Estuve conversando con un amigo historiador, de esos que trabajan los hechos cotidianos. Referencia importante porque investiga no sólo los en “pleno desarrollo”, sino a personajes que en ellos destacan.
Hablar con él es una oportunidad de acceder a informaciones útiles para entender cosas que suelen confundirnos. Así no hacemos complicados ejercicios, basta con enterarse lo que piensa y hace la gente que está al mando.
Concluimos que es complicado la reconstrucción del Psuv. Pareciera que en su seno se expresa una tendencia influyente, cuyo discurso induce a identificarla con ese proyecto, pero los resultados no se muestran coherentes con éste.
Se muestra preocupada porque el partido nazca secuestrado. Es difícil precisar si sugiere tendencias con concepciones paternalistas o hegemónicas.
Es frecuente escuchar que el partido que ahora existe ha estado secuestrado. Eso motivó la disolución de los batallones pero se ignoró al resto de la estructura.
En estas circunstancias, aparece el discurso de algunos llamando a cuidar que aquel error no se vuelva a repetir.
Jorge Arreaza -le menciono con todo respeto como una referencia sustentable -, ha hablado que cuando las patrullas se reúnan a estudiar, deben hacerlo cambiando de relator para cada jornada, pues según él, eso evitaría que aquello suceda.
No creemos eso sea lo acertado, por ahora sólo nos interesa destacar la existencia de esa preocupación.
No obstante, Arreaza y ahora Darío Vivas, han hablado de la instalación de escuelas de cuadros. Aquel ofreció mayores detalles. Uno, militante y educador, sabe que esa tarea no puede dejarse al expontaneísmo, sino como en el Estado Docente que defendemos, debe haber quien la organice y dirija; e instructores orientarán el estudio de los aspectos del conocimiento que correspondan.
Eso es bueno y no tiene que desembocar en secuestro alguno si privan principios, metodología, pensum, objetivos y supervisión adecuados. Siendo para formar revolucionarios, libertad, iniciativa y espíritu crítico deben estar garantizados. Tampoco vamos a formar aquellos seres de Aldos Huxley, en “Un Mundo Feliz”.
En asuntos del partido, su organización y funcionamiento, deben prevalecer los mismos principios. Si se le permite a las patrullas, sin hacer lo transitorio eterno, escoger su núcleo coordinador e interrelacionarse en instancias nuevas por ellas escogidas, hasta llevar al vértice en la escala partidista, tampoco como bien han pensado los creadores de las escuelas de cuadros, significa que vayamos hacia un ruleteo del secuestrado.
Como en aquellas, en el partido, si se procede conforme a la militancia revolucionaria, que empieza por permitir que la base escoja su dirigencia con libertad, sin ingerencias grupales, fraccionales, aquel peligro es mucho menor. No darle una organización interna a las patrullas y dejarlas a la buena de Dios, si no las conduce al secuestro, sin duda a la dispersión y muerte.
Mantener las bases al garete, es una forma de secuestro por la ausencia. Los de arriba, quedan en absoluta libertad de hacer lo que les parezca, corriendo riesgo de no interpretar los de abajo.
En “La Columna del Diablo”, en el diario VEA, hoy sábado 12-9 se toca este tema y, como antes hemos planteado en varias ocasiones, se reclama que “alguna estructura debe inventarse a fin que las patrullas tengan una relación estrecha con la Dirección del Partido”.
Pero además dijo el articulista del diario de García Ponce, algo que también con antelación hemos sostenido y es que “las organizaciones de base cumplen una elevada misión política”, consistente en hacer llegar sus opiniones - y las del pueblo, le agregaríamos – “sobre la actuación del gobierno y la estrategia del Partido”.
Por muy buena fe que tengan quienes conducen el Estado, aislados del colectivo, no garantizan expresar lo que el pueblo quiere y demanda. El vanguardismo suele ser heroico pero en veces inútil. El burocratismo o aquello que llamarían los abuelos, “revolucionario por encargo”, suele ser malo como el paternalismo.
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