Desde principios de Diciembre que debo a mi Cuba amada unas líneas. Esperar a su 52 aniversario de aquel primero de Enero del 56 me complace y permite empezar un año con una reflexión que me llena de orgullo y sentido. Este Diciembre pasado volví a Cuba por algunos días, luego de dos años de ausencia. Quien conoce a aquel pueblo tan amado no deja de llevarlo dentro nunca, pero volver a estar con ellos, mirar su altivez, escuchar su palabra llena de coraje y dignidad, compartir su alegría, no deja de ser algo realmente mágico.
Lástima que no pudiéramos hacer un Tour al pasado y poder comparar con aquella Cuba humillada que se liberó de la bota yanqui, pero para eso está la memoria y una que otra foto y muchos huesos de héroes que cayeron por las balas de Batista. Para eso el hambre y la miseria, los orines de los gringuitos que venían a putear en Cuba, a humillar y a cagarse en la bandera hermosa de los hijos de Martí, muchos de ellos hoy en Miami lamiendo las botas a un imperio para el que solo cuentan cuando se va a cambiar de gobernador. De choferes, de dependientes de tiendas, de obreros, de servidores de los gringos o de soldados en Afganistán. Vociferando improperios contra los que se quedaron, contra los que construyeron esta patria hermosa que es la Cuba de hoy.
52 años de bloqueo que a pesar de lo cruel e inhumano, hicieron que el cubano se creciera gigante ante la insolente humillación de querer rendirlos por hambre y por dinero. 52 años aprendiendo a vivir sin necesitar venderse, demostrando al mundo su talento para reinventar todo lo que el imperio les negaba y sobre todo, creciendo y convirtiéndose en la hermosa patria que visito.
Entre mis invitados habían varios que no comulgaban con la Cuba que vende la propaganda gringa, que esperaban llegar a un país donde todo sería controlado, donde no podrían hablar con nadie o en donde las salidas seria planificadas para que no vieran al pueblo “oprimido y hambriento” Gente que no pudo menos que quedarse abismada con la dignidad y hermosura de mi Cuba amada. ¡Con cuanto orgullo les preguntaba! : ¿Cuántos policías has visto? -ninguno- contestaban. ¿Cuántos niños con barrigas llenas de parásitos? –ninguno- respondían. ¿Cuánta gente en la calle mendigando? –a nadie-
No se ve riqueza es cierto, no es igual al mundo de la opulencia burguesa y capitalista, pero mi Cuba es una patria liberada y socialista, con sus ciudadanos formados y preparados para contestar al mundo lo que ha pasado en estos 52 años de lucha por la nueva vida.
52 años y el resto que faltan, Cuba es la cuna, el semillero hermoso de donde hoy nace la Venezuela bolivariana y Bolivia, Ecuador y Argentina, Nicaragua y todos los pueblos en lucha. Donde el faro eterno de la voz de Fidel seguirá alumbrándonos a todos en el camino a la verdadera vida, digna y hermosa. Viva mi Cuba victoriosa y siga su camino de glorias.
Venceremos.
brachoraul@gmail.com
