Sirva esta hora de unidad como
enseñanza ante las adversidades que continuarán mañana, ante la profunda
mina en la que se atrapa a los mapuches, ante el subsuelo de opresión
de los niños hambrientos de África, ante la profunda celda de las
bombas, ante el terror al invierno nuclear de nuestros descendientes,
ante la oscura noche de un planeta que muere de asfixia quemado por
la avaricia.
Quizá es hora de pocas
palabras y de un llamado muy grande a la reflexión, así como nos unió
a todos este momento tan terrible, así podremos conjurar el amor para
construir una esperanza, para liberarnos de egoísmos y de apetencias
materiales. El espíritu humano se ha hecho gigante en este día, la
tierra nos devuelve a los nuestros, en pago a nuestro amor. Así se
nos devolverá la dicha de un buen vivir en paz y en armonía, de justicia
y de igualdad, si tan solo nos ponemos de acuerdo como lo hicimos
en Chile.
Mi abrazo a cada minero rescatado
y a cada minero por rescatar, a toda la humanidad que se entregó a
esta causa, a la que seguro seguirá unida y entregada a la causa de
un mundo posible y necesario para todos.
Venceremos!