A los socialistas y simpatizantes de nuestra revolución nos importa un comino lo que la oligarquía venezolana y mundial pueda opinar de las palabras de nuestro presidente. Es más, lo animamos a que siga diciendo lo que le venga en gana, porque sabemos lo que hace cuando dice lo que dice. Ronchas, alergias, rasquiñas, anemias y cardiopatías a granel, levanta en la oligarquía internacional y local, cosa que nos tiene sin cuidado.
¿Qué dice? Lo que tenga que decir. ¿Cómo lo dice? Como lo tenga que decir. ¿Por qué lo dice? Porque tiene que decirlo.
El verbo de Chávez, simplemente, es contundente y eficaz. Nosotros nos asombraríamos cuando el Comandante busque suaves palabras para dirigirse a los elegantes verbales que con su exquisito, pero maldito verbo, engañaron a todo el pueblo mundial cuando con sus caras tersas y pulidas de vivir bien a nuestra cuenta, nos escribieron “hermosos” libros embaucadores, “maravillosas” opiniones en sus columnas de la prensa escrita y “discursos” escogidos en la radio y la televisión mundial.
Nuestro comandante no se rebusca para decirle a nadie que es un comemierda o que se vaya pá la misma. Y si es para una Hillary Clinton, se lo dice con el adecuado alarido y sin tinto. Si es para el presidente Obama, le dice con más ganas. Si es para un pitiyanqui, se lo dice sin saltimbanquis. Y si es para un globovisionario, no lo salva el confesionario.
El “verbo” de los contrarrevolucionarios pareciera que no llevara el veneno que lleva; pero, el “teniente coronel”, el “arañero de Sabaneta” “el héroe del museo militar” el “mestizo”, “Chacumbele”, el Chigüiro”, el “loco”, Hitler”, “Mussolini” y los veinte mil apodos que le lanzan minuto a minuto, son las “decentes” y floridas frases que dice la mismísima oposición que se lamenta del verbo de nuestro PRESIDENTE, de un presidente que tolera todo el grosero sofisma dicho y que esté por decirse en su contra.
Martacolominazos, hemeteriotazos, ismaelgarcialazos, ravelazos, manuelcaballerazos, matacurazos, oswaldopáezazos, vicenteleonazos, martihechevietazos, bobolongazos y nazionalizasos, zetatazos, universalazos, y cuanto jeta inmunda quiera decir y ofender todos los días al Presidente electo de los venezolanos, las escuchamos en silencio y nosotros, ni nuestro demócrata y súpertolerante PRESIDENTE, nunca decimos nada. Sólo, y gracias al florilegio noliano y el bendito poema del “Señor de la noche”, ese de la hojilla, podemos desquitarnos un poquitín.
¡Patria Socialismo o muerte!
Chávez es Socialismo!
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