociedad comunista la enseñanza, la educación y la instrucción de la juventud “(...)
no pueden seguir siendo lo que eran (...)” (Lenin, 1920, p. 2). Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que estas
“(...) deben partir de los materiales que nos ha legado la antigua sociedad. No podemos edificar el comunismo si no es a
partir de la suma de conocimientos, organizaciones e instituciones, con el acervo de medios y fuerzas humanas que hemos
heredado de la vieja sociedad (...)” (p. 2). No se trata de conservar enteramente el viejo sistema escolar. “(...) Sólo
transformando radicalmente la enseñanza, la organización y la educación de la juventud, conseguiremos que el resultado
de los esfuerzos de la joven generación sea la creación de una sociedad que no se parezca a la antigua, es decir, de la
sociedad comunista. Por ello debemos examinar en detalle qué debemos enseñar a la juventud y cómo debe
aprender ésta si quieren merecer realmente el nombre de juventud comunista. Cómo hay que prepararla para
que sepa terminar y coronar la obra que nosotros hemos comenzado
” (p. 2)(énfasis nuestro). Lenin enfatiza que la
juventud que busca el comunismo, “(...) tienen que aprender el comunismo (...)” (p. 3). Darle significado a esta última
expresión requiere de cierta explicación. No basta leer manuales y aprender consignas mecánicamente de memoria.


Para Lenin, “uno de los mayores males y calamidades que nos ha dejado en herencia la antigua sociedad capitalista, es
un completo divorcio entre el libro y la vida práctica
, pues teníamos libros en lo que todo estaba expuesto en forma
perfecta, pero en la mayoría de los casos no eran si no una repugnante o hipócrita mentira, que nos pintaba un cuadro
falso de la sociedad capitalista” (p.3). Por tanto, “(...) sería una grave equivocación limitarse a aprender el comunismo
simplemente de lo que dicen los libros. Nuestro discurso y artículos de ahora no son simple repetición de lo que antes se
ha dicho sobre el comunismo, porque están ligados a nuestro trabajo cotidiano en todos los terrenos.” (p.4). En suma, es
el divorcio entre la teoría y la practica la característica mas nociva de la sociedad burguesa. Por tanto, “
sin trabajo, sin
lucha, el conocimiento libre del comunismo adquirido en folletos y obras comunistas no tiene absolutamente
ningún valor
(...)” (p.4)(énfasis nuestro).

Ya nos planteamos la pregunta: ¿que enseñar? Por lo visto hasta ahora podremos replantearla como: “¿Que debemos
tomar de la vieja escuela, de la vieja ciencia?” (p. 4). La escuela actual esta dominada por ideas de la burguesía, y busca
preparar a los hijos del proletariado para sacarle mayor provecho. Por tanto, “al condenar la antigua escuela, nos hemos
propuesto tomar de ella básicamente lo que nos es necesario para lograr una verdadera educación comunista” (p. 5),
“hay que saber distinguir en la vieja escuela, lo malo de lo útil para nosotros, hay que saber lo necesario para el
comunismo.” (p.5). Es decir, hay una parte del conocimiento que se enseña en la escuela actual que deberíamos
conservar, que no se trata simplemente de rechazar todo el conocimiento que se enseña actualmente en la escuela.
En palabras del mismo Lenin, “...
concluir de ello que se puede ser comunista sin haber asimilado los conocimientos
acumulados por la humanidad sería un grave error.
Nos equivocamos si pensamos que basta con saber las consignas
comunistas, las conclusiones de la ciencia comunista sin
haber asimilado la suma de conocimientos de los que es
consecuencia el comunismo.
El marxismo es un ejemplo de como el comunismo ha resultado de la suma de
conocimientos adquiridos por la humanidad
” (p. 5) (énfasis nuestro). Reitera Lenin que “(...) Marx se apoya en la
sólida base de los conocimientos adquiridos bajo el capitalismo. (...) asimilando el fondo lo que la ciencia habría dado hasta
entonces. Todo lo que había creado la sociedad humana(...)” (p. 6). Este es el caso incluso de la cultura proletaria, la
cual “(...) tiene que ser desarrollo lógico del acervo de conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la
sociedad capitalista, de la sociedad de los terratenientes y los burócratas (...)” (p. 6). En resumen, “(...) para llegar a ser
comunistas, hay que enriquecer indefectiblemente la memoria con los conocimientos de todas las riquezas creadas por la
humanidad” (Lenin, 1920, p. 7). Además, tenemos que “(...) sustituir la antigua escuela libresca, la enseñanza memorística
y el anterior adiestramiento autoritario, por el arte de asimilar toda la suma de los conocimientos humanos, (...)” (p. 9).

Aunque nos oponemos a una enseñanza memorísticas, bancaria como la llamó Paulo Freire, no rechazamos aprender de memoria. Como afirma Lenin, “(...) necesitamos desarrollar y perfeccionar la memoria de cada estudiante dándole hechos esenciales, porque el comunismo sería una vaciedad, quedaría reducido a una fachada vacía, el comunista no sería más que un fanfarrón, si no comprendiese y asimilase todos lo conocimientos adquiridos. No sólo deben ustedes asimilarlos, sino asimilarlos en forma crítica, con el fin de no amontonar en el cerebro un fárrago inútil, sino de enriquecerlo con el conocimiento de todos los hechos, sin los cuales no es posible ser hombre culto en la época en que vivimos (...)” (énfasis nuestro) (p. 7). Pero, como se señala anteriormente, no nos limitamos a la memorización, Lenin resalta que es necesario asimilar conocimientos “(...) de modo que el comunismo sea para ustedes, no algo aprendido de memoria, sino algo pensado por ustedes mismos, y cuyas conclusiones se impongan desde el punto de vista de la educación moderna” (p. 9).

Lenin critica la superficialidad y recomienda “(...) si sé que se poco, me esforzaré por saber más, pero si un hombre dice que es comunista y que no tiene necesidad de conocimientos sólidos, jamás saldrá de él nada que se parezca a un comunista” (p. 8). Otros aspecto tocado por Lenin es la disciplina consciente de los obreros y campesinos. La disciplina consciente la contrapone Lenin al adiestramiento que le impone la burguesía a la mayoría de la población. Ésta se refiere a la “(...) capacidad y el deseo de unificar y organizar sus fuerzas para esta lucha, con el fin de crear, (…), una voluntad única, porque sin ella seremos inevitablemente vencidos. Sin esta cohesión, sin esta disciplina consciente de los obreros y los campesinos, nuestra causa es una causa perdida (…). No sólo no llegaríamos a construir la nueva sociedad comunista, sino ni siquiera a asentar sólidamente sus cimientos” (Lenin, 1920, p. 8).

Lenin ilustra con un ejemplo lo que quiere decir por “aprender el comunismo”. En 1920, la Unión Soviética requería la reconstrucción de la industria y la agricultura. Los revolucionarios se planteaban la restauración de estas sobre la base de “(...) la última palabra de la ciencia, sobre su base moderna” (p. 9), sin pensar en restablecer las formas antiguas. Para ese momento la base técnica moderna era la electricidad, hoy no es nada diferente. Tal tarea requería emprender la electrificación de todo el territorio, la cual “(...) no puede ser obra de ignorantes, y que en esto harán falta algo más que nociones rudimentarias. No basta con comprender lo que es la electricidad; hay que saber como aplicarla técnicamente a la industria y a la agricultura y a cada una de sus ramas. Todo esto tenemos que aprenderlo nosotros mismos, y hay que enseñárselo a toda la nueva generación trabajadora. (…) esto sólo será posible sobre la base de la instrucción moderna, y que si no posee esa instrucción será un simple anhelo [la construcción del comunismo]” (Lenin, 1920, p. 10). Para la juventud sería vital asimilar que su tarea “(...) es la edificación, y sólo podrán resolverla cuando hayan dominado toda la ciencia moderna, (...)” (p. 10), “(...) cuando sepan hacer del comunismo la guía de todo el trabajo práctico” (p. 11).

Pasamos ahora a considerar la segunda pregunta, formulada en las propias palabras de Lenin: “(...) cómo debemos enseñar el comunismo y cuál debe ser el carácter peculiar de nuestros métodos” (p. 11). En lo que sigue de su conferencia, Lenin destaca tres puntos de interés: a) la moral comunista, b) la formación de hombres y mujeres cultas y c) ligar la educación a la lucha de los trabajadores contra los explotadores. Desarrollaremos brevemente cada uno de estos puntos.

El tema de la moral comunista nos lleva a considerar la tan cacareada educación en valores promovida por la derecha. “Decimos que nuestra moral está enteramente subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Nuestra ética tiene por punto de partida los intereses de la lucha de clases del proletariado” (Lenin, 1920, p. 12). Lenin agrega a lo anterior que “(...) la moral considerada fuera de la sociedad humana no existe; es un engaño (...)” (p. 13). Ademas, tenemos que “(...) es moral lo que sirve para destruir la antigua sociedad explotadora y para agrupar a todos los trabajadores alrededor del proletariado, creador de la nueva sociedad comunista” (p. 14). Entonces, no se puede hablar de enseñanza en valores independientemente de los compromisos de clase.

El segundo asunto que se refiere a la formación de hombres y mujeres cultas. Ya mencionamos anteriormente la necesidad de apropiarnos del conocimiento acumulado por la humanidad. Afirma Lenin que “(...) nuestras escuelas deben dar a los jóvenes los fundamentos de la ciencia, deben ponerlo en condiciones de forjarse ellos mismos una mentalidad comunista, deben hacer de ellos [y ellas] hombres [y mujeres] cultos (...)” (p. 17). Se le proponen además dos importantes tareas a las juventudes comunistas en 1920: participar en la alfabetización de toda la población y “(...) después de haber asimilado uno u otro conocimiento, la de ayudar a los jóvenes que no han podido desembarazarse por si mismo de las tinieblas de la ignorancia. (…) poner su trabajo e inteligencia al servicio de la causa común. En esto consiste la educación comunista (...)” (pp. 19-20). Lenin insiste en la importancia de superar la división entre la teoría y la práctica, por ello resalta que “(...) sólo si obtienen en esta labor resultados prácticos llegarán a ser comunistas” (p. 20). Por tanto, no es suficiente acumular conocimientos para ser cultos y asimilarlos de manera crítica. La importancia de este punto lo reitera Lenin al final de su conferencia recomendando a la juventud que “(...) no se encierre en sus escuelas y no se limite a leer los libros y folletos comunistas. Sólo trabajando con los obreros y los campesinos, se puede llegar a ser un verdadero comunista (...)” (p. 21). Una manera de lograr este objetivo es que se organice “(...) su educación de manera que cada día, en cada pueblo o ciudad, la juventud resuelva prácticamente una tarea de trabajo colectivo, por minúsculo, por simple que sea (…)” (p. 22).

Llegamos al tercer, y último, aspecto señalado es el de ligar la educación a la lucha de los trabajadores en contra de los explotadores. Según Lenin, “(...) sólo ligando cada paso de su instrucción, de su educación y de su formación a la lucha incesante de los proletarios y de los trabajadores contra la antigua sociedad de los explotadores, puede esta generación aprender el comunismo (...)” (p. 16). Esto es precisamente lo que Lenin denomina disciplina solidaria. Para desembarazarse de la explotación del trabajo, la juventud debe “(...) ligar, y subordinar, en todo momento, su instrucción, educación y formación. La educación de la juventud comunista no debe consistir en ofrecerle discursos dulzones de toda clase y reglas de moralidad. No es ésta la educación (...)” (p. 16). Lenin enfatiza que “No creeríamos en la enseñanza, en la educación ni en la formación, si éstas fuesen relegadas al fondo de las escuelas y separadas de las tormentas de la vida. Mientras los obreros y los campesinos están oprimidos por terratenientes y capitalistas, mientras las escuela sigan en manos de los terratenientes y de los capitalistas, la joven generación seguirá ciega e ignorante (…)” (p. 17), en este compromiso es que surge la nueva educación comunista. Como diría el propio Lenin, “(...) cuando los obreros y campesinos demostraron que somos capaces con nuestras propias fuerzas de defendernos y de crear una nueva sociedad, en ese mismo momento nació la nueva educación comunista, educación creada en la lucha contra los explotadores y en alianza con el proletariado, contra los egoístas y los pequeños propietarios, contra ese estado de espíritu y esas costumbres que dicen: “yo busco mi propio beneficio y lo demás no me interesa”” (pp. 15-16).

A manera de conclusión preliminar, puedo resaltar como elementos importantes para elaborar una pedagogía revolucionaria, derivados de esta conferencia de Lenin, los siguientes: a) apropiación del conocimiento acumulado por la humanidad, b) escoger los conocimientos necesarios para la construcción del comunismo, c) fomentar la disciplina consciente, d) ligar la educación a las luchas del proletariado en contra d ellos explotadores, e) desarrollar la moral comunista, f) comprometer a los jóvenes en tareas de trabajo colectivo, h) formar hombres y mujeres cultas, i) superar la división entre la teoría y la práctica, j) valorar la obtención de resultados prácticos, k) desarrollar y perfeccionar la memoria y l) aprender disciplinadamente y en profundidad rechazando la superficialidad y el aprendizaje de consignas. Estos puntos los tomamos de la obra de Lenin mencionada al principio, en un próximo artículo consideraremos las contribuciones para la pedagogía revolucionaria que encontramos en otros trabajos de Lenin.

Señalé al comienzo de este artículo, que no se trata de recolectar citas de las obras de Lenin, o de otros autores, para 
elaborar una pedagogía revolucionaria. Tomar esas notas es parte del proceso de aprender al que hace referencia Lenin
en su conferencia. Sin embargo, hay que ir más allá. Tenemos que pasar a la fase de la elaboración sobre la base de las
ideas más importantes y de la comprensión de nuestros problemas reales guiados por nuestro compromiso anti-capitalista
y anti-imperialista. En ese proceso dialéctico, desde la práctica revolucionaria, surgirá la pedagogía que necesitamos. Una
pedagogía revolucionaria que nos guíe en las luchas anti-capitalistas y anti-imperialistas actuales, en los tiempos
revolucionarios y en la etapa de construcción del socialismo del siglo XXI.

julio_mosquera@hotmail.com


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Julio Mosquera


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