El poder global y la guerra del caos: Libia…Gaza, Kosovo, Ruanda, Bosnia, Haití

1.- La asolación y destrucción de Kosovo es el resultado de la primera intervención militar dirigida por la OTAN

2.- Las resoluciones del Consejo de Seguridad, sobre todo en las dos últimas dos décadas, demuestran que la ONU no es garante de la paz: allí está el testimonio de los pueblos de Palestina, Somalia, Ruanda, Bosnia, Haiti

3.- El militarismo avanza: la izquierda, los movimientos sociales, los gobiernos revolucionarios, no pueden hacerse los desentendidos.

Efectivamente, no es que solamente está ardiendo las barbas de los vecinos. El capitalismo avanza destruyendo los lazos sociales, implantando el terror, generando “una nueva era de desigualdades”, imposibilitando un compromiso de vida de los colectivos sociales con la naturaleza.

4.- El uso expansivo del poder militar, de los Estados Unidos y la Unión Europea, asegura a los detritos de Davos imponer el flagelo de la guerra. Ese es el “verdadero drama humano”

En la guerra del poder global no hay campo, no hay lugar, para la posibilidad de continuar viviendo juntos por causa de su violencia cruel y sin sentido. El clima belicista y la predeterminación de las relaciones (sociales, nacionales y diplomáticas/internacionales) por la guerra del caos, obstruyen las posibilidades de negociación para la paz durante la guerra. Para el encuentro después que pasa o finaliza la guerra. La confrontación descontrolada, desbocada de la guerra pura del imperio. Afganistan, Irak, Bosnia, Palestina…Libia

5.- La guerra pura, la ultrapolítica, no es más que el mundo monopolar del equilibrio entre el miedo y la intimidación que impone el aparato militar de la elite imperial.

6.- La fuerza militar y mediática necesaria para los señores matanzas, no es suficiente para “imponer el miedo que los pueblos no toleran”.

7.- El mundo monopolar y la guerra del caos es ante todo la lucha de la elite imperial contra los movimientos emancipatorios y libertarios del mundo: Davos, la OTAN, la ONU, y el Protocolo de Kioto contra los pueblos, los pobres y trabajadores del mundo

8.- La interrogante se hace presente, en carne y hueso:

¿Los pueblos del mundo, los movimientos sociales, la izquierda y los gobiernos revolucionarios, se hacen cargo de las estrategias, propuestas y acciones insoslayables para desarrollar las políticas que derroten la guerra del caos y el odio a la democracia?

Es insoslayable: hay que construir una Internacional por la Paz, una fuerte alianza popular por la paz. Internacional y alianza autónomas del poder global y de las formas políticas supremacistas, antidemocráticas y autoritarias.

9.- La revolución bolivariana y el liderazgo del Presidente Chávez son un aspecto clave de la coyuntura internacional en donde esta juego, en donde se decide, por una parte la imposición de un caos mundial basado en la violencia y las abominables excrecencias del mercado capitalista y las tendencias totalitarias hacia donde avanza el mundo; por otra, el triunfo de los pueblos que luchan por el buen vivir y el socialismo, entre los cuales asume un papel significativo el pueblo venezolano

10.- La revolución bolivariana ha despertado importantes esperanzas en América Latina, África, Asia e incluso, en sectores de los pueblos de la Unión Europea y EEUU. El fortalecimiento y profundización de nuestra revolución es un gran aliento para todos los pueblos del mundo, para la modificación de la correlación de fuerzas a escala internacional, que crearía un nuevo balance estratégico a favor de la vida, de toda la vida. De lo contrario, la globalización neoliberal irá imponiendo las reglas de juego, que son las reglas de la muerte.

El feminicidio en México, la violencia y criminalidad del narcotráfico por todo el planeta Tierra…Las guerras, a escala mundial, de los señores matanzas de Davos, el Consejo de Seguridad de la ONU y los ejércitos privados.

El rechazo absoluto de la elite imperial a visualizar y a articular ética y política. De otra manera: el despotismo y totalitarismo que nada tiene que ver con un futuro armonioso y pacífico.

No existe de otra: hay que asumir, con coherencia y rigor, una política democrática y revolucionaria que reafirme: el principio de autodeterminación de los pueblos, la unidad de los pueblos y naciones contra las intervenciones del Consejo de Seguridad de La ONU y la OTAN , la desmilitarización de la política y las relaciones internacionales. La paz es esencial, determinante en este camino de esperanzas, de reafirmación de la vida contra la lógica de la muerte del capitalismo tardío.

fclugo50@gmail.com


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Francisco Cedeño Lugo


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