El atentado ocurrido en Noruega el pasado viernes 22 de de julio, con saldo de más de noventa personas fallecidas, tiene un significado simbólico para los operadores de las transnacionales y las élites globalizadoras: generar una alarma mundial para amedrentar a millones de personas en diferentes latitudes del mundo y a líderes que promueven la paz y la autodeterminación de los pueblos. Analicemos este caso.
Este hecho, que pretende ser silenciado por las transnacionales de la comunicación y sus operadores locales, forma parte de los intentos de los grupos imperiales que buscan estimular prácticas y métodos fascistas, ante la pérdida de credibilidad política que experimentan las formulas del neoliberalismo.
Anders Berhring Breivik, el asesino-terrorista que ejecutó este sanguinario atentado, representa la uña del mounstro fascista, que se esconde detrás de la cortina mediática creada sobre éste hecho. Además del lamentable saldo de victimas fallecidas, el mayor daño de esta acción, consiste en el mensaje mediático que pretende ser llevado a la población: el tiempo requerido en su planificación, el contenido subliminal del mensaje y el silencio cómplice de los medios imperiales y serviles, quienes lo presentan como la acción aislada de un loco, o simplemente no lo presentan.
La acción de este sujeto, fue meticulosamente alimentada durante más de once años -quizás mucho más- por el odio que día tras día llevan las transnacionales a niños, niñas y adolescentes, a jóvenes y adultos, a través de los medios de comunicación, -especialmente con el uso del internet, de videos-violentos, del cine y los juegos de guerra- cuyos mensajes cargados de violencia buscan sugestionar a la población, a los fines de crear las condiciones para atentar contra los valores emblemáticos de la igualdad, de la justicia social, del trabajo y con todo aquello que consideran una amenaza a los intereses ultraconservadores del orden capitalista. Esta es una de las razones por la cual la secta a la que pertenece este terrorista confeso, atacó el campamento de la Juventud del Partido Laboral, que se encontraba en la isla de Utoya.
La figura mencionada tiene una personalidad pre-escrita: (ver Frei Betto, en http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/08/01/el-terrorista-rubio-de-ojos-azules/) rubio, ojos azules, con figura de gimnasta. Bajo su condición de productor agrícola, adquirió los insumos que utilizó en la tragedia. Durante mucho tiempo este personaje alimentó su conducta enfermiza, a través de la información generada por los centros del poder globalizador: ingresó a un club de tiro, creó redes sociales virtuales y reales, multiplicó su odio racial, cultural y social, hasta concretar el triste escenario del pasado viernes 22 de julio. Sin duda alguna, la sugestión mediática fascista logró su propósito con Anders
Los hombres y las mujeres, los niños y las niñas del presente y el futuro debemos asumir los retos del mundo globalizado, que es el mundo de la exclusión individualista, donde Los Anders, sugestionados por el odio de clases, se inhumanizan y acaban diariamente con la vida de noventa y tres, de una centena y miles de seres humanos.
La respuesta a la barbarie -que llega en forma de información mediática- debe ser la organización, el aprendizaje y la conformación de redes locales, donde los niños y niñas generen una cultura del compartir, del trabajo sustentable en función de los seres humanos.
Un mundo nuevo es posible: el mundo socialista
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