El pasado 9 de mayo se cumplieron 66 años de la derrota del fascismo en el marco de la segunda guerra mundial, ese día de 1.945 el Ejército Rojo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) toma Berlín e iza la bandera de los trabajadores en el Reichstag alemán en un hecho cargado de mucho simbolismo político e ideológico.
Esta hazaña histórica cobra mayor significado porque permite a la población de todos los países del mundo reconocer en el comunismo y en la valentía y sacrificio del pueblo soviético (con más de 22 millones de personas muertas en la segunda guerra mundial), a los libertadores de la raza humana de este flagelo que significó el fascismo como posibilidad cierta de dominio mundial en las décadas de los años 30 y 40 del siglo pasado.
Importante también resaltar que el fascismo por su concepción ideológica, por su programa político, por su forma de organización, por su practica, por su utilización del poder, por la negación de la participación popular y por su antihumanismo es lo opuesto de la teoría-practica de la liberación que significa el marxismo-leninismo, aunque haya gente en nuestro país que crea, presumo que por ignorancia, que el nazi fascismo tiene algo que ver con el comunismo.
A la par que celebramos esta fecha histórica del 9 de mayo, a 66 años de esa gesta, presenciamos el avance del fascismo de nuevo cuño, asesino como siempre y expoliador de las riquezas que solo deben pertenecer a los pueblos; evidentemente nos referimos al imperialismo norteamericano y a todas las demás formas de imperialismo existente y a las oligarquías locales que le hacen el coro y que están colocando en riesgo la vida en nuestro planeta.
Pero la lección histórica está allí y la lectura no puede ser fallida, los trabajadores y trabajadoras organizados serán la vanguardia de las masas conscientes para una nueva victoria de la esperanza y la dignidad.
Militante del PCV
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