Comienzo por algo que considero resume en buena medida la respuesta a las consideraciones vertidas en su escrito Valderrama, “No podemos olvidar que la utopía sirve para caminar, pero la fantasía sólo para ir al desastre”. Hemos señalado en reiteradas oportunidades que el camino al socialismo que transitamos se hará corto o largo, dependiendo de factores que deben cumplirse en la medida que elevemos el nivel de conciencia y la ideología por una parte, y por la otra, la fuerza inherente al proceso mismo, entonces la dirección de lo que queremos es incompatible con lo que podamos hacer si en plenitud acordemos que se está suficientemente preparados para tales propósitos, no es suficiente por ejemplo decir que los medios de producción deben estar en manos del Estado para lograr las metas propuestas, si antes no evaluamos en manos de quien están esas herramientas de trabajo, para que sirven y que papel han de desempeñar.
Las cartillas que muchas veces se invocan que suponen que lo dijo tal o cual, no solo no sirven para que la dialéctica sea tomada en función de apresurar las cosas de tal manera que ese camino sea más corto, sino que sencillamente hay que explicar muy bien, el porque de las cosas, igual aplicación tendrá el tema de los propiedad privada. Cuando éramos más jóvenes se confundía la ilusión con la utopía, hoy no podemos tener esa lógica aparente, harta peligrosa y además excluyente. Creemos sí, firmemente, que la lucha nos obliga a redoblar esfuerzos en aras de la construcción del socialismo realista y posible, y que los instrumentos y métodos sean utilizados de manera que fluyan las decisiones en el marco de la Constitución Nacional, no hay opción posible, distinta a esta, salvo que el proceso más adelante permita corregir o adaptarla a los nuevos requerimientos constitucionales.
Como dice Rodolfo Sanz, el Socialismo se construye con la voluntad que emana de las convicciones asentadas en la conciencia teórica e ideológica, por lo tanto no nace de la noche a la mañana y agrego, tampoco está a la vuelta de la esquina, acá está la utopía convertida en fantasía, no solo es lo que queremos sino lo posible en construir.
En cuanto a las formas capitalistas acendradas desde siempre, no podemos catalogar el comercio como producto del capitalismo, obedece este, a la relación establecida entre seres humanos de carne y hueso, desde tiempos inmemorables, solo que si vamos a grandes escalas, podemos visualizar que no solo se trata de comercio, sino de dominio de poderosos sobre débiles, esa es la ecuación que tenemos que desmembrar y donde X, puede ser cualquier cosa distinta a la justicia social y económica que pretendemos, he allí la esencia del fin ulterior de la lucha entre capitalismo y socialismo, sin desconocer las preferencias de vender y comprar.
Marx nunca negó el mercado, es cierto, pero, descubrió las reglas capitalistas impuestas en el mismo a través de la generación de la plusvalía, en una combinación diabólica entre el precio, la producción y la distribución, tal cual ocurre actualmente, tenemos entonces, que resolver dos cosas: la propiedad y posesión de los medios de producción y la propiedad privada desmedida y voraz, esta es la mayor de las contradicciones entre capitalismo y socialismo a la vera del camino andado, pero, seguirán siendo las cosas de esta manera a estas alturas del siglo XXI, esa si es la verdadera ecuación a resolver, escarbar y hurgar, es lo que decidirá en la luz del túnel también a construir cual será el futuro de la igualdad hecha pueblo.
Ahora bien, hay algo sumamente importante que obedece al concepto mismo de lo que se busca y es el nivel de conciencia que mida lo que quieren no solo las masas chavistas
militantes sino la periferia que ha apoyado electoralmente el proceso bolivariano, es lo que hay que cuidar y vigilar en la llamada profundización del proceso, la matriz de opinión adversa y producto de decenas de años, aún pulula en la mente de muchos en el mundo y particularmente en Venezuela.
A propósito de otra afirmación de Rodolfo Sanz, cito: No se supera el régimen del capital con su negación ideológica, esto desenmascara en parte las afirmaciones vertidas por Valderrama en su escrito, en este caso, la transferencia de plusvalía a los más pobres es una manifestación de transferencia de la misma bajo un concepto comercial que en sus fines no importa si se llama capitalista o socialista, lo importante es la transferencia en si misma. Por último es bueno recordar que toda lucha sin caer en pragmatismos demoradores, ante el imperialismo, no supone suprimir la fuente de ingresos de mayorías, por el contrario, el subsidio social, para llamarlo de alguna manera es solo si, se cumplen las intenciones de inclusión.
rafaelfebles@yahoo.com