Las fuerzas populares en las
calles son una fuerza importante pero no definitiva ni decisoria a la
hora de un golpe, por más aguerrido que sea la masa revolucionaria,
el poder de las armas con que serían reprimido les impediría tomar
de nuevo el poder, eso debemos saberlo a conciencia.
La liberación de Suramérica
y aquel Ejército Libertador de Simón Bolívar, ante el coloniaje
español, fue indetenible por no existir barreras para traspasar fronteras
entre una patria y otra. Es un derecho que debemos rescatar e imponer
a la brevedad. La OTAN funciona de ésta forma para que el imperio se
defienda, de la misma forma se hace urgente que UNASUR genere la alianza
militar entre todos sus miembros para poder enfrentar de forma inmediata
cualquier golpe de estado en cualquiera de nuestras patrias.
Los ejércitos de liberación
y de defensa del socialismo, además, deben estar conformados no solo
por las fuerzas militares, la fuerza del poder popular tiene que tener
como defenderse con armas si es atacada con armas, se debe instruir
a todo militante de nuestra revolución para que sepa las nociones básicas
de estrategia y táctica de combate, hay que generar esta respuesta
que asegure una lucha capaz de conseguir victorias o de imposibilitar
al enemigo la toma de la explotación militar de nuestros recursos.
Antes que una Venezuela sometida por una invasión norteamericana, debemos estar seguros de poder enfrentarnos con capacidad militar y de poder inutilizar nuestra industria petrolera en cuestión de horas.
De triunfar con su ventaja
armamentista, les quedará un país incapaz de producir una gota de
petrólero, eso es bueno que ellos lo sepan desde ahora.
En honor al libertador Simón
Bolívar se debe crear de inmediato la formación del Ejército Libertador
donde por medio de alianzas estratégicas se pueda ir en defensa de
cualquiera de nuestras democracias inmediatamente que el imperio se
le ocurriese de nuevo intentar un golpe. Esto nos ahorrará las posiciones
románticas que eran ya casi las únicas posibles en Ecuador si se hubiese
continuado este golpe, en donde varios presidentes sobrevolarían los
aeropuertos de Ecuador sin poder aterrizar en ninguno de ellos y donde
nos obligarían a seguir la lucha en las instancias internacionales,
como sucedió en Honduras. Es preciso que este análisis se haga
de forma urgente.
De cada batalla, ganada o perdida, los pueblos deben de inmediato sacar la mayor cantidad de enseñanzas. Así como Chávez ayer comenzó a exigirnos la reaplicación de las tres R al cuadrado, que obviamente implicarán agregar otras R, entre las que se harán necesarias la R de Respuestas y la R de Resultados, así como aclaró que la lucha contra la burocracia y la corrupción debe ser frontal, de igual manera se debe aprender de la experiencia de Ecuador.
Muchos han escrito que lo que
sucedió en Quito, probablemente fue un globo de ensayo, que el pentágono
estudió todas las reacciones para saber contra que fuerzas se enfrentará
de tomar la decisión en breve tiempo de accionar de nuevo el golpe.
Ya sabe que las fuerzas militares no se polarizaron a favor de Correa,
que se quedaron como esperando órdenes imperiales, ya saben que el
pueblo saldrá a la calle en una batalla desigual de balas contra piedras
en la que difícilmente se obtenga una victoria y ya vio que Unasur
haría un sobrevuelo presidencial.
Dejar el tablero con las piezas
en sus mismos lugares es vivir a una jugada del jaque mate imperial,
en la demora esta el peligro. Avanzar es la única orden necesaria de
cumplir.
Nuestra América no se puede
perder, la fuerza de nuestro pueblo debe tener un respaldo armado si
es atacado militarmente, es imprescindible crear el Ejército Libertador.
Venceremos.