Seamos pendejos, dijo el Líder Comandante, a propósito de la óptica capitalista sobre la honestidad. Quienes vimos en el más reciente Aló Presidente Teórico al camarada de Maturín contextualizar la primera pregunta generadora, acudimos a una fresca y sencilla interpretación del papel que debemos jugar en este tiempo singular. Dijo además, que aunque estemos en la más profunda mazmorra, si tenemos conciencia de nuestro lugar dentro del proceso, somos libres. Así las cosas, hay mucha reja mental por abrir, producto de una cultura extrínseca y avasallante que insistentemente quiere ahogarnos en un submundo de egoísmos supremos.
Estos pensamientos me llevan a eventos actuales relacionados con la discusión sobre la Ley Orgánica de Educación y a las desconcertantes reacciones de integrantes de la Asamblea Nacional sobre propuestas serias para controlar el libertinaje mediático que impera en Venezuela.
La Fiscal General de la República, en ningún momento fue a la Asamblea a proponer una ley contra los delitos mediáticos, pero a la sazón, aparecieron opiniones y declaraciones de personeros de la oposición señalando tal planteamiento de parte de la Dra. Luisa Ortega. Periodistas y columnistas de distintas tendencias, incluso algunos estimados “revolucionarios”, se fueron tras el señuelo y expelieron sus doctas posiciones, como laxados. Luego, declaraciones extrañas - casi excusas- de miembros de la Asamblea Nacional sobre sus pertinentes pronunciamientos en el hemiciclo ¿Será acaso que ante la responsabilidad en este momento histórico del país, las palabras de la Fiscal rozaron alguna debilidad revolucionaria solapada en un curul? Sería nefasto que los hechos, descontrolados ante la molicie política, nos lleven por los senderos de Ruanda.
La Ley Orgánica de Educación, así como los foros y discusiones que se adelantan al respecto, están siendo duramente atacados desde los medios privados con los mismos esquemas de terror utilizados en contra de los últimos procesos consultivos. En sus espacios de opinión, los “moderadores” echan mano de la burla y descalificación de autoridades y es común que sus invitados, ignorantes adrede de su verdadero contenido, se muestren irritados u ofendidos ante “los desmanes del régimen” y otros aderezos infaltables en sus dietas cloacales.
Finalmente, considero importante y necesario la conformación de las patrullas como células fundamentales del PSUV. Teóricamente, haría más sencilla la logística y la capacidad de respuesta ante las directrices del partido, de cara a retos internos y externos que tenemos en puertas. Hay quienes piensan que eso también desarticularía la dominación que evidentemente existe a nivel regional y local de parte de gobernadores y alcaldes, quienes en no pocos casos, hicieron de los batallones simples maquinarias electorales. Los niveles de delegados de circunscripción, así como aquellos que una vez fueron elegidos para conformar las direcciones regionales del PSUV, también deberían ser revisados. No son menos los casos allí en los cuales solo utilizaron el favor popular para hacerse de cargos en direcciones y secretarías para luego, irresponsablemente, abandonar a los batallones. Soy un convencido de que los primeros llamados a recibir formación como cuadros deben ser los militantes de base, so pena de fomentar elites que terminen siendo talentosos azotes para la revolución.
Ante los implacables enemigos de clase, apenas comenzamos a derribar un soporte fundamental de su superestructura: Sus falansterios mediáticos ¿Quienes están llamados a despertar la conciencia que remueva los sedimentos en el seno de la llamada clase media, acumulados por decenios de alienación publicitaria? Si bien es cierto que el mundo capitalista tilda de pendejo al honesto, pues seré uno más que opina que ya está bueno de que cachicamo trabaje pa´ lapas, traidores y apátridas. Digo, si es que realmente queremos asumir el rol que nos corresponde en este tiempo de la historia humana.
Unidad, unidad, ideas, ideas…y milicias. ¡Eso es!