En el PSUV estamos en plena campaña para seleccionar nuestros candidatos a la Asamblea Nacional. Recibimos información acerca de las posibles líneas candidaturales. Por ejemplo, en Araira – Guatire – Guarenas – Caucagüita – La Dolorita – Fila de Mariches (circunscripción 4 de Miranda) se nos convoca a militantes y misiones a reuniones proselitistas para promover la “línea”, utilizando para ello los recursos del partido.
El Presidente Chávez sí dio una línea: que el Alcalde, Gobernador o funcionario que estuviese haciéndole campaña a determinado candidato o candidata, podría correr el riesgo de ser excluido del partido.
Lo más precioso que tenemos los revolucionarios de Venezuela es el liderazgo de nuestro Presidente y el PSUV. Al PSUV debemos cuidarlo como al más delicado de nuestros hijos.
Pero cuando se procede a utilizar posiciones de poder para promover determinadas supuestas líneas, estamos debilitando triplemente al proceso revolucionario.
Debilitamos el liderazgo del Comandante Presidente Chávez, porque se contradice descaradamente uno de sus lineamientos. Quienes llaman desde posiciones de poder a votar por determinado aspirante, parece que aspiran a un Chavismo sin Chávez.
En segundo lugar debilitamos al partido, porque, ¿cómo llamar a la unidad, cuando descaradamente se privilegia a unos aspirantes sobre otros? ¿Con qué moral llamar a la unidad revolucionaria a aquellos aspirantes que han sido colocados en segundo lugar?
Y por último, se debilita el liderazgo de las misiones, porque se las involucra en los mitines de apoyo a esas candidatas o candidatos aupados por quienes llaman a “seguir la línea”. ¿Con qué moral me podría presentar a convocar a un camarada a una actividad de la misión, si él me ha visto aupando a un aspirante con el que él posiblemente no simpatizaba?
Es una grave falta a la ética socialista lo que hacen esos camaradas, que desde ministerios y demás puestos de poder, dan tan mal ejemplo a la militancia. ¿Cómo queda la tercera pregunta generadora?
Después de las primarias del PUSV del 2 de mayo, cuando elijamos a nuestros candidatos, otro gallo canta. Allí si debemos ir absolutamente unidos con los que resulten favorecidos con el voto de la militancia. Pero faltan gravemente a la ética quienes pretenden hacernos confundir los dos momentos: antes y después del 2 de mayo.
En mi circunscripción ya señalada hay 67 candidatos, pero un grupo de poder llama a apoyar a una candidatura en particular. ¿Dónde quedan los otros 66 militantes? Conozco por lo menos a otros 10 aspirantes que pienso serían excelentes diputados. Hay otros que tal vez no están preparados. Hay otras y otros de los que no conocemos su temple revolucionario: ¿cómo reaccionarán cuando la tensión política se intensifique?: son esos los antecedentes de saltos de talanquera. Hay otros con los que personalmente he tenido enfrentamientos por su baja altura ética y su presunta corrupción. Pero de todos defiendo su derecho a ser tratados con dignidad y que seamos los militantes los que escojamos a nuestros candidatos.
Si existiese una línea, ya el Presidente Chávez lo habría dicho. Y nos hubiésemos ahorrado el proceso de primarias, y nos hubiésemos economizado tiempo y dinero.
Pero por encima de ello, es la unidad del PSUV lo que hay que defender. Es la construcción de la nueva ética socialista lo que está por encima de las particularidades.
Opongámonos a esas prácticas tan negativas, que inciden negativamente en la construcción de un PSUV fuerte y socialista.
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