Por la paz y la regeneración

“Que el fraude electoral jamás se olvide.

Tampoco los miles de muertos inocentes”

Para la tarea de opinador que me he impuesto en los últimos diez años, sin más mérito que la generosidad de quienes me publican y la de los que me hacen favor de leerme, intento trepar a la punta de mi modesto otero para tratar de visualizar (otear) el panorama de conjunto o, por lo menos con una mayor amplitud, respecto de lo que se contempla desde el llano, sin dejar por ello de participar y percibir las sensaciones llaneras. Declaro lo anterior con la finalidad de permitirme la arrogancia de manifestarme en torno de los dos grandes movimientos que se registran en el México de hoy: el Movimiento por la Paz (MOPAZ) y el Movimiento por la Regeneración Nacional (MORENA), cuya coincidencia en el tiempo, el espacio y la materia genera amenazas de confusión y, en el extremo, de conflicto, cuando deben y pueden ser concurrentes al objetivo de salvar al país.

1.- El MOPAZ se caracteriza por ser unitario y transversal, en el que se busca la participación de todos, sin distinción de ninguna especie, mucho menos la de carácter ideológico o partidista, unidos en la convicción del rechazo a lo que no queremos y en la exigencia que se busquen alternativas que garanticen la recuperación de la paz y la seguridad con justicia. Como tal, este movimiento no propone ni adopta una fórmula específica de política, en cuyo caso dilapidaría su calidad unitaria y caería a la condición partidaria. Aclaro: cualquier fórmula específica tendrá quien la apoye, pero también quien difiera de ella; los intereses legítimos de unos no necesariamente coinciden con los, también legítimos, intereses de otros; peor aún si de métodos de aplicación se trata; el procesamiento de tales diferencias corresponde a las propuestas partidarias para, en última instancia, ser aceptadas o rechazadas por el ejercicio democrático. Se dice fácil, pero uno de los más claros síntomas de la disolución nacional es la ausencia de la ligazón suprema, esa que sobrepone el interés mínimo de todos por sobre cualquier otro interés de las partes. Esta es, a mi manera de ver las cosas desde el otero, la enorme riqueza que el MOPAZ puede y debe aportar a México.

2.- El MORENA, por su parte, gira en torno de un proyecto específico de país que se pretende progresista y que, por naturaleza, es opuesto al proyecto conservador; incluso puede ser diferente respecto de otras formas de progresismo, sea por grado de radicalidad o hasta por detalles de estrategia. Su aspiración fundamental es la de convencer a la mayoría de la pertinencia y la bondad de su propuesta para ganar en la confrontación democrática de las alternativas. En tal virtud, el MORENA es sólo parte que busca ser mayoritaria: es esencialmente un partido político, en el más amplio sentido de la palabra. Cobra especial importancia esta definición cuando, por razón del pudrimiento de la política, los partidos de la derecha y los politicastros de todos los colores, que han estado en el poder, apuestan a la propuesta mediática y mercadotécnica de las caras bonitas y los discursos rimbombantes pero huecos, diseñados para que todo se conserve igual, en beneficio de los privilegiados de siempre. Esta es la gran riqueza que le toca aportar al MORENA en beneficio de México.

3.- El interés supremo de que en México imperen la paz y la justicia implica que ambos movimientos –agrego el de los pueblos indígenas- logren sus respectivos objetivos. Corren por caminos diferentes pero concurrentes al final. La gente del MORENA es parte contribuyente al MOPAZ sin intentar ocupar el todo; ni siquiera puede darse la libertad de manifestarse en su apoyo, a riesgo de abrir un boquete en el afán unitario. Lo mismo sucede en el sentido contrario, independientemente de lo que los dirigentes en lo personal puedan preferir. No deja de haber quienes, desde sus oteros de lujo y con las cejas levantadas, intentan propiciar la confusión o quienes, ayunos de información política veraz, la ejercen. De los primeros sabemos a que intereses responden y su acción se da por sabida; me preocupan los segundos porque actúan de buena fe; que rechazan todo lo que huela a política y, aún más, a políticos, sin distinción alguna; los que ya no creen en nada ni siquiera en la verdad. Toda acción es educadora, pero la movilización lo es por excelencia: toca a las dirigencias poner especial empeño en enseñar la virtud que, por cierto, también en la política y en los verdaderos políticos existe. Así lo reclama el objetivo de la unidad, como también el de la mayoría democrática.

4.- Los ataques al MORENA y a Andrés Manuel López Obrador los doy por naturales, corresponden a su condición de parte. Me preocupan los que se enderezan contra el MOPAZ y contra Javier Sicilia, que no por disfrazados dejan de ser letales. Me preocupa que el régimen, en vez de aprovechar la pureza de reclamo de paz y justicia, se ahogue en contradecirlo tratando de salvar la cara: reclámenlo a los del crimen organizado y a los gobernantes de doble cara –responde Calderón- dejando un trozo de lengua cada vez que abre la boca para declarar; o que se creen comisiones de los mismos de siempre para discutir el tema y dejar que el tiempo regrese las cosas a su lugar.

La oportunidad es única y tendremos todos que cuidarla para no generar una nueva frustración.


Correo electrónico:gerdez999@yahoo.com.mx


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Gerardo Fernández Casanova


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