El estudio
de Martin se diferencia del de Dasso, en cuanto a que este último se
concentra más en la obra que en el personaje; Martin explora al hombre,
y va lidiando con un temperamento escurridizo, en ocasiones ingenioso,
que le cuesta dar con el verdadero hombre que es el Gabo. En momentos
no se sabe qué parte de la historia de vida que cuenta Gabo es verdad
y qué parte es fantasía. Él llega casi a la conclusión de que lo
que ha contado hasta ahora García Márquez es lo que “él ha creído
que fue su vida”, y no la vida misma. Por ello, es un sujeto de estudio
difícil, diría que su espacio natural está en la cripta de un pensamiento
muy ligero en su relación con la realidad, pero muy fecundo en su imaginario
fantástico.
La obra de
Martin es densa (762 págs. en la versión española), y fue publicada
en el 2008 originalmente en el Reino Unido, por Bloomsbury Publishing
Plc; la edición para el mundo hispanoparlantes la llevó la casa Mondadori,
y sería bajo la traducción Eugenia Vázquez Nacarino, en la colección
Debate-Colombia, que en el 2009 nos llega “Una vida”, biografía
de García Márquez, “tolerada” por él. Tengo mis objeciones acerca
de la traducción; hay errores que si bien pudiesen pasar desapercibido,
ante el ojo evaluador de quien haya leído la obra del Gabo, aparecen
como catedrales. Hay confusión en los títulos de las obras de García
Márquez (se traduce, por ejemplo, “Cien años de soledad”, por
“cien horas de soledad”, y sin las mayúsculas de rigor por ser
nombre de un texto importante; también se aprecia “crónica de una
catástrofe anunciada”, en vez de “Crónica de una muerte anunciada”;
“el otoño del dictador”, en vez del “Otoño del patriarca”,
p.22). En otro aparte dice: “Mercedes empezó a empeñar todo…Sus
tres últimas posiciones militares…”, en vez de: “Mercedes
empezó a empeñar todo…Sus tres últimas posesiones materiales…”
(p.348); y conste que se ha cotejado con la versión en inglés, y es
evidente el error en la traducción. Esto lo comento porque es el gran
obstáculo que tenemos al leer un texto escrito en otra lengua, que
la traducción llega alterada y ante una obra tan densa esos errores
en vez de ser una nimiedad, es una gota de agua para comprender el cuerpo
literario del argumento.
Entrando un
tanto en el impacto de la historia que cuenta Martin del Gabo, la obra
ha traído polémica. El crítico Enrique Krauze (de la Revista mexicana
de literatura Letras Libres), expresó en su ensayo “Gabriel
García Márquez: A la sombra del patriarca” (2009), que lo que no
advierte Gerald Martin “…es el sentido biográfico de lo que narra.
Todo parecía, en efecto, una reconstrucción perfecta del paraíso
macondiano anterior a la hojarasca, con la ventaja de que ahora era
García Márquez quien habitaba del otro lado, del lado americano.
Para los cubanos comunes y corrientes su mansión de Siboney, sus comilonas,
la champaña, los mariscos, las maravillosas pastas preparadas por Castro
y los paseos en yate eran…apariciones instantáneas de un mundo
remoto e inverosímil que nos estaba vedado a los mortales. Pero
ningún paraíso es perfecto. Martin alude sin detallar a cierto malicious
gossip que circulaba sobre el comportamiento del escritor en la academia,
cosas que no eran del todo propias de un hombre de sesenta años
de edad.” El ensayo de Krauze fue irreverente, muy infeliz
ante el esfuerzo de Martin y el verdadero sentido de lo que significó
la vida del Gobo en su relación con Fidel Castro.
No se hizo
esperar la respuesta de Martin, quien en la misma revista, en un ensayo
bien hilado y argumentado, titulado “La comedia intelectual de Enique
Krauze”, esgrime lo siguiente: “…a Krauze no le interesa mi libro,
ni en lo más mínimo: lo quiere utilizar. En el fondo, con toda su
brillantez, es un historiador aferrado…a una concepción muy limitada
de la vida y de la historia, es decir, a una ideología…Él no quiere
saber cómo la vida le puede parecer a un hombre joven nacido en la
tercera década del siglo veinte, sin muchas ventajas materiales, en
un pequeño pueblo colombiano, exactamente como no quiere saber cómo
la vida le puede parecer al equivalente mexicano de nuestros días y
cómo ese joven mexicano va a ir escogiendo entre las diferentes alternativas
políticas y morales que se le presenten en el camino. No: para Krauze
la única cosa realmente importante…en la vida de García Márquez
es su relación con Fidel Castro. Repito: Krauze, con una alusión permanente
pero nunca definida a un ideal abstracto llamado democracia,
que utiliza para desacreditar a todos los que él considera adversarios
ideológicos, no tiene el menor interés en cuáles han sido las contradicciones
y perplejidades reales de la abrumadora mayoría de los latinoamericanos
de su época, quienes no han disfrutado las ventajas que él ha tenida
en la vida. No le gusta en lo más mínimo la extraordinaria popularidad
de Gabriel García Márquez entre los pueblos latinoamericanos…ni
mucho menos quiere aceptar que esa popularidad se base en valores diametralmente
opuestos a los suyos. Debe haber alguna explicación perversa…”
Como puede apreciarse, la biografía de Martin ha traído mucha polémica en los escenarios intelectuales del mundo; la postura cambiante del Gabo en cuanto a su compromiso político, su enfermedad (cáncer linfático), sus últimos fracasos (“Memorias de mis putas tristes”, 2004), y su perdida de memoria, han descompuesto en vida al arquitecto de Macondo. Ya no es el mismo que recordaba “aquella tarde remota” en la cual fantaseó que al coronel Aureliano Buen Día, lo llevó su padre a conocer el hielo. Tendrán que leer ustedes la obra para tomar postura en razón del significado e importancia que tiene y tendrá el Gabo en la continuación de ese cuento largo, cuya verdadera inspiración partió de nuestros ancestros aborígenes cuando echaron al oído del Conquistador, el “Mito del Dorado”.