Indudablemente la continuidad del proceso revolucionario en Venezuela sigue garantizada luego del resultado de la afirmación popular de los socialistas en el proceso enmendario del pasado 15/F, sin embargo, es imprescindible que midamos estos resultados electorales con sinceridad y compromiso revolucionario, estudiando ampliamente y sin tapujos las causas del pro y contra, así como los posibles escenarios que pudieran presentarse dentro del cuadro político conformado, porque de lo contrario pudiéramos caer en un optimismo interesado que nos conducirá a señalamientos de aciertos cuando no los son todos, de igual forma y con más objetividad tenemos que señalar los errores y fallas, que en esta etapa histórica de la revolución bolivariana, se hacen imperdonables. Debemos tomar como referencia los números obtenidos desde las elecciones del 6 de diciembre 1998, cuando ganamos la Presidencia de la República con el Comandante Chávez, muy a pesar de las distintas adversidades políticas, económicas, logísticas y militares, pudiendo saber en cuánto, dónde y en que porcentaje, así como en que sectores sociales de Carabobo, Valencia y la Parroquia Rafael Urdáneta, hemos crecido o decrecido numéricamente en torno a las 13 a las elecciones efectuadas, hasta la del 15/F 2009.
Dentro del análisis necesariamente tenemos que tomar como referencia, las políticas diseñadas y/o ejecutadas por grupos de poder, quienes aprovechándose del partido y de las instituciones, cuando se les ha dado la responsabilidad de conducir al proceso, sin dejar de pasar por los que han tenido principal rol de dirección y capacidad decisión regional, local o parroquial, en la Gobernación y el Consejo Legislativo de Carabobo, las Alcaldías, los Concejos Municipales y las Juntas Parroquiales de Valencia; esos mismos que, abrogándose la “representación y defensores genuinos” auto llamados “hombres de Partido”, vociferan un discurso de falsa disciplina y unidad a conveniencia, con los que esconden la intención de proteger sus propios intereses individuales y/o de grupos y que a pesar de los cambios políticos y sociales, donde el pueblo militante con el alma y corazón abiertos como baluarte principal y consagrado al Presidente Hugo Chávez, en los 10 años de Revolución, ha protagonizado luchas electorales, culturales, ideológicas, mediáticas y hasta militares, mientras persisten problemas vitales que la revolución no ha resuelto, tales como la corrupción y la inseguridad ciudadana y vicios letales denunciados por el propio Chávez, como el clientelismo, grupalismo, el cuadre, la cúpula sin pueblo y oportunismo, de quienes solo procuran ganancias económicas y dividendos políticos privilegiados al plantearse primeros ellos, su familia, sus amigos y/o su entorno en puestos claves de gobierno y de partido, cual organización capitalista que le importa un pepino la moral colectiva, y de último, cuando generalmente no alcanza, para la mayor parte de la militancia de los sectores populares, quienes padecen condiciones económicas y sociales adversas.
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