El pueblo venezolano debe permanecer alerta ante los planes que vienen ejecutando poderosos sectores internos y externos que, no sólo conspiran contra el gobierno legítimo de Hugo Chávez, sino que también están llevando a cabo acciones de carácter criminal al pretender sabotear y fracturar la planificación que hace el Estado para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra sociedad.
Los hechos son evidentes y en tanto y en cuanto el pueblo chavista y de visión revolucionaria no actúe, estaremos condenados a asustarnos hasta con nuestra propia sombra. Mientras nos acorralan, mientras nos tildas de violentos, corruptos y socialistas, seguimos gritando: “No volverán, no volverán”. Mientras ellos, que en verdad si son violentos, corruptos, que durante cuarenta años saquearon este país, desde hace un buen rato ya iniciaron su guerra civil contra el proyecto revolucionario, nosotros leemos teoría revolucionaria para ver qué es eso del socialismo. Tenemos el proyecto político, tenemos las estructuras partidistas, las organizaciones sociales, los batallones, los consejos comunales, inclusive tenemos al enemigo; pero nos empeñamos en escuchar nuestros propios ecos. Mientras Chávez, el máximo líder hace el esfuerzo para que todos entendamos que debemos dar la vida por este proyecto revolucionario, entonces nosotros miramos hacia todos lados como buscando el viento para tocarle el rostro. Dejemos ya de pendejadas y comencemos a defender, a luchar contra estas mafias opositoras que se han instalado en las gobernaciones e instituciones del país.
Observamos como en menos de tres meses de gobierno opositor en algunas regiones del país, los grupos de la derecha asoman todo un esquema de violencia política y social que atenta no sólo contra la tranquilidad de la sociedad venezolana, sino que pareciera que neutralizan al chavismo. Precisamente, aquí es donde debemos levantar nuestra voz y nuestro puño para hacernos presentes en la defensa de la revolución. No dejemos que se formen republiquitas, para que sigan nombrando embajadoras y altos comisionados de la mediocridad. La República es una sola y la integridad y soberanía no debe ser capricho de ningún gobernador o alcalde. Si seguimos así, pronto acabaremos en una orgia de cargos fulgurantes con olor a azufre traído de Cachemira.
El esquema o plan terrorista de la oposición apunta a fracturar la espina dorsal de la economía nacional. Aunque sin desecharlo, no han podido con el asesinato del presidente de la República; no pudieron detener la enmienda el 15 de febrero; de allí que los empresarios activan el plan macabro de cortar los suministros de alimentos y por ello disminuyen producción y distribución para que nuestros hijos y nuestros padres se mueran de hambre.
Todos recordamos el golpe de Estado en abril de 2002, la instalación de la dictadura fascista de Carmona Estanga, la matanza de muchos compatriotas ejecutada por francotiradores, el feroz e incesante ataque contra el estado y sus instituciones, contra la industria petrolera, contra el pueblo. Entonces que vamos esperar, a que instalen la democracia prostituida y coloquen una lápida sobre la revolución.
(*) Politólogo
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