Calderón, traidor a la patria por entregar el país a los EEUU, pero la clase política se acomoda

 

1. El presidente Felipe Calderón puede ser juzgado “por traición a la patria”, por haber permitido la presencia de militares extranjeros en territorio nacional y avalar que el gobierno de Estados Unidos tome el control del espionaje mexicano y de todo el sistema de información y comunicaciones con el pretexto de combatir el narcotráfico, advirtió Manuel Bartlett, ex secretario de Gobernación. Consideró que el hecho de que Calderón haya firmado una carta de entendimiento secreta con el presidente Barak Obama, en la que se pacta la operación directa en México de agentes de la DEA, la CIA, la FBI y el Pentágono viola la Constitución, ya que no tiene facultades para hacerlo. Bartlett, después de ser un altísimo funcionario, incluso precandidato presidencial, comenzó a caminar hacia la izquierda y por eso fue vetado en su propio partido, el PRI. A partir de entonces ha tenido intervenciones valiosas, pero su historia lo condena.

2. No tengo duda que Calderón debe ser juzgado como “traidor a la patria”, pero antes que concluya su sexenio; sin embargo, no debe olvidarse que la entrega abierta de México se inició en 1982, al firmar De la Madrid la llamada Carta de Intención en ese año con el FMI, que lo obligaba finalmente a someterse a la supervisión de los EEUU a su política, programas económicos y de presupuesto. Así que si hoy México está lleno de militares y policías yanquis del Departamento de estado, de la CIA, FBI, DEA, bajo el resguardo de la embajada yanqui, responde a aquel acuerdo y a la llamada “iniciativa Mérida” firmada por Bush y Calderón aquel 13 de marzo maldito de 2007 cuando aprehendieron a más de 100 jóvenes cuando nos manifestábamos protestando en Mérida en repudio a esa reunión cumbre.  La realidad es que Calderón, al llenar las calles del país con ejército, policías, cámaras en calles y edificios, es un fascista de nuevo tipo.

3. Así lo explica el obispo de Saltillo Raúl Vera López –quien ha calificado a Calderón de dictador y a los miembros de su gabinete de fascistas- al decir que la delincuencia organizada está amalgamada con el Estado mexicano y que ya no hay límites entre el aparato represor estatal y el hampa. Vera afirmó que el despliegue de las fuerzas armadas como estrategia de la guerra de Calderón –junto con el fracaso del sistema judicial- degeneró ya en una situación caótica en el que el Estado prácticamente tiene pelotones de fusilamiento. (Proceso 30 de enero de 2011). Ebrard, el jefe de gobierno del DF dice lo contrario: “Nosotros vemos bien todas las acciones que se puedan tomar, ya sea por instancias federales o locales, y más si las hacemos de manera coordinada”; esto refiriéndose al operativo militar y policiaco en la Colonia Obrera del DF. Lo mismo declaró su jefe policiaco Mondragón y Kalb y su procurador Miguel Mancera.

4. Hace unos días fue cateado el domicilio del poeta Efraín Bartolomé y otras dos casas vecinas por los “marines mexicanos” con el objetivo de intimidar y con el argumentote búsqueda de armas y droga. La realidad es que los milicos del Ejército y la Marina no sólo ocupan estados de la República, sino también los hacen de manera brutal en el DF donde se supone que gobierna un partido de oposición de centroizquierda. Ya la revista Proceso denunció en enero de este año que “los cuerpos de infantería de Marina usados por Calderón para operaciones terrestres, al estilo de los ‘marines estadounidenses’, están cada vez más presentes en centros urbanos –incluida la Ciudad de México- sin que sus actuaciones cuenten con el aval del Congreso. Pertrechados con armas de asalto de alto poder, ejercen control de calles en la capital del país para labores de vigilancia, cateo e inspección, pero en cualquier momento pueden entrar en combate urbano”.

5. La realidad es que las fuerzas armadas mexicanas tienen -además de dilapidar miles de millones de pesos en la guerra de Calderón- muchos más millones para enviar a decenas de miles de militares para ser entrenados en EEUU, Israel y Colombia por el mismo ejército yanqui. Estos entrenamientos “contra motines y guerrillas” llevan ya muchas décadas, pero desde que asumió el gobierno Calderón se han intensificado. Le han dado tal urgencia a esos “entrenamientos” que se está construyendo en el estado de Puebla, México, una base militar yanqui –que le llaman escuela- como las otras que hay en Colombia, Costa Rica y demás países. De esto muy poco se habla porque los medios de información silencian el hecho. Los ejércitos y policías yanquis invaden México, América Latina, el mundo y los políticos del PAN, PRI, PRD no dicen ni pío. ¿Quién va a juzgar a Calderón como traidor si las elecciones son un buen entretenimiento?

6. Calderón ha sido peor que Fox. Éste era un corrupto, además de payaso simpático, como todos los payasos; pero Calderón tiene el discurso, la cara, los gestos de fascista. Le importa que hayan sido asesinados en su guerra mucho más de 50 mil personas y que más de 10 mil personas hayan sido enterradas en fosas clandestinas; para Calderón la guerra debe continuar aunque diariamente mueran decenas o cientos de inocentes; mientras tanto él y sus amigos se echan sus buenos whiskys un día sí y otro también. Por todo ello y mucho más: desempleo, salarios de hambre, entrega de la economía, migración, debe ser declarado –como dice Bartlett (el tatemado)- “traidor a la patria”. Pero la pregunta es: ¿qué político distraería sus objetivos por lograr una diputación, senaduría o gubernatura en demandas que en este momento “pueden perjudicarle”? Bartlett se siente de centroizquierda pero no se ha hecho una autocrítica profunda.

7. Aunque los trabajadores no tienen “patria”, ni fronteras, porque éstos son conceptos impuestos por la burguesía para dividirlos en el mundo, pienso como Bartlett en que ya es insoportable esta situación y hay que exigir la renuncia de Calderón para parar los miles de muertos y el desplome del país. Está bien como consigna de combate, pero hay que estar muy atentos en lo que sucede y pensar en las posibilidades reales. Ante la falta de una izquierda fuerte lo más seguro es que el PRI, el PAN y el PRD continúen controlando todo quedándose con el gobierno para que todo siga igual. En este punto siempre han tenido la razón los anarquistas: mientras la población mexicana no tenga la suficiente conciencia para autogobernarse cualquier cambio de partido y de gobierno será un cambio para que las cosas sigan igual. Mientras tanto hay que seguir luchando desde abajo siempre en espera de que el capitalismo estalle en mil pedazos.

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Pedro Echeverría V


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