Credito: Prensa Presidencial |
Coincide esta nueva entrega de Las Líneas de Chávez con el treinta
aniversario de una gran victoria popular: el 19 de julio de 1979, los y
las combatientes del Frente Sandinista para la Liberación Nacional
entraban triunfantes a Managua. Concluía la batalla final contra la
dictadura de Somoza --luego de una gesta popular marcada por el
heroísmo y el sacrificio-- y comenzaba una nueva historia para
Nicaragua. Es por eso, que en este gran día estaremos en Managua,
acompañando al pueblo sandinista y a su Gobierno, para celebrar este
treinta aniversario rojinegro con las grandes mayorías de nuevo en el
poder: con Sandino comandando, otra vez, la nueva batalla por la
dignidad que comenzó en enero de 2007.
Se cuenta que aquel 19 de julio de hace ya treinta años, en las
paredes de Managua aparecía escrita por todas partes la frase:
Bienaventurado el vientre que parió a un combatiente sandinista. Día de
júbilo popular, día de consumación revolucionaria que saldaba la deuda
con la memoria; día en que la insurrección popular se hizo fiesta al
derrocar a una de las dinastías más oprobiosas y sangrientas del
continente: una dinastía --necesario es recordarlo-- que siempre contó
con la bendición y el aval del imperio yanqui. Largas fueron las
jornadas que precedieron ese día, en las que los herederos y las
herederas de Augusto César Sandino lucharon por liberar a su Patria de
aquel yugo, de aquel destino colonial.
Indispensable es recordar, en este domingo, los caminos que condujeron a la victoria.
En ese afán, recurro a la palabra viva de Eduardo Galeano: En toda
Nicaragua que nadie quede solo, que nadie se pierda, que se armó la
runga, reventó la mierda, el gran corre-corre, el pueblo arrecho
peleando a puro pecho contra tanques y tanquetas, camiones y avionetas,
rifles y metralletas, todo el mundo a la bulla, que aquí nadie se raja,
sagrada guerra mía y tuya y no guerrita de rifa y rafa, pueblo fiero,
arsenal casero, a verga limpia peleando, si no te morís matando vas a
morirte muriendo, que codo a codo es el modo, todos con todo, pueblo
siendo. Hasta los pequeños nicas --hoy, que es Día del Niño-- tuvieron
que empuñar las armas contra aquella tiranía que no respetaba a nadie.
Y es que cuando los pueblos se empeñan en conquistar la libertad,
no hay quien los detenga. Esfuerzo noble y aguerrido el de los
nicaragüenses que la historia recompensó.
En los asaltos de la memoria resuenan: León, Carlos Fonseca Amador,
Masaya, Santos López, Jinotega, Tomás Borge, Chinandega, Gloria Campos,
Estelí, Doris Tijerino, Granada, Julia Buitrago, Daniel Ortega,
Jinotepe, Pedro, María, Juan ySandino... ¡siempre Sandino!, son nombres
que se agolpan, como vienen, en recuerdo ferviente de aquella gesta
libertaria y que hoy vuelve a cobrar cuerpo vivo en una Nicaragua
dispuesta, como siempre, a ser libre y soberana.
Aquel día que hoy celebramos en perpetuo presente, reinó en toda
Nicaragua el espíritu que atraviesa aquella contestación que el 12 de
julio de 1927, el gran Sandino, desde el campamento de El Chipote, le
hiciera al capitán norteamericano Hatfield, quien le había dado un
ultimátum: No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero Patria libre o
morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo de los
que me acompañan. (Justamente hoy --quiero recordarlo-- es el natalicio
de un gran venezolano y gran compañero de Sandino: me refiero a Gustavo
Machado, quien nació en Caracas el 19 de julio de 1898. El recio
fundador del Partido Comunista de Venezuela, no sólo sirvió como
oficial en el Estado mayor del héroe nicaragüense, sino que fue su
representante en México).
Glorioso aniversario de la Revolución Nicaragüense que nos permite
creer, con fe de acero, que seguimos forjando, con conciencia y coraje,
la historia de la Patria Grande, y esto lo digo porque Sandino vive y
nos ilumina e iluminará por siempre.
Sin embargo, debo confesarlo: mi alegría no es ni puede ser
completa, sabiendo a nuestra hermana Honduras en tinieblas. Han sido
veintidós días en los que lo más deleznable de la oligarquía hondureña
ha querido torcer el curso de la historia. Desde esta página les digo,
que sus apetitos de poder jamás podrán con los hombres y las mujeres,
herederos de Morazán, que ya despertaron y se enfilan a ser grandes,
soberanos y libres. No van a poder detener el alba a punta de fusiles.
En cada hondureño y en cada hondureña, que no descansará hasta ver
a su querido Mel de vuelta a la Presidencia, retumba la voz iluminadora
del general Morazán: Si nos colocamos entre la humillación y la guerra,
elegiríamos siempre el último partido, aun cuando tengamos la certeza
de no poder salvar más que el honor. Si Nicaragua venció un 19 de julio
de 1979, más temprano que tarde Honduras vencerá.
Fuerza y resistencia, hondureños, que la razón y el destino los acompañan.
Hoy es el Día de los niños y de las niñas. Que Dios bendiga a nuestros pequeños gladiadores y a nuestras pequeñas gladiadoras.
En verdad les digo que todos los días deben ser dedicados a ellos y
a ellas. Nuestra vida, nuestra batalla de cada día, nuestra victoria
son para ustedes, niños y niñas de la Patria... Por ustedes y para
ustedes, ¡Venceremos!