Soy admirador de Silvio (y de muchos cubanos) desde que escuché sus primeras canciones por allá en el barrio El Carmen de mi Barquisimeto natal, a ellas me quedé enganchado hasta ahora y quizás hasta siempre. Al compositor de Rabo de nube lo escuché influenciado por Neíl Páez, un pichón de comunista, que paradójicamente desde hace varios años vive feliz e inconmovible en tierras de Tío Sam. Con el amigo Neil de vez en cuando intercambiaba libros y algunos discos.
Me entusiasmó la lectura porque me interesa todo lo que tenga que ver con Silvio Rodríguez. Y no es para menos, lo considero gran poeta y uno de los compositores más brillantes que haya dado la prolifera y extraordinaria historia de la música cubana. Entusiasmado con Cuba y con la mítica Revolución he viajado muchas veces a la isla, pero creo que sobre todo con el pretexto de saludar a Silvio, y por qué no, conversar con él en cualquier plaza o en cualquier esquina de la misteriosa Habana.
En tantos viajes nunca me conseguí con Silvio, pero por esas cosas de la vida sí con el no menos admirado Pablo Milanés. En una ocasión tomando algunos tragos en casa de un amigo en el barrio Lawton en las afuera de la Habana, uno de los presentes interrumpió el sarao y nos propuso ir a casa de Pablito. Yo, que estaba eufórico y animado, me negué rotundamente, hasta que me explicaron que el fulano Pablito era nada más y nada menos que el compositor de Yolanda. Por ahí celosamente conservo la fotografía como testimonio irrefutable de aquella noche inimaginable.
Estas experiencias las contaré con más detalle quizás en otra crónica. Lo que realmente quiero ahora es comentar las reflexiones de Silvio Rodríguez ,que no sé porque razón han merecido pocos comentarios, por lo menos en Venezuela. Quizás porque además de defender a la Revolución Cubana, el cantante hace críticas sumamente importantes que hay que pensarlas y analizarlas con mucha atención.
Las observaciones de Silvio las valoro en su justa dimensión porque he sido desde hace muchos años un estudioso del tema cubano. Pero no sólo en abstracción, he tenido la oportunidad de compartir de forma tangible con los cubanos de carne y hueso. No desde los libros, los teatros, el malecón o los hoteles cinco estrellas que no me parece nada mal, sino más bien desde el periodo especial, la intimidad de muchos hogares, los camellos, las guaguas, los bares, el mercado y sobre todo desde la amistad y la conversación abierta y franca.
Estoy absolutamente de acuerdo con Silvio Rodríguez cuando expresa con la honradez y la inteligencia que le caracteriza algunas cosas puntuales que paso a mencionar:
“Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista solida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma”.
“Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoque aportan no poca confusión. Quisiera que mejorarán unas cosas que he visto y otras que no”.
“Personalmente no soporto a los cambiacasacas fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa, y ahora son su propio reverso. No le deseo mal a nadie, a nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me revuelve”
“Jamás he dicho que el bloqueo tiene la culpa de nuestras desgracias. Pero la existencia del bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de medirnos a nosotros mismos”.
“A mí me gustaría morir con la responsabilidad de nuestras desdichas bien claritas”
He seleccionado textualmente los comentarios que a los dogmáticos infranqueables pudieran generarles algún rubor. Es precisamente por eso que los rescato, ya que están expuestos por Silvio con sinceridad, franqueza, valentía y un gran sentido de la autocrítica que es imprescindible para sostener cualquier revolución.
De más está decir que la de Silvio es una reflexión sumamente interesante y necesaria, en la que hace una defensa justísima de la Revolución Cubana pero como debe ser: sin poses deleznables, sin doble moral y sin posturas hipócritas.
Termino con esta cita del cantante, que firmo sin temblor: “Por eso invito a todos los que aman a Cuba y desean la dignidad de los cubanos a gritar conmigo ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!”
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