En las elecciones presidenciales del domingo 30 de mayo, el 68,7% de los colombianos que viven en Venezuela y votaron, lo hicieron por Santos. En Ecuador fue el 53%. Se dice que los colombianos desplazados a Venezuela, Ecuador u otros países, lo hacen, por cuanto el Estado colombiano no les da garantía para sus derechos humanos, civiles y políticos.
En la prensa internacional abunda la información referida al tema de los derechos humanos en Colombia. La más reciente (27 de mayo), es del relator especial de la ONU, Philip Alston, el cual en relación con las políticas de seguridad, dice lo siguiente: “Mis investigaciones encontraron que miembros de las fuerzas de seguridad de Colombia perpetraron un número significativo de ejecuciones extrajudiciales que se repitieron a lo largo y ancho del país… encontré muchas unidades militares comprometidas con los llamados “falsos positivos”, en los cuales las víctimas eran asesinadas por militares, … estos sabían que podían quedar impunes”
Los “falsos positivos” es el aporte que, como ministro de la Defensa, le hizo el candidato Santos a la política de “seguridad democrática” del presidente Uribe. Aporte avalado por el bombardeo aéreo a territorio ecuatoriano; o la suplantación de insignias de la Cruz Roja Internacional y de Telesur en la operación por el rescate de retenidos políticos y prisioneros de guerra en poder de las FARC.
Las intromisiones de Santos en política internacional –siendo ministro de Defensa – eran frecuentes, a pesar de las reiteradas e hipócritas amonestaciones del presidente Uribe. Ello condujo a Venezuela y Ecuador a romper relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia
Se dice que en Venezuela viven cuatro millones de colombianos desplazados por causa de la violencia política. Sólo 500.000 están inscritos en la Registraduría Nacional. A las urnas concurrieron 115.000, y de estos, el 68,7% votó por Santos. Averigüé con colombianos amigos si estaban inscritos para votar y me dijeron que hacerlo era denunciar su presencia y atraer la mano larga del paramilitarismo y el sicariato. Según el resultado electoral, en Venezuela votaron por Santos 78.000 colombianos, partidarios en consecuencia, de las bases militares gringas que violan la soberanía de Colombia y amenazan la seguridad de los países vecinos. Partidarios de la “seguridad democrática”, afín a las masacres y “falsos positivos”; a los asesinatos que realizan las fuerzas militares y las fosas comunes (2.000 cadáveres en La Macarena); o el bombardeo a territorio ecuatoriano. En síntesis, están de acuerdo con la narcoparapolítica que domina al Estado.
En el discurso de los candidatos a la presidencia no figura la propuesta de paz como cuestión fundamental en la solución del conflicto armado. Sólo ¡hablan de paz! las FARC y el grupo que lideriza la senadora Piedad Córdoba. La clase política colombiana habla de guerra con el mismo lenguaje y con la misma actitud que lo hace el sionismo.
leonmoraria@gmail.com
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