Cuando escribí la crítica constructiva que leere ahora, no sabía que una vez más el máximo representante de la C E V Monseñor Jorge Urosa Savino daría declaraciones con motivo de la Semana Santa, donde no resistió la tentación de pecar comportándose descaradamente pero en disimulocracia, como un opositor público, irrespetando su jerarquía, impulsado por su antipatía contra el gobierno bolivariano. Monseñor Urosa escribió una carta desde su lecho de convaleciente operado, circunstancia por la cual le deseo y ruego a Dios por su recuperación satisfactoria, pero que no le impidió decir que rechaza la violencia y la injusticia, se manifiesta contra el asesinato, el secuestro y la agresión a los adversarios, oponiendose coincidencialmente a la violación de derechos humanos, la intolerancia política y la injusticia en procesos judiciales…, argumentos nada más y nada menos que copiados de lo que diariamente opina la oposición venezolana en campaña electorera dentro de la guerra sucia que practican, debido a ciertos acontecimientos donde legalmente han resultado incoadas: una figura de las empresas privadas de comunicación social y un dirigente político, señalados por instigar a delinquir, presunta difamación y dar falsas informaciones.
Dio la concidencia que horas antes y sin saber que de nuevo se metería en política aunque esta vez disimulocráticamente y aprovechando la Semana Santa, escribí una reflexión en la cual el tema precisamente tiene que ver con la CEV y sus desatinos culpables de la pérdida de apoyo que en mi concepto sufre lamentablemente la feligresía venezolana y nuestra iglesia católica… Mi reflexión es la siguiente: respetando la tradición y costumbres de nuestro país, una nación eminentemente religiosa en su mayoría, pero que según estadísticas recientes desde hace quince años viene perdiendo influencia en forma acelerada, es necesario explicar que esa pérdida de apoyo de la religión católica venezolana ocurre como consecuencia de episodios en los cuales se han visto incluidos representantes de la Iglesia, cabe recordar el asesinato de un sacerdote en un hotel de la avenida Casanova en Caracas, adonde el prelado fue acompañado de un joven que lo asesino…, o las denuncias sobre pedofilia cometida en forma sostenida por un párroco en Barquisimeto, aún así y pese a la proliferación de congregaciones contrarias al catolicismo, es un hecho notable que buena parte del colectivo venezolano se mantiene fiel a las procesiones y actos litúrgicos de la Semana Santa. Otra cosa es que hombres y mujeres de todas las edades puedan estar desinformados en torno a los escándalos internacionales de PEDOFILIA o PEDERASTIA ocurridos profusamente en EE UU y Europa. Acá es costumbre desinformativa minimizar estas noticias, tapándolas o tapareándolas -para hablar en criollo-, sólo se dice en forma minúscula que en EE UU se acostumbra dar compensaciones en dólares, es decir pagarle a las familias de los menores de edad afectados por abusos sexuales, pagos que se hacen con fondos provenientes de la iglesia estadounidense y el Vaticano.
Ultimamente es noticia que da la vuelta al mundo haber descubierto casos numerosos en Italia, Francia, España, Gran Bretaña, Alemania y particularmente en Irlanda, sin embargo en nuestro país ese tema ha sido minimizado por el periodismo impreso y de la TV, además son muy pocos los comentarios en las emisoras de radio. No debería ser así, puesto que estar enterados sirve de alerta que ayudaría a sanear cualquier desviación en particular de quienes a causa del celibato, es decir la prohibición de casarse que deben cumplir los sacerdotes, estos seres humanos resultan mas proclives a las desviaciones contra natura, lo cual a fin de cuentas deja muy mal parada a la fe católica. Es bueno exigirle a la jerarquía que dirige la CEV o Conferencia Episcopal Venezolana, que asi como están siempre diligentes para meterse en la política, sin siquiera hacerle caso a las recomendaciones del Papa Benedicto XVI en torno a guardar infoética comunicacional y recordar que son Ministros de Dios para todas y todos, deberían dejar esa hipocritocracia que mantienen en temas espinosos, mientras es notoria una exagerada intromisión e insistencia de jerarcas eclesiásticos (el Cardenal y varios Monseñores) en hacer política oposicionista a ultranza a través de la prensa, utilizando los púlpitos y el escudo de las sotanas. Afortunadamente el colectivo venezolano de este siglo XXI es otro muy alerta y por ello cabe decir que mientras en anteriores gobiernos ni siquiera se consideraban iniciativas como las de Fe y Alegría para jubilar o pensionar sacerdotes y monjas, reconociéndoles derechos según la Ley del Trabajo, en esta revolución socialista, humanista y venezolanista bolivariana, han accedido a todos los derechos. Es una ayuda eficaz, oportuna y no condicionada de la revolución a la Iglkesia que infortunadamente ocultan en sus informaciones los medios tradicionales, aún a sabiendas que es descarada la componenda de algunos jerarcas presumiblemente “católicos” que actúan solo como voz de oposición. De esa manera queda evidenciado que la política de inclusión social del bolivarianismo es integra, no hace diferencias ni toma reoresalias. En eso deberían pensar los jerarcas que comprometen politicamente a la Igkesia católica y quienes en estos días de obligada referencia a la fe, la historia, el martirio de Jesus, los ejemplos del Calvario, etc, les permitan hacer una resurrección verdadera en el sentido social dela palabra de Cristo, especifucamente reconociendo que nunca antes en este país se había llevado a tanta eficiencia comprobada la igualdad que predicó el redebntor Jesús de Nazareth como símbolo de igualdad, fraternidad y justicia, respetando loque reza nuestra carta Magna o Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: LA ABSOLUTA LIBERTAD DE CULTOS.
Una más sincera actuación pública condenando la PEDOFILIA, le daría un mayor valor a la jerarquía eclesiastica nacional, que tanto ha maltratado a su grey con actuaciones comprometidas con factores económicos muy lejanos a la palabra de Cristo.
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