“Amigas, no podemos seguir creyendo en pan de piquito, el pendejo debemos dejarlo bien lejos. No
comamos cuento, el país cada día es un desastre, eso de que su economía
creció un 4,5% es una gran mentira para engañar a esa manada de brutos
rojos que siguen a Chávez, hay que organizar brigadas para una batalla
que debe llevarnos a destruir a ese maleante y siniestro coronel y a
todos aquellos que lo siguen, porque si no lo hacemos, el país se hunde y
no podemos dejar a nuestros hijos, bajo ningún respecto, sin patria…y
bla, bla, bla…”
Palabras
más, palabras menos, eso fue lo que le escuché decir a un joven de al
menos 35 años, quien sostenía una conversación “política” con tres
señoras mayores, mientras esperaban todos ser atendidos, como lo hacía
yo en la sección de charcutería del supermercado Central Medeirense de
Plaza de Las Américas, el pasado sábado 21/05. Me acompañaba mi hija,
quien me recomendó no interferir en esa conversación y me pidió que le
pusiéramos la mayor atención, pues me decía que es bien bueno que
sepamos lo que realmente le pasaría a la inmensa mayoría de los
venezolanos que apoyan a Chávez si esa oposición fascista regresara a
Miraflores.
Para
algunos personajes de la izquierda que dicen apoyar el proceso
Bolivariano, a eso no hay que hacerle caso. Esos son radicales de la
extrema derecha que no saben de lo que están hablando, son todos una
tanda de absurdos que razonan con los zapatos, lo cual, sostenemos
nosotros, es sumamente peligroso para la revolución creer, como ellos
dicen, que son unos simples tontos que no saben lo que
hablan, pues no debemos olvidar nunca que ese tipo de conductas
agresivas la historia está llena de episodios que las muestran con
resultados terroríficos y que han sido dolorosas realidades. Sin ir muy
lejos, tenemos los casos relativamente recientes en nuestra América,
como fueron los crímenes y desaparecidos de la dictadura de Pinochet en
Chile, de las dictaduras argentina y uruguaya, las que, en conjunto,
dejaron un saldo de muertos y desaparecidos que no baja de los 60 mil.
La ONU nos acaba de informar que en Colombia los desparecidos sobrepasan
los 57 mil (*).
De
manera que esas palabras de ese joven fascista se corresponden con una
estrategia de esta oposición que tenemos en el país y que, en lo
absoluto es distinta a la se plantean en otros escenarios
internacionales. Así sucedió en Afganistán, en Irak, en la Franja de Gaza donde la operación “plomo fundido” israelita
asesinó, mediante sistemáticos bombardeos durante más de veinte días a
casi 1.500 personas y dejó un saldo no menor de tres mil heridos y ahora
(en estos momentos) algo similar lo hace la OTAN con el pueblo de Libia
y en este caso utilizando misiles teledirigidos desde barcos y aviones
sin pilotos, estacionados en el Mediterráneo.
Seguí
el consejo de mi adorada hija y sólo me limité a escuchar las
barbaridades que dijo el joven sujeto. Efectivamente, esa gente está
carcomida por un odio extremo que llega a plantearse como su única
salida “política” (así lo dicen) para salir de Chávez, el crimen en
masa, en una especie de operación “Cóndor”(**), pues repiten en sus
discursos que el asunto no se resuelve acabando con el hombre de la
verruga, también hay que matar a Correa, a Evo, a Daniel Ortega y a la
“manada” de sus seguidores.
(*) http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/628168.mas-de-57-mil-desaparecidos-en-colombia-onu.html
(**) www.es.wikipedia.org/wiki/Operación_Cóndor
oliverr@cantv.net