No dejo de recordar aquellos días de 1.998 en la campaña electoral de Hugo Chávez Frías y la similitud actual en los porcentajes de las encuestas.. En aquel año Hugo Chávez emergió desde un 15% a un 60% en cuestión de meses, el apoyo popular descalabró la coherencia de todos los partidos existentes que fueron sorprendidos por esta abrupta decisión del electorado. Algo parecido está sorprendiendo la política de Colombia, un personaje carismático, con un historial bastante peculiar en la política, comienza a emerger como la probabilidad ya casi segura de ganar las próximas elecciones de Colombia.
Cuando ocurrió en Venezuela este fenómeno con nuestro actual comandante presidente, fue una ola que nacía del corazón de todo un pueblo, Chávez no disponía de recursos para hacer una campaña mediática comparable a sus opositores, ya el pueblo lo había visto el 4F, ya el pueblo sabía quien era Chávez y la decisión de apoyarlo se regó de boca en boca sorprendiendo hasta al mismo comandante.
Antanas Mockus es un político con toques de locura, esa combinación de sus oficios, matemático y filósofo crean de él un personaje que ya ha cautivado a todo colombiano, Antanas no trae un discurso socialista, (tampoco lo traía Chávez) pero el pueblo confía en Antanas como la alternativa para liberarse del uribismo y sobre todo impedir el triunfo de la guerra: Juan Manuel Santos.
Vertiginosamente Antanas se desprendió en las encuestas y hoy ya cuenta con un 35 por ciento dejando a Santos en 22 por ciento, creo que la suerte está echada en Colombia. Antanas Mockus será el próximo presidente. Ese mismo loco con fama de genio, que aprendió a leer a los dos años de edad, ganándole hasta a Sor Juana Inés de la Cruz que leía corrido a los tres años, descendiente de inmigrantes originarios de Lituania y de cuya madre artista, quizá, heredó una imaginación que le ha servido para crear impactantes shows mediáticos como cuando se desposó en el centro de un circo, montado sobre un elefante, o cuando salió a las calles de Bogotá vestido de Superman, por no recordar muy bien aquella oportunidad en que se orinó encima de otro político o cuando se desnudó en público y en fin toda una suerte de eventos muy garcíamarquianos, respaldados por sus gestiones como alcalde de Bogotá que obtuvieron algunos éxitos notables al reducir, por ejemplo, la cantidad de muertes en la ciudad al implantar la “Hora Zanahoria” para controlar el consumo de alcohol y las horas de expendio de éstas bebidas. Antanas promete ser un Presidente muy notorio.
Sus dotes de buen profesor le permitieron realizar una campaña basada en la concientización de la importancia ciudadanas del voto, la campaña del “voto-vital” parece haber sido la base de este sorpresivo éxito.
Lo importante de ésta elección no es, en fin de cuentas, que gane Antanas. Lo importante es que pierda Santos y el uribismo. Que llegue el final de esta era terrible para nuestra hermana república con el repudio a la guerra. Antanas asoma criterios de conciliación con Venezuela. >No va a ser un Chávez de Colombia, Seguramente será un presidente plegado al neoliberalismo moderado, pero no será un guerrerista y peón del imperio. No es uno más de los peones del tráfico de drogas, es un ser pensante y con criterio propio.
Aquí les anexo parte de su programa de gobierno, me despido con la única alegría de que murió el uribismo y de que empieza a despertar la conciencia de los colombianos. Antanas hará historia, será una puerta a la transición a la Colombia que todos esperamos.
Fragmentos del programa de Antanas Mockus:
“La ilegalidad es el principal
freno al desarrollo económico y social de Colombia. La violencia y
la corrupción son expresiones de esa ilegalidad, que en el terreno
de la política se expresa en una frase conocida y aplicada: “el fin
justifica los medios”. Con tal de llegar al poder o vencer en el
conflicto
todo vale, cualquier camino sirve. El respeto a las normas se ve
reemplazado
por actitudes sociales y culturales que validan y aceptan la ilegalidad.
Reconozcamos ante todo que cada vida es irremplazable, que la vida es
sagrada. Rechacemos y evitemos los atajos, y abramos el espacio a la
legalidad democrática que mantenga los avances en seguridad, para
afianzar
en Colombia la comprensión, el respeto y el cumplimiento de las normas.
La movilización y la participación de la ciudadanía, sumadas a la
acción de las autoridades, permitirán consolidar la seguridad, en
tanto que la cultura ciudadana facilitará la convivencia, la confianza,
la tolerancia, el imperio de la ley y la democracia. La seguridad, y
la legalidad se consiguen con el apoyo a la policía y a las fuerzas
armadas, pero también se desarrolla en el respeto al fiscal, al juez
y al maestro. Tenemos que jugar limpio, comprendiendo que la violencia
y la corrupción son desafíos que debemos enfrentar unidos.
Queremos seguir transformando la forma de hacer política en Colombia.
Proponemos una política basada en la confianza entre las personas y
en las instituciones, en la cual la transparencia, la participación,
el intercambio de argumentos, el control social y la gestión pública
admirable sean los pilares de una auténtica democracia. Nuestra relación
con el mundo debe partir de esas mismas premisas: estrecharemos nuestra
integración con todos los países, aceptando la interdependencia como
una oportunidad y buscaremos acercarnos a los pueblos de los países
con los que compartimos historia y condiciones.
Para que nadie recurra a la violencia y la ilegalidad, que permanecen
vivas entre nosotros, se requiere construir oportunidades sociales y
económicas legítimas. Dicha construcción debe reconocer las profundas
desigualdades del país, tanto las económicas y sociales como las que
son evidentes por las diferencias entre regiones. La periferia
colombiana,
ese vasto espacio que bordea las fronteras, se encuentra en clara
desigualdad
con el centro del país.
Soñamos con un país donde los ciudadanos, las organizaciones del estado,
la sociedad civil y las empresas productivas tengan, como uno de los
compromisos fundamentales de su quehacer cotidiano, hacer todo lo que
esté a su alcance para proteger y enriquecer el medio ambiente, y en
particular nuestro gran patrimonio en biodiversidad y agua dulce, tanto
en las áreas naturales como en las áreas transformadas por la acción
humana. Solo así será posible garantizar el derecho constitucional
de los colombianos a disfrutar de un medio ambiente sano, generar las
condiciones para que el desarrollo económico y social sea sostenible
en el mediano y largo plazo, y contribuir a la conservación del
maravilloso
y complejo entramado de la vida.”
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