Clase Media Revolucionaria

Polla Max socialista

Lo primero que queremos aclararle a cualquier lector lerdo es que la polla no es la hembra del pollo. La Polla Max no tiene nada que ver con un Gran Sancocho de gallina, ni tampoco con una fiesta popular de alguna organización política de izquierda. También, faltaba más, no estamos en España donde esta palabra tiene otro significado. No. La Polla Max es un nuevo juego, muy publicitado a páginas enteras, en colores, en la prensa nacional, creado por la Junta Liquidadora del Instituto Nacional de Hipódromos.

El término “socialista” se lo agregamos nosotros, con la intención pedagógica de dilucidar cuál es el contenido socialista de dicho juego. En efecto, el Presidente Chávez nos ha pedido, y se lo ha pedido reiteradamente a sus principales colaboradores, analizar y definir permanentemente en qué medida cada política diseñada contribuye con nuestra construcción socialista y cuáles son los elementos de carácter socialista que contiene cada nueva iniciativa institucional.

Tenemos que admitir, amigo lector, que por más que le damos vueltas y vueltas a la cabeza y nos devanamos los sesos, el hígado y el muslo no le encontramos el socialismo a la Polla Max. Tampoco entendemos qué es lo que está liquidando esta Junta Liquidadora. Ellos han promocionado las cuantiosas inversiones realizadas que incluyen la recuperación de los pisos y paredes de mármol de La Rinconada. También unas galas hípicas internacionales. Admitimos nuestra ignorancia en materia hípica. Los casinos que parecen inmensos gallineros abundan, los centros hípicos se multiplican como los pollos. Una amiga fotógrafa, en época de gallinas flacas, suele ir a las salas de juego porque dan tragos y comida gratis. Quizás por allí va la cosa del socialismo.

Pensamos en Marx y en Cuba y su revolución, otrora garito de los yanquis y tampoco vemos luz. El tema es una máxima incógnita para nosotros. Nos dicen que el principal juego no es el llamado juego legal, sino el ilegal, el que se realiza en los centros hípicos con circuitos cerrados de TV y que transmite carreras de diversos hipódromos del mundo. La Constitución Bolivariana no nos aclara nada al respecto. Un amigo nos explica que el juego legal, el de la Junta que no sabemos qué es lo que liquida, termina financiando al juego ilegal. Este no paga impuestos y el otro no sabemos cuánto impuesto paga al fisco. Tenemos una gallinácea confusión.



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Reinaldo Quijada


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