Ernesto Villegas como si nada

Dice Ernesto Villegas, el de las levedades, que en la reciente visita al país del Sr. Ouriques, este habló del “cierre” de rctv y que debió explicarle como era la maní para sacarlo de su error.

Un “taquito”, mi estimado: Léase un artículo que al respecto escribió el Sr. Ouriques titulado “Hugo Chávez e a liberdade de imprensa”. No ejercite mucho las neuronas, solo busque en Internet la página de la Agencia Latinoamericana de Información, ALAI, y allí lo encontrará, como si nada.

En síntesis, no creo que el Sr. Ouriques estaba confundido. Si su encuentro sucedió tal cual lo describe, supongo que mas bien él quiso saber cuan claro estamos por acá sobre “Las razones que llevaron al gobierno de Hugo Chávez a la no renovación de la concesión de Radio Caracas Televisión (RCTV)…”*, que es como él comienza dicho artículo. Además, en el entendido de que hablemos del mismo Nildo.

Uno no dedicaría tiempo refutando las elucubraciones que usted decantó como conclusión; solo que de nuevo, con sus levedades, quiere promover matrices de opinión. Esta vez, sobre que se está creando un escándalo por una nimiedad. Yo le aviso, mi estimado chirulí.

No es que uno sea policía, lo que pasa es que atraparlo es muy fácil. La última vez creo que de no ser por un amigo, usted aun insistiría en ilustrarnos con la mezcla de justificación y sofisma, apoyada en un poema que, dándoselas de intelectual, atribuyó a Benedetti así, como medio clase media, como que medio sabe, como que medio ignora.

Lo verdaderamente importante es establecer claramente que se trata de dos visiones distintas de la sociedad. Una, defensora a ultranza del capitalismo salvaje, de la exacerbación de antivalores y de logros personales a costa de lo que sea y la otra que busca la conformación de un nuevo ser humano eminentemente comunitario, ecológico y crítico de su entorno y circunstancia. Así se origina un antagonismo insoluble, que se manifiesta en una lucha entre sus defensores y que tiene un componente mediático enorme, pues ha sido por largo tiempo el opio que los dominadores han dado a los pueblos.

A través de los medios, se construyó y se afianzó esa trampa socioeconómica llamada clase media. Los miedos, odios, motivaciones, aspiraciones, necesidades creadas, grupos de referencia y estilos de vida son moldes predeterminados por las oligarquías imperantes en las troqueladoras mediáticas de las cuales disponen precisamente como aparatos para atacar los procesos que contravienen sus intereses agiotistas, con fuertes y rancios lazos externos.

Una piara de adeptos a esas oligarquías con ínfulas de haber alcanzado su nirvana, pretende hacer creer que se trata de una bravuconada autocrática para “justificar” una nueva arremetida contra el proceso de cambios. Sus dirigentes más conspicuos dicen sin tapujos que es un enfrentamiento entre capitalismo y socialismo, pero los bufones de la corte montan un show de cierres, medias verdades, manipulaciones y matrices tendenciosas. Los más leves simplemente “se equilibran” en las fronteras del embate, cual funámbulos en la cuerda floja.

Reducir el problema a “una tormenta en un vaso de agua” es verlo por el huequito de un muro de buenas intenciones. Debo concederle que esboza usted pálidamente que finalizada la concesión en nuestro espacio radioeléctrico dada a aquella empresa mediática, el problema no se resolvió pues solo se trasladó hacia las cableras. Sin embargo, esto es prueba de que no se trató en aquel momento de cierre, tal como ahora no existe tal pretensión de parte del gobierno hacia el albañal 33. Estoy clarito, por las explicaciones oportunas y veraces de entonces por parte de voceros oficiales, que no hubo tal cierre, de modo que no creo en su tesis de incapacidad del gobierno para explicarlo.

El nudo gordiano es el sistema mediático en general que representa un universo cultural y se constituye en artillería contra la revolución. La adversidad consiste principalmente en que por ahora, el verdadero y único contraatacante de tanta basura ha sido el Líder Comandante, pues las instituciones llamadas a defender los derechos del Pueblo no acaban de entender lo crucial de su rol en el derribamiento de las superestructuras capitalistas. Hoy es el albañal 33 quien riega excremento a discreción, pero la materia prima la aportan todos y cada uno de los medios que protagonizaron el golpe, pero que se la dan de motolitos.

Una estrategia exitosa para desmontar ese sistema entrópico, cuya naturaleza lo impulsa a promover caos, sería la activación del poder constituyente como elemento definitorio del nacimiento de uno nuevo por voluntad popular. Eso sería un salto cuántico para la profundización del proceso revolucionario y mandaría al carajo a sus detractores en cualquier parte del mundo pues se trataría de un acto radicalmente democrático. Sería el primero a “escala planetaria” para desmontar por mandato del Pueblo un obstáculo enorme para la mayor suma de felicidad posible.

Su miedo real es que se les acaba el tiempo y la revolución avanza, no por el “inminente cierre” de una de sus cloacas, matriz tras la cual, junto a otras, tratan de disimular sus agendas colaterales de asesinato selectivo de dirigentes revolucionarios en todos los ámbitos, de intentos de magnicidios, de guarimbas, de conspiraciones y de atajos para torcer el rumbo de la Patria. En principio se valieron de partidos políticos como instrumentos de confrontación, pero ante su demostrada ineptitud han venido desechándolos como las toallas sanitarias que usted alude y asumen su propia defensa. Ahora como en aquel abril aciago, los diablos se muestran impelidos por los éxitos revolucionarios.

Hay una corriente que insiste en la superficialidad para opinar sobre los problemas cruciales para el destino nacional, aun conociendo lo que está en juego. Es bueno recordar que los dueños de ese sistema perverso provocaron el derramamiento de sangre revolucionaria, que no puede ser olvidada así, como si nada.

*Traducido del original en portugués.


pladel@cantv.net


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Plácido R. Delgado


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