Necesitamos un partido socialista constituido por hombres y mujeres, que no tengan el complejo de inferioridad, donde de verdad el poder esté y sea para los de abajo, para esa gran mayoría que históricamente ha sido excluida y explotada por las oligarquías internas y externas, que igualmente han estado viviendo sobre los que producen la riqueza del país. Este partido multitudinario que está por pulirse en su esencia ideológica, no puede ser de los de arriba, de los que siempre se han aprovechado de la plusvalía que generan los de abajo; este partido tiene que sacudirse la idea fija del sometido, de los pobres que andan buscando a los ricos para que les gobierne.
Si los de abajo, entendemos o descubrimos que somos la mayoría, ya eso es importante, porque entonces podemos dar pasos en lo organizativo para encontrarnos, para ponernos de acuerdo y avanzar en el control del poder, que hoy sigue capturado en la mayoría de los casos por los de arriba, para ello se hace necesario que por ejemplo el partido Socialista cuente con la clase obrera organizada que pueda afirmar que milita en un partido de los trabajadores y no en un partido de los patronos.
Pero para que esto sea verdad o por lo menos se acerque a la factibilidad de construir y vivir dentro de un Partido Socialista, tenemos que romper moldes y conductas que la ideología capitalista ha inyectado en las conciencias enajenadas de los de abajo, que seguimos creyendo que por mandato divino, las minorías de los de arriba, tienen la posibilidad y patente de ser quienes decida y gobiernen los destinos de la mayorías.
Otra manera de hacer algo que enfrente la estructura conceptual que impone el modelo capitalista, es ser capaces de desaprender conductas que están como troqueles impregnadas sobre la gran mayoría de los de abajo, que nos hace ser pesimistas y creyentes de que así es la vida, donde unas minorías mandan y explotan y las mayorías obedecemos y permitimos que nos exploten. Por eso es importante detenerse a pensar qué sería de los ricos, si los pobres no existiéramos; entonces la respuesta seguramente sería:-“No habrían ricos, pero tampoco pobres, porque ante tal realidad, todos seríamos menos desiguales y en disposición de avanzar a ser iguales algún día, cuando se alcance la sociedad Socialista”
En todo caso, romper ese estado de alienación, especie de enajenación o hechizo que el esclavismo, feudalismo y ahora el capitalismo han impuesto a la humanidad, pasa por arreciar la lucha de clases hacía dentro del propio partido Socialista para evitar que los de arriba vayan a apoderarse de esta estructura que debe servir de herramienta de lucha y construcción del proclamado Socialismo del Siglo XXI. De no ser así, por mucho esfuerzo que haga el líder del proceso, se corre el riesgo de seguir haciendo puro capitalismo, ya que los de arriba se resisten a dar los pasos que dejen atrás el modelo capitalista y así no perder los privilegios que les ha dado el hecho de haberse proclamado socialistas, mientras que por otro lado se dan una vida de Capitalistas.
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(*) Miembro del Buró Político del PSUV-Táchira